Capítulo 23| No renunciaré a ti

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—Por favor basta

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—Por favor basta.

Perdí la cuenta de las veces que mis labios soltaban esas palabras hasta que de pronto eran dichas en automático a causa de mi subconsciente. Era al igual que estar en un estado entre despierto y dormido, incapaz de distinguir la realidad de una pesadilla.

Todo lo que recuerdo era haber ido a casa del Doctor o al menos eso fue lo que él dijo, con estos ojos era imposible confirmar aquello. Todavía recuerdo el sabor de la sopa de pollo que me dio de cenar seguido de la dulzura de la leche, tan pronto bebí de ese vaso mi cuerpo se relajó, pensé que era el cansancio y cerré mis ojos por un instante.

No sé cuanto tiempo transcurrió desde entonces, desperté a causa de un balde de agua fría que fue arrojado hacía mi. Exclamé del susto como del frió, no era capaz de entender que sucedía, menos de visualizar algo dado mi ceguera. El agua helada se resbaló por toda mi piel, en busca de un refugio de calor abracé mi cuerpo para percatarme de la falta de ropa. Rápidamente deslice mis dedos por lo largo de mi pecho descubierto, el
pánico se apoderó de mi ante la idea de que alguien me había desnudado.

No pude procesar lo que ocurría cuando de pronto escuché el sonido del agua salpicando contra el suelo que se sentía de piedra. Exclamaciones como quejidos llegaron de todas partes, todas voces jovenes. Había más dentro de ese lugar, no estaba sólo.

—¡¡Levántense, Zorras!!— Ordenó la voz autoritaria de un hombre mayor a mi parecer seguido del sonido de más agua siendo derramada sobre nuestros cuerpos desnudos.

—¡¿Qué significa esto?!— Preguntó una voz que al parecer se hallaba cerca de mi. Hice un esfuerzo por calmarme e intentar prestar atención a donde se encontraba cada persona.

—¡¿Dónde están nuestras ropas?!

—¡¿Quién eres tú, bastardo?!

Al parecer no era el único que estaba confundido con toda esta situación.

—¡Cierren la boca, Zorras!— Escuché un estruendo que me hizo asumir que azotó el balde contra el suelo. Salté del susto, mi corazón tembló junto con mis rodillas lastimadas por el filo de una de las piedritas del suelo—. Si por mi fuera les cortaría la garganta por su falta de respeto al dirigirse hacía un Alfa de mi categoría. Pero son mercancía valiosa y tienen que estar intactos para nuestros clientes. Será mejor que se olviden de la vida que solían tener, a partir de ahora se convertirán en las perras leales de su comprador, les abrirán las piernas cada vez que ellos lo deseen. Por el momento serán exhibidos en una vitrina para ser subastados al mejor postor, esta vitrina tiene huecos específicos donde los Alfas podrán tocar la mercancía, les aconsejo que no pongan resistencia aunque hay algunos clientes que se excitan más con los chicos desobedientes. Más les vale que nos hagan ganar dinero.

—¡Mi alfa te matará cuando se entere! Vendrá a buscarte y te cortará la cabeza — Gritó con rabia una persona dentro del cuarto. No podía verlo, pero por su tono de voz sabía que tenía confianza en que su novio lo encontraría.

Derríbame | JINXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora