Capítulo 25| Oculto

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En el aire se respiraba la más pura de las perversiones mezcladas junto con el humo de los puros que opacaban el más exquisito olor de los perfumes

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En el aire se respiraba la más pura de las perversiones mezcladas junto con el humo de los puros que opacaban el más exquisito olor de los perfumes. Las risas de fondo molestaron mis oídos como el zumbido de un mosquito. La alegría de las personas difería de la agonía que sentía al cruzar el pasillo polvoriento siendo prácticamente arrastrado hacía mi inevitable destino.

Por un segundo todo me pareció irreal, era como si hubiera entrado dentro del cuerpo de un desconocido con una vida apunto de cambiar drásticamente. No podía dimensionar la gravedad de esto. ¿Cómo podía estar pasándome esto a mi? ¿Qué había hecho yo para merecer esto? ¿Cómo había llegado a este punto en mi vida? Era todo tan estúpido que me hacía hervir la sangre y lamentar por tener esta existencia.

¿A caso esto era todo lo que yo podía vivir? ¿Una vida llena de miserias? ¿Es esto todo lo que puedo conocer? Porque sin importar cuantas veces salga de una situación espantosa termino dentro de otra experiencia traumática, jamás se acaba. ¿Por qué tenía que sufrir de esta manera? ¿Por qué no puedo conseguir nada maravilloso para mi?

A mi corta edad sé lo que es no tener opción y ser arrastrado una tras otra vez a situaciones en las que no desearía nadie estar. Conozco lo que es hundirse en la oscuridad de la miseria, y aún así ver el amanecer salir por las ventanas rotas de la desesperanza. Más veces de las que puedo contar he tenido el deseo de no existir. Sé lo que es que otros te miren con desprecio y den por hecho que eres incompetente juzgando a partir de sus privilegios.

Estoy tan cansado de sentirme asustado, y aún así mi cuerpo salta cuando escucho un sonido fuerte, una voz gritando, una puerta siendo tocada o azotada. No puedo controlarlo, estas experiencias están marcadas en mi, mi cuerpo ya no es mio, esta vida ya ni es mía. Nada me pertenece.

Pensé que no me importaba que clase de vida tuviera siempre y cuando mi abuelita pudiera estar a mi lado. Pensé que no era tan malo no comer otra cosa más que patatas siempre y cuando mi abuelita estuviera ahí, pensé que no era malo hacer la tarea a la luz de las velas porque el pago de la electricidad venció o que estaba bien llevar el mismo par de tenis cada año aún si estos me sacaba ampollas. 

Pensé que si me conformaba con eso la vida sería mucho más sencilla. Estudiar, trabajar y no ser egoísta ni codicioso se suponía que haría las cosas mejor. Pero cuando más tratas de salir de la arena movediza más te hundes. Todo lo que amo, todo que quiero, termina siendo arrebatado de mi vida.

—Señor "Y" Aquí está su pedido— Escuché la voz de mi escolta seguido de un empujón desde mi espalda. Choqué con algo que parecía ser una cortina y a falta de la vista tropecé y caí sobre algo blando... ¿Una cama?

—Retírense— Dijo una nueva voz, asumo que provenía del Señor Y.

—Enseguida.

Escuché pasos alejarse, rápidamente entendí que me habían entregado a mi victimario. El corazón me tembló, tenía ganas de llorar, de gritar, de escapar lo más lejos posible pero a falta de la vista solamente podía "reincorporarme" en la cama y retroceder sin rumbo fijo, en consecuencia caí del colchón. Me pegué contra el suelo, del golpe y del susto mi cabeza no era capaz de pensar, todo me daba vueltas, creo que escuché una voz pero todo parecía distante.. Lejano.

Derríbame | JINXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora