18. run

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—¡Conrad!, ¡Bajate del coche! —tocaron la ventana del coche alumbrando dentro—

—Tienes que irte..—susurre quitando el seguro de la puerta del coche—

—No me dejes solo —suplicó y atenaze los dientes poco convencido.— por favor.. —sus ojos rogaban por mi presencia, rogaba por un poco de compasión. Suspiré mirando hacia fuera, a ellos que no dejaban de tocar el coche—

—Bien. —gruñí. Me baje del auto y el imitó mi acción—

Una mujer rubia de ojos verdes lo abrazo con fuerza, ella era su madre, la señora Miller.  Me mantuve apoyado sobre el coche con cierto recelo hacia lo que podría pasar, que reacciones podrian haber de parte de los Miller.

—¿Quien es el? —le preguntó—

—El es Azora, es mi amigo, el me rescato madre —murmuro Conrad con sus ojos llorosos, la señora Miller acarició sus rizos y se acercó a mi—

—Azora, gracias por traerme devuelta a mi niño, no es fácil lidiar con sus berrinches.

—¿Berrinches?

—Sí, sabemos que odia los pequeños encuentros con gente de negocios en la mansión. —sonrió manteniendo una perfecta postura, viéndose elegante y con clase, sacándome de mis casillas—

—Eso no fue un berrinche señora Miller, a Conrad lo secuestraron. —demandé con cierta molestia, como es que no les preocupaba este niño.

—¿Y como sabes tu eso? —preguntó con cierta burla en su mirada, pero la mía se mantuvo firme y molesta atacando sus ojos verdes.—

—Porque el secuestrador me marcó a mi para ir a por el.

Aquella mujer miró a Conrad y el castaño asintió levemente sin soltar a la mujer.

—Muchas gracias.. Az?-..

—Azora. —completé—

—Azora, estoy muy agradecida —sonrió e hizo una pequeña reverencia— ¿Gustas pasar lo que queda de noche aquí? —preguntó con falsa amabilidad y negué—

—Muchísimas gracias Señora Miller, pero me esperan en casa. —sonreí con falsa cortesía y Conrad se adhirió a mi como una sanguijuela en un abrazo que se negaba a soltar— suéltame mequetrefe —susurre y este negó—

—¿Cuanto dinero te debo por su rescate?.

—No necesito de su dinero señora Miller, lo hice porque este chico es mi amigo.—mire a Conrad que seguía suplicando con su mirada—

—No quiero quedarme solo aquí.. —susurro y tome el puente de mi nariz irritado—

—Bleu me espera en casa —argumenté—

—Llévame contigo —suplicó—

—Debes estar con tu familia. mañana no tengo trabajo... por si quieres ir. —demande y este asintió algo triste pero conforme—

—Nos vemos luego Azora —murmuro con ternura y sonreí revolviendo su cabello—

—Descansa niño —se soltó finalmente con un severo temblor en su nariz, siendo recibido por los brazos de su madre— hasta pronto Señora Miller —me despedí y me subí al coche conduciendo devuelta a casa—

El reloj marcaba las 5 y 30 de la mañana, el cielo comenzaba a aclarar poco a poco y yo lo único que quería era dormir debido a la cantidad de horas que tuve que conducir, mi cabeza dolía y solo tenía ganas de ver a Bleu..

—¡Mono!, ¡¿Estas bien?!, ¡¿No te paso nada?! —habló en cuanto abrí la puerta mirándome de arriba abajo en busca de alguna herida—

—Estoy bien Bleu.. —la abracé con fuerza, sentía miedo, ese chico que se hacía llamar mi hermano provocaba un terror abismal en mi ser, miles de recuerdos que deseaba olvidar volvían a mi cabeza haciéndome sentir tan pequeño, tan débil...—

Metanoia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora