House Of Cards

Prólogo

Todos creían que en esta sociedad existían solo tres tipos de género, los alfas, betas y omegas.
Todos estaban completamente equivocados, ya que existían más que solo ellos.

Estaban los alfas, los que estaban al mando en esa jerarquía, los más fuertes, los de las feromonas más fuertes, los más resistentes y claro los mejores en todo.

Los betas, que para todos no eran para nada importantes, ya que se consideraban simples humanos, sin olor, sin lobo, eran simples mortales.

Los omegas, que eran considerados la casta más débil, pero claro que al pasar los años, pudieron cambiar eso, demostrando que podían hacer cosas importantes también, no tanto como los alfas, pero se consideraban más importantes en esta sociedad.

Claro estaba, que ahora se dieron cuenta que aquellos cuentos que les contaban de niños, si eran real, que no solo esas tres castas existían, que habían otras dos que eran más poderosas.

Hablando de los enigmas y los sigmas.

Los enigmas estaban por encima de toda casta, eran los más fuertes, los más ejemplares seres que podrían existir, con solo una mirada podrías caer de rodillas ante de ellos pidiendo clemencia, que son sus feromonas podrían cambiar la casta de cualquiera, unos seres majestuosos y peligrosos.

Claro que los sigmas no se quedan atrás, con una belleza sin igual, capaz de hacer lo mismo que hacían los enigmas, tan solo con mirarlos podían hacer que cualquiera se doblegará, no eran como cualquier Omega, eran mucho más poderosos.

Al saber eso, Jungmin ahora no sabía que hacer, porque se había enamorado de dos enigmas, provocando el caos en toda su familia.

Mientras que Juno intentaba como decirles que su destinado era el hijo de su tío Taehyung, todo se iba a volver un maldito caos.

A veces la familia podía derrumbarse como una casa de cartas.