Capítulo 11

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Aunque aquella chica lo saco de aquel apuro, aún se sentía bastante asqueado. Así que se separó de ella para poder ir a vomitar, hace días que no comía bien, hace días que se sentía tan débil y miserable, ya no sabía que hacer.
Solo se lavo el rostro unas cuantas veces para poder quitar rostro de que había llorado, solo quería salir de ese lugar.

Sin pensarlo dos veces tomo sus cosas y salió de la universidad, solo quería ir a casa, solo quería encerrarse  en su cuarto para nunca más volver a salir. Tomo su auto manejando a toda velocidad para llegar a lo que llamaba su hogar, cuando ya estuvo frente a la puerta de su casa fue que empezó a buscar las llaves de la casa.

– Vaya, vaya – sus manos comenzaron a temblar – ¿Que crees que haces,Jungmin? ¿Escapando?

– D-dejame – siguió buscando las llaves, hasta que las encontró – déjame en paz, por favor – suplico.

Jisung lo tomo fuerte de las mejillas haciendo que se quejara del dolor, sus lágrimas no tardaron en salir.

– Te dije que no me hicieras enojar – ahora lo tomo del cuello para tírarlo al suelo – vas a abrir esa boca como la puta que eres y me la vas a chupar ¿De acuerdo? – este negó, provocando más el enojo del alfa – ¡¿De acuerdo?!

– N-no, por favor – volvió a suplicar – por favor.

– Cállate, maldita zorra – lo cacheteo para luego tomarlo del cabello – vas a obedecer – se desabrochó su pantalón y saco su miembro ya erecto – vamos abre esa linda boca que tienes.

Jungmin se retorció cerrando su boca, con las lágrimas nublando su vista, no quería esto, ya no quería esto.

– Que abras te digo – lo sarandeo del cabello, así que este solo abrió la boca y obedeció – eso es, ahora más profundo – empujó hasta lo más profundo de su garganta lastimandolo.

No detuvo sus embestidas hasta que ya estuvo satisfecho, dejando al alfa tirado en el suelo llorando abrazando sus piernas, solo pudo escupirle en el rostro burlándose de él por ser tan idiota. Alejándose de aquella casa, mientras que Jungmin seguía en el suelo intentando con todas sus fuerzas levantarse, hacer que todo terminara de una vez.

– ¿Jungmin? – Jimin no podía creer el estado en el que se encontraba su hijo, tirado en el suelo temblando de miedo – bebé ¿Que pasa, cariño?

Este al escuchar la voz de su madre se levantó rápidamente, para abrazarlo de la cintura y hundir su rostro en el cuello de este.

– M-mami – sollozo abrazondose más fuerte al Omega – mami, ayúdame.

– ¿Que pasa, corazón? – acarició con suavidad su cabeza – dime qué te tiene así.

Jungmin quería decirle lo que estaba pasando, quería decirle todo, pero, a la final no pudo. Solo se quedó callado intentando buscar el olor a uva de su madre, necesitaba con todas sus fuerzas volver a sentirlo, como aquella primera vez que lo sintió cuando era un bebé.

– Jungmin – Jimin lo tomo de sus mejillas para que lo viera a los ojos – necesito que confíes en mí, no soy tonto y te conozco desde siempre, amor. Quiero que me digas lo que está pasando contigo – este negó con la cabeza, así que Jimin decidió que lo mejor era hablar – ¿Es porque te atraen los alfas?

Este se separó bruscamente del Omega, entrando en un ataque de pánico en ese momento ocasionando que Jimin se preocupara, así que lo tomo nuevamente de las mejillas tratando que su hijo respirara con calma.

– Despacio, respira despacio – este se fue calmando cuando sintió las feromonas de su madre – eso es.

– ¿C-como... Cómo lo sabes?

– Te dije que te conocía y no me importa si te gustan los alfas o los betas – volvió a abrazarlo – eres mi bebé, mi lindo y tierno cachorrito – beso su frente – siempre serás eso ¿Es eso lo que te tiene sin comer? ¿Es eso lo que apagó a tu lobo?

– Mamá – volvió a hundir su rostro en el cuello del Omega – quiero decirte todo, pero no es el momento, perdóname.

– Cuando sea el momento, necesito que me lo digas.

– Lo haré, lo prometo.

...

Todo se calmó un poco, como cuando pasa una tormenta en el mar y luego todo se calma, así estaba todo dentro de él, pero aún así tenía miedo porque cuando las cosas se ven con demasiada calma es cuando empezaba el verdadero caos. Solo se dirigió de nuevo a la universidad esa mañana, el día anterior le había pedido a su madre dormir con él, como cuando era un niño y eso claro estaba que no lo molesto, solo quería volver a aquellos tiempos en los que solo se abrazaba a su madre y nada más.
Esa mañana igual tenía miedo, tenía mucho miedo, solo espero unos cuantos segundos para tomar aire, hasta que por fin decidió entrar.

Claro que como había dicho, la calma no dura para siempre, siempre te tenías que preparar para lo peor y lo peor estaba por llegar, porque cuando sintió como era tirado al suelo hacia una habitación lo bastante oscura, se dió cuenta que todo estaba mal, muy mal.

– Ahora si, te vas a vestir como la zorrita de nosotros – su cuerpo comenzó a temblar.

Cuando algunas prendas fueron tiradas a su rostro, supo en ese instante lo que tenía que hacer, así que se vistió con un uniforme de porrista. Para luego subirse a una mesa a bailar, sus lágrimas no tardaron en aparecer, ya no sabía cuántas veces lloraba al día. Esa era la única manera de calmar su dolor.

Por favor, que alguien me ayude, por favor.

Aunque sabía que eso nadie lo iba a escuchar, nadie escucharía sus gritos de ayuda. Ya cuando sintió las manos de aquellos alfas recorrer su cuerpo, se dió cuenta que volvería al mismo bucle.

...

Ya no podía soportarlo más, había soportado los últimos días ver cómo torturaban a su cachorrito, está vez no se quedaría con las manos cruzadas.
Y cuando escucho aquellos lamentos en sus pensamientos, cuando escucho la voz de su alfa llamarlo pidiendo ayuda, fue que decidió actuar.

– Changkyun – su mejor amigo lo detuvo – no podemos hacer esto.

– Mírame hacerlo, me cansé de que ellos se crean superiores – lo empujó para luego de una sola patada romper la puerta – es hora de que me divierta con unos cuantos hijos de puta.

– Changkyun – San no paraba de gritarle para que se estuviera, sabia perfectamente como era su amigo cuando algo lo enojaba– ¡Changkyun! – grito por última vez, tratando que se detuviera.

Pero ya era tarde, cuando vio a uno de aquellos alfas ser lanzado por la ventana, se dió cuenta que habían liberado a la bestia y nadie quería hacer eso, porque un enigma era el mismo diablo cuando alguien lo hacía enojar. Cuando vio que Changkyun se acercaba a otro alfa con cara diabólica, fue que decidió acercarse a Jungmin para cubrirlo con su chaqueta.

– Todo estará bien, ya estamos aquí – cuando escucho un grito desgarrador, decidió sacar al pequeño alfa de ahí.

No quería que Jungmin presenciara como Changkyun le rompía las piernas a uno de aquellos alfas que habían abusado de él, simplemente lo levanto cuál princesa para sacarlo de aquel lugar.

– Se atrevieron a tocar lo que me pertenece – se acercó a otro de los alfas – van a sufrir.

– Por favor, esto fue idea de Jisung – dijo uno de los alfas temblando – él está planeando con Haerin drogar a ese alfa para que embarace a la Omega.

– ¿Quien es esa maldita Haerin?

– Es su destinada.

En ese momento al enigma solo le pasó una cosa por su cabeza, no había esperado tanto tiempo en encontrar a su alfa, para que una insignificante Omega se lo arrebatará de las manos.
Tomo del cuello al chico para luego con su mano libre partirle el brazo, de igual manera había abusado de su cachorrito.

– Haerin – sonrió macabramente – si te atreves a tocarlo, te matare maldita Omega.

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