Capitulo 5

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Cuando sus pies tocaron de nuevo el país que lo vio crecer, quería sentirse feliz, quería sentirse dichoso de por fin volver, pero tener a Jisung detrás de él, inspeccionando sus movimientos con aquella mirada. Fue que se dió cuenta que la felicidad no existía, que todos esos años de tormentos en la primaria jamás iban a desaparecer de su vida, así que lo único que pudo hacer fue caminar hacia el auto que los estaba esperando, para volver a casa.

– Es increíble estar de nuevo aquí – Jungmin lo miro con enojo, quería matarlo, arrancarle la cabeza para que lo dejara en paz – ¿Cómo será la nueva universidad? Me divertire tanto contigo.

– Cierra la boca – esta vez lo tomo del cuello de la camisa – no soportaré un trato más así de ti ¿Me oyes?

– Señores, Kim – la pareja los miro a ambos, haciendo que Jungmin los soltará – ¿Que opinan de esos alfas que les atraen otros alfas?

– Va en contra de la naturaleza – Namjoon no quería sonar tan duro, pero como había sido criado, tenía la idea que relaciones de la misma casta era errónea – son personas que están confundidas de lo que deberían seguir.

El corazón de Jungmin se detuvo, quería llorar en ese momento, sabía muy bien que su padre no aprobaba ese tipo de relaciones, lo sabía muy bien, pero de todas maneras dolía. Y claro que Jisung al ver cómo se había puesto el alfa, fue que decidió sacar la otra carta que tenía bajo la manga.

– ¿Y si alguno de sus hijos les gustará otros alfas? – Jungmin lo miro bastante sorprendido.

– ¿Que cosas dices ahora, Jisung? – Jungmin quería arrancarle la lengua.

– No habría problema, desde que Juno estaba muy pequeño sabíamos que algo así podría pasar – Namjoon miro a su hijo con cariño – aunque ya sabemos que eso no es así.

– Es verdad – el menor decidió hablar – hay demasiados omegas hermosos para fijar mi vista en algún alfa, eso para mí no está bien.

Otra punzada a su corazón, claro que Jimin había notado todas las expresiones que había puesto su hijo mayor, en ese momento se dió cuenta que su hijo mayor se sentía atraído por los alfas.

– Creo que debemos parar con todo esto, si alguno decide salir con otro alfa siendo alfa no le veo lo malo – eso hizo sentir un poco cálido el corazón de Jungmin – amor es amor.

Y por primera vez, solo por esos cuántos segundos, fue que se sintió feliz, sintio un poco de alivio.
La llegar a su casa de hace años, fue el primero que salió del auto, lo que no espero fue que Jungmin lo tomara del brazo.

– No creas que esto se quedará así, tú madre puede decir muchas cosas, pero si recuerdas muy bien nisiquiera eres su hijo – volvió a la tormenta – te puedo destruir en segundos, Jungmin. No me provoques maldito alfa fenómeno, tú querido padre y tú hermano jamás te aceptarán, estás completamente solo y si no haces lo que te digo, vas a sufrir como no tienes idea.

Con eso el alfa se alejo, dejandolo completamente solo, haciéndolo sentir bastante miserable, su corazón se estrujó en mil pedazos. Así que se dirigió hacía su cuarto para encerrarse, hace años que no había estado en su habitación, ver aquel lugar tan impecable, como cuando era niño.
Pero, no podía sentirse en casa, se sentía tan solo, así que solo se refugio en su cama para llorar, no podía más, ya no sabía cuánto más aguantaría ese tormento, no sabía cómo podía con todo esto.

– ¿Jungmin? – su madre tocó la puerta – Jungmin, tu hermano se fue a inscribir a la universidad, ¿Quieres ir con él?

– Dile que me de unos minutos, mamá.

Jimin simplemente se alejo del lugar, algo dentro de él le decía que su hijo estaba mal, pero no sabía cómo acercarse, ya no era un niño, ya había crecido y al parecer, al parecer Jungmin cargaría con ese dolor solo.

Mientras que el alfa después de que su madre se alejara decidió darse una ducha rápida, aunque estaba lo bastante cansado por el viaje, sabía muy bien que tenía que ir a arreglar todo en la universidad para comenzar las clases lo más rápido posible, no se quería atrasar en nada. Pasados unos minutos decidió salir junto a su hermano en su auto, manejando hacía la universidad donde habían solicitado el traslado.

– Es muy bonito – Juno miraba todo a su alrededor – me adelantaré un poco ¿Está bien?

– Como quieras – dijo indiferente.

– Jungmin – lo llamo algo preocupado – algo te pasa, no soy tonto, hace días que te encierras en tu habitación y ni siquiera estás comiendo bien, te alejaste de mi – al chico simplemente giro el rostro fastidiado – eres mi hermano, se supone que nos contamos todo lo que nos pasa, ¿Que te pasa, Jungmin?

– Escucha... Hay situaciones en las que estás solo, no puedo involucrarte en esto, Juno. Lo siento – quería decirle, quería desahogarse.

Lo cierto era, que tenía miedo de decirle y que Jisung hiciera algo para herir a su hermanito, eso jamás se lo perdonaría, lo podían herir a él todo lo que quisieran, pero odiaria que se metieran con su familia.
Juno se alejo por esta vez, esperando el momento en que su hermano decidiera hablar de que era lo que pasaba.

Jungmin sabía que a Juno le dolía su indiferencia, pero por el momento las cosas debían ser así, decidió ignorar todo lo que sentía para ingresar hacia la facultad, quería terminar todo esto de una vez por todas para luego irse a su casa a dormir un poco. No había dormido en días y su cuerpo ya le estaba pidiendo a gritos un descanso.
Siguió caminando no fijándose por dónde iba, hasta que chocó con alguien sintiendo un aroma a melocotón, cuando su lobo sintió aquel aroma rasguño asqueado.

Alejate, Jungmin.

No entendía lo que pasaba, solo fijo su vista a la bella chica, está le sonrió, pero sintió algo extraño, algo muy extraño estaba pasando.

No puede ser, esa Omega era su destinada, pero... Pero su lobo la estaba rechazando.

– Hola, no te había visto por aquí – la chica siguió sonriendo amable – soy Haerin.

– Soy Jungmin – le extendió la mano para que la estrecharán – me vengo a inscribir, vengo de Holanda.

– Eso es genial, eres un alfa muy guapo.

La chica sonrió, no le importaba que su lobo estuviera pidiendole que se alejara, ella obtendría a ese alfa guapo en la palma de su mano.

Haerin, alejate, es peligroso.

Es mi destinado, ¿A caso no lo ves?

No, Haerin, debes alejarte, por favor.

– Nos vemos después, fue un gusto conocerte, Haerin.

– El gusto es mío – se despidieron, hasta que la rubia a lo lejos vio a un viejo amigo que corrió hacia él para abrazarlo – Jisung, me alegra tanto verte.

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