Capítulo 2

197 16 0
                                    

Ya era como una rutina, no sabía en exactitud cuando había empezado con las pesadillas, cada noche era lo mismo desde que era pequeño, una pesadilla tras otra, no sabía cómo parar, ya no sabía como dejar de sentir tanto dolor. No culpaba a su padre, ni mucho menos a su mamá, no los culpaba porque ellos intentaron darle todo el confort que una familia puede darte, a veces se preguntaba que hubiera pasado si nunca hubiera crecido, siempre estar en los brazos de su madre apreciando aquel hermoso aroma.

Pero, las fantasías se quedaban ahí, en simples fantasías. Esa madrugada se levantó lo bastante exaltado, sudaba frío y todo su cuerpo temblaba, sus ojos llenos de lágrimas hacia que se sintiera aún peor, ya no quería seguir así, su lobo estaba empeorando y ya no sabía que hacer. Habían ido a muchos especialistas, habían acudido a lo que fuera, pero lo único que lo mantenía aún cuerdo eran las feromonas de sus padres, habían veces que ya no eran suficientes, ya nada era suficiente y quería morir.

– ¿Taehyun? ¿Cariño, estás bien? – como deseaba decirle a su madre que todo estaba bien, que nada pasaba – ¿Que pasa, cielo? ¿Pesadillas otra vez?

– Ya no puedo soportarlo más, mamá – empezó a llorar – no puedo seguir viviendo así, ¿Por qué la Diosa luna me está haciendo pasar por esto? ¿Que hice mal?

Taehyung ya no sabía que más hacer, hace años se sentía culpable por aquel incidente que había pasado el día de su celo y que Hoseok decidió intervenir, su hijo todas las noches tenía una pesadilla o un dolor diferente, quería hacer todo para ayudarlo, pero no sabía cómo.

– Tú no hiciste nada, mi pequeño cachorrito, no hiciste nada – acarició sus mejillas – esto es culpa de nosotros, tú padre y yo no queríamos que esto pasara.

– Ya eso quedó en el pasado y los perdoné por eso... Lo que no entiendo de todo esto – suspiro – ¿Por qué no se detiene? Quiero que se detenga de una vez, ya hicimos de todo, por favor, mami. Dile que pare, que pare el dolor.

Taehyung lo único que pudo hacer fue cubrirlo en sus brazos, llenando el cuerpo de su hijo con sus feromonas, así era todas las noches, llegaba a cubrir a su hijo con sus feromonas hasta que se quedara dormido. Hace años era bastante llevadero ya que su hijo era tan solo un niño, ahora ya era bastante mayor y verlo así le dolía mucho, habían tenido más hijos, todos habían salido omegas, Taehyun había sido el único Omega.

No sabía si aquel dolor que estaba sintiendo su hijo fue por aquel día o simplemente por haber pasado por todo lo que pasó en el embarazo, sabía que su hijo mayor jamás admitiría que se sentía de una manera herido por todo lo que pasó, porque sus hermanos si habían recibido todo el amor durante todo el embarazo, no sabía si el lobo de su hijo estaba resentido por hacerlo pasar por tanto dolor.

(...)

En la mañana era la misma rutina, se levantaba para ir a la universidad, estaba estudiando gastronomía, cosa que amaba, así que después de ya estar vestido bajaba a desayunar, compartiendo un poco con su familia. Después de que sus padres siempre le dieran una pequeña prenda con sus feromonas, se dedicaba a llevar a sus hermanos a la escuela y el se iba rumbo a la universidad.
Todo era bastante llevadero, hasta que obviamente en la sociedad que vivimos los alfas eran los dueños de todo, entonces siempre vivía rodeado de alfas acosandolo, lo que llevaba a qué el dolor aumentará ya que su lobo rechazaba a todos aquellos alfas que trataban de acercarse a él.

– ¡Taehyun! – grito una chica a lo lejos, que cuando se acercó lo abrazo con emoción – ¿Cómo está mi Omega favorito y mi mejor amigo?

– Hola, Haerin – simplemente le sonrió – estoy bastante bien – mintió – ¿Tú como estás?

– Oh, estoy genial, conocí a este alfa el fin de semana y creo que está vez si es el indicado.

Aquí íbamos de nuevo, no era que Haerin fuera irritante, la conocía desde niño, después de que la familia decidiera partir a Holanda, dónde los hijos de sus tíos eran sus únicos amigos y con los únicos que compartía, lo único que le quedó fue hablar con la hija de los que sus papás decían que eran sus tíos también, convirtiendo a Haerin en su mejor amiga.
Claro que sabía el pasado de su mamá con el papá de Haerin, no pensaba juzgar a nadie, pero se había desviado del tema, cada día su amiga llegaba diciendo que había conocido a un alfa diferente tratando de encontrar a su destinado, creyendo que está vez sería diferente y que no terminaría decepcionada como muchas veces terminaba.

– Creo que deberías esperar a que ese alfa destinado tuyo llegue y no estarlo buscando como toda una desesperada – se dirigieron ambos al salón.

Dónde algunos alfas se le quedaban mirando con una mirada bastante lujuriosa.

– Oh, claro – lo codeo – para ti es fácil decirlo, todos los malditos alfas de la facultad andan detrás de ti. En vez de tratar de alejarlos deberías darle una oportunidad a alguno de ellos, puede que alguno sea tu destinado.

– Ninguno de estos idiotas es mi destinado – rodó los ojos fastidiado – si alguno de ellos fuera mi destinado entonces el maldito dolor que me hace sentir mi lobo se detendría, pero lo único que siento cada vez que percibo las asquerosas feromonas de todos ellos, es dolor.

– ¿Sigues con el mismo dolor? – pregunto preocupada a lo que el Omega asintio – verás que pronto pasará, mi querido Tae.

– Eso espero.

La chica al ver a su amigo desanimado saco un chocolate de su bolso, no podía hacer que el dolor pasará, pero al menos trataría de que se sintiera un poco mejor.

– Ya verás que algún día ese alfa que está destinado para ti aparecerá cuando menos lo esperes – le entrego el chocolate – será una hermosa historia de amor, de esas que vemos en las películas, dónde a primera se enamoran y saben que están hechos el uno para el otro.

– Tú también encontrarás ese alfa que te amara mucho, Haerin.

Los dos se sonrieron con cariño, esperando que así fuera, lo que no sabían era que esa fantasía del amor que pintaban en las películas no sería lo mismo para ninguno de los dos.



House Of CardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora