Todos pensaban que Sunoo tenía suerte por estar comprometido con el heredero de un trono. Sunoo no cree tener suerte.
Sunghoon es un bastardo frío,
despreocupado y dominante, que utiliza tácticas clandestinas para lograr sus objetivos y que, o bie...
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Más tarde, Sunoo se avergonzaría de darse cuenta, pero había pasado al menos media hora después de que Sunghoon se fuera abrazando la almohada y pensando en Sunghoon de una manera que podría describirse como "soñadora".
También podría o no haber estado respirando el aroma de Sunghoon en la almohada, pero eso era algo que nunca admitiría ante nadie, ni siquiera ante sí mismo.
—Ugh —gimió en la almohada, disgustado consigo mismo.
¿Tenía la intención seria de quedarse en la cama de Sunghoon y esperar a que volviera a casa como un... como un buen marido?
Estaba más allá del ridículo. Fue una locura. No importa lo bueno que fuera el sexo, no cambió nada. No debería cambiar nada. Sunghoon no era nada para él. Un par de jodidas desaconsejables y fusiones ilícitas no cambiarían eso. Sunghoon estaba comprometido con Yuna.
—Sin mencionar que lo odias —dijo Sunoo, esperando que decirlo en voz alta llevaría el punto a casa. ¿Desde cuándo necesitaba recordarse que odiaba a Sunghoon?
Era uno de los hechos indiscutibles de la vida: su nombre era Sunoo'ngh'veighli, era un príncipe del Tercer Gran Clan y odiaba a Sunghoon. ¿Pero él realmente lo hacía?
Sunoo frunció el ceño, frunciendo los labios. Se sentía raro cuestionar algo que ni siquiera debería cuestionarse, pero... ¿Realmente odiaba todavía a Sunghoon? ¿O fue solo una fuerza de costumbre en este punto? Ciertamente no odiaba besarlo o tocarlo, o incluso hablar con él.
Sunghoon todavía lo volvía loco, pero la diferencia era que, la mitad del tiempo, Sunoo no estaba seguro de querer darle un puñetazo en la cara arrogante o empujarle la lengua por la garganta.
El hecho de que ya no estuviera seguro de odiar a Sunghoon era bastante perturbador en sí mismo. ¿Cómo podría no odiarlo? Sunghoon era un idiota. Era una persona terrible, horrible, nada buena, muy mala con una brújula moral muy cuestionable.
Ahora que Sunoo sabía todo el alcance de lo horrible que era Sunghoon, debería absolutamente despreciarlo. No debería querer tener nada que ver con él. Y, desde luego, no debería estar esperando a Sunghoon en su cama, desnudo y ansioso por continuar donde lo habían dejado.
Joder, realmente había perdido la cabeza. Después de años de querer estar libre de Sunghoon, ¿cómo podría él querer esto? Ya ni siquiera podía culpar a su constante excitación; se sentía perfectamente en control de sus sentidos y su líbido, a menos que él y Sunghoon estuvieran en la misma habitación, y luego parecía perder todo el control de sus funciones cerebrales superiores. Ugh. Esto era horrible.
Tal vez debería tratar de follar a alguien más. Las cejas de Sunoo se fruncieron ante el pensamiento. De alguna manera, ni siquiera podía imaginar hacerlo, y eso era bastante alarmante, en realidad.
—¿Crees que debería dormir con alguien más? —Fue lo primero que dijo Sunoo en el momento en que Sunghoon regresó.
Sunghoon se detuvo en la puerta, todavía vestido con los colores oficiales del Ministerio. Se veía muy bien, pero Sunoo estaba decidido a ignorarlo.
