🗡𝐂𝐚𝐬𝐭𝐢𝐠𝐨💅🏻

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—¡¿Cómo que escapó?! —gritó alarmado Jimin.

—Sí, mi señor. La joven Min noqueó a uno de nuestros hombres, y al parecer sabía todos nuestros movimientos porque aprovechó la hora de nuestra cena para escapar —informó uno de los hombres de Yoongi.

—Esa mocosa —habló entre dientes Yoongi—. Pero me va a escuchar.

Cuando estuvo a punto de tomar las llaves de su auto, Seulgi puso sus manos encima de estas. Yoongi la miró confundido, y trató de apartarla, pero Seulgi lo miraba fijamente.

— ¿Qué?

—Yo iré a buscarla, ustedes deben quedarse aquí. No podemos arriesgarnos más, y menos en el estado de Jimin.

Todos voltearon hacia el menor, quien miraba con reproche a su hermana.

— ¿De qué habla, Jimin?

—No es momento de pensar en mí, nuestra hija está en peligro —dijo Jimin, poniendo sus manos en su vientre, lo que hizo que Yoongi entendiera un poco la situación—. Por favor, Gi, encuentra a nuestra bebé y tráela con bien.

—No te preocupes —dijo Seulgi, tomando las llaves del auto de Min—. Yo me encargo. Imbéciles —les habló a los hombres de Yoongi—. Nos vamos.

Con la esperanza de que su hija volviera con bien, Yoongi y Jimin se abrazaron, mientras Seulgi y sus hombres partían en busca de la joven Min.

Con la esperanza de que su hija volviera con bien, Yoongi y Jimin se abrazaron, mientras Seulgi y sus hombres partían en busca de la joven Min

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La música palpitante llenaba el aire en la fiesta mientras Rosé y Jennie se movían al ritmo. La rubia no podía recordar la última vez que se había sentido tan libre, tan viva. Pero entonces, algo cambió en el ambiente. Un escalofrío recorrió su espalda y, por instinto, miró hacia la entrada del club.

Un grupo de hombres, vestidos con trajes oscuros y miradas amenazadoras, entraron al lugar. El bullicio de la fiesta pareció disminuir a medida que se abrían paso entre la multitud. Rosé sintió un nudo en el estómago. Algo no estaba bien.

De repente, uno de los hombres la vio y comenzó a avanzar hacia ella. Rosé sintió el pánico apoderarse de ella. Sabía que tenía que escapar, pero sus pies parecían pegados al suelo.

Jennie, notando su angustia, la tomó del brazo.

—Tenemos que irnos de aquí.

Y Rosé asintió sin dudar, la pelinegra comenzó a arrastrarla hacia la salida trasera. Pero los hombres estaban demasiado cerca y pronto las alcanzaron.

— ¿Se van tan rápido?

—Pero si la fiesta apenas comienza—Dijo el otro en un tono burlón.

La chicas trataron de esquivarlos, pero uno de ellos agarró a Rosé por el brazo y la arrastró hacia él. Rosé luchó, pateando y gritando, pero el hombre era demasiado fuerte.

Justo cuando pensaba que todo estaba perdido, una figura familiar apareció en la entrada del club. Era Seulgi, con sus honbres. Con una mirada de determinación en su rostro, se abrió paso entre la multitud y se lanzó hacia los hombres.

Lo que siguió fue un caos de golpes y gritos. Pero cuando el polvo se asentó, Seulgi estaba de pie y los hombres yacían en el suelo, inconscientes.

—No sirvieron ni para el calentamiento— Dijo aburrida, para luego mirar a sus hombres—. Idiotas, llévense a estos inservibles— Los hombres no tardaron en acatar la orden— Rosie— Susurró una vez vio a la menor frente a ella.

Con un suspiro de alivio, Rosé corrió hacia Seulgi y la abrazó con fuerza. Sabía que había tenido suerte. Pero también sabía que no podía seguir huyendo de su pasado. Era hora de enfrentarse a la realidad de quién era y de dónde venía.

—¿Sabes lo preocupados que estábamos? —regañaron ambos padres a Rosé con dureza, tanto que los guardias decidieron retirarse por la incomodidad

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—¿Sabes lo preocupados que estábamos? —regañaron ambos padres a Rosé con dureza, tanto que los guardias decidieron retirarse por la incomodidad. Mientras tanto, Rosé se encontraba en el sofá, con la cabeza gacha, incapaz de mirar a sus progenitores.

—Solo hoy debías quedarte en casa, jodidamente hoy —Jimin estaba tan molesto que ya no medía sus palabras—. ¿Acaso te costaba tanto esperar hasta la próxima semana? Mira cómo estás, tienes todo el brazo marcado, y agradece que fue solo eso.

—Te dije que si algo te pasaba, mi mundo se acabaría, pero al parecer no te importó.

—¿Y a ustedes les importa lo que yo siento? —las lágrimas de Rosé comenzaron a descender lentamente—. Mis amigos se alejan de mí cuando ven que es un peligro constante estar cerca mío. No puedo salir ni a tomar un helado sin un maldito gorila detrás de mí. Ustedes no tienen idea de lo asquerosa que es mi vida siendo la hija de dos delincuentes como ustedes. Odio esta vida de mierda, y los... los odio tanto.

Aquellas palabras retumbaron en la cabeza de ambos padres, y sus corazones se rompieron.

—No tienen idea de cómo quisiera que no fueran mis padres —dijo Rosé, tomando su bolso y subiendo a su cuarto, dejando a sus padres destrozados.

—Nos odia— Susurró con dolor el menor de ambos, tomando asiento donde antes estaba su hija— Yoongi, lo que tanto deseamos evitar al fin llegó. N-Nuestra niña nos detesta.

—Estoy seguro que lo dijo por el calor del momento— Se sentó junto a su esposo y lo abrazo con fuerza— Nuestra vida nunca ha sido fácil, pero supimos llevarla y somos felices. Amor, te prometo que a Rosé ya se le pasará, y trataremos de hablar esto con más calma ¿Si?

El menor asintió y se acurrucó en el pecho de su esposo, esperando que el día de mañana pudieran solucionar las cosas con su hija.

El menor asintió y se acurrucó en el pecho de su esposo, esperando que el día de mañana pudieran solucionar las cosas con su hija

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The Mafia's Rose | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora