HAS ESTADO EN MI CABEZA

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Acercándose a mi escritorio, Hongjoong me miraba con recelo.

―¡Oh oh! Te tiemblan los párpados. ¿Qué pasa? ¿Alguien te confundió de nuevo con el modelo de la valla publicitaria de concienciación sobre las ETS?

Entrecerré los ojos a mi amigo y compañero de trabajo.

―No. Y no me parezco en nada a él. ―Ya habíamos tenido esta conversación, pero a Hongjoong le gustaba chincharme de esa forma que solo haría uno de tus amigos más cercanos.

―Tienes los mismos ojos marrones y la piel clara. Su pelo no es exactamente del mismo tono rubio que el tuyo, pero se le acerca. Aunque él no tiene tu flequillo ni tus bonitos labios. ―Continuó Hongjoong porque, sí, le encantaba fastidiarme.

―¿Podemos no hablar sobre el modelo que no se parece en nada a mí, por favor?

―Por supuesto.

―Estupendo. Si has venido a hablar con Seonghwa, aún no ha regresado de su reunión para comer, pero no debería de tardar mucho.

―Vine a ver como estabas. Un pajarito me dijo que antes vieron entrar a Félix al edificio. La última vez que el idiota vino aquí, casi tuviste que llamar a seguridad para sacarlo.

¿Y quién era Félix? El hermano astuto, zalamero y autoritario de mi jefe.

Suspiré. ―Estoy bien, solo algo enfadado. Quería esperar a Seonghwa en su oficina, dije que no e intentó coquetear conmigo para salirse con la suya. Dije que no, y afirmó que tenía migraña y que solo necesitaba un lugar tranquilo para sentarse. Dije que no, y luego se puso todo pesado y exigió que lo dejara entrar. De nuevo, dije que no. Dimos vueltas y vueltas así durante un tiempo hasta que, finalmente, se marchó, pero no sin antes amenazar con despedirme.

Hongjoong negó con la cabeza. ―Es una comadreja. ¿Por qué crees que quería acceder a la oficina de Seonghwa?

―Dijo que quería esperarlo ahí. ―No me hubiera sorprendido si hubiera tenido la intención de husmear y olfatear algún material sensible que pudiera vender a los competidores de Seonghwa. Félix parecía albergar un profundo resentimiento por su hermano. Sospeché que eran celos mezquinos ya que, en total contraste con Seonghwa, lo único en lo que Félix parecía tener éxito era en ser un imbécil absoluto.

Hongjoong ladeó la cabeza. ―Aunque es un grano en el trasero, generalmente no hace que ese ojo tuyo parpadee. Por lo general, se necesita más para desencadenarlo. Vamos, dime qué te molesta. Te sentirás mejor por ello. Y soy cotilla, ayuda a una pobre alma en desgracia.

―No es nada, de verdad. Acabo de descubrir algo sobre mí que no me gusta.

―¡Oh! Yo lo hago a diario. Entonces, ¿qué descubriste?

Junté mis manos y las apoyé en mi escritorio.

―Puedo ser muy mezquino. Mira, hoy me voy a encontrar con mi novio de la secundaria, un chico con el que estuve brevemente comprometido. Es rico y exitoso ahora. Aunque no quiero volver con él, quiero que me mire y que vea cuánto mejor es mi vida sin él y que se arrepienta de haberme dejado ir.

―Vamos Yeo, casi todo el mundo quiere que sus ex se sientan así. No te hace mezquino. Te hace humano. Y... rebobina... ¿estabas comprometido con este tipo? ¿Cómo es que nos conocemos desde hace cuatro años y nunca he oído hablar de esto? ―Apoyó los codos en el escritorio. ―Explicame cómo fue todo.

―Versión corta...

―Quiero la versión larga.

―Bueno, te vas a quedar con la corta. Cha Eunwoo y yo crecimos juntos. Era uno de mis amigos más cercanos. Salimos durante los últimos años de la escuela secundaria, y él me propuso matrimonio después de la graduación; fue un gesto para demostrar que irse a la universidad no iba a cambiar nada entre nosotros, pero terminó nuestra relación cinco meses después. Dijo que nos habíamos apresurado a comprometernos y que éramos demasiado jóvenes para hacer ese compromiso.

Contrato indefinido. / SEONGSANGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora