Contrato indefinido. / SEONGSANG

NUEVA VIDA

Hundí mi cabeza más profundo en la almohada, tan malditamente perfecta que no quería abrir los ojos. Hacía mucho tiempo que había desarrollado el hábito de despertarme diez minutos antes de que sonara mi alarma. Lo cual era molesto, en verdad, porque sentía como si me hubieran robado diez minutos más de sueño. Pero no podía quitarme el hábito, no importa cuánto lo intentara.

Por lo general, no dormía bien en un lugar extraño, me resultaba difícil ponerme cómodo, pero dormí como un tronco esa noche. Mi nueva cama no solo era bonita, era muy cómoda, y las almohadas... Dios, las almohadas eran divinas. Ni demasiado planas, ni demasiado blandas, ni demasiado regordetas, simplemente perfectas. Me pregunté si Seonghwa me dejaría llevar la cama conmigo después del divorcio. No era como si le fuera útil.

Bostezando, me obligué a abrir los ojos. Aperté las cortinas para dejar pasar la luz. Nada en mi vida me había preparado para vivir con Park Seonghwa, especialmente como su marido temporal. De todos modos, nada me había preparado para el hecho de notar que él había amueblado la habitación específicamente para mí.

No estaba sobrepensando nada, no creo que le importe o algo así, no estaba ilusionado, solo estaba atónito y agradecido, incluso un poco conmovido, porque por lo menos significaba que reconocía lo difícil que era todo esto para mí. Para Seonghwa, eso era digno de mención, y casi lo suficiente para animarme después del robo a mi casa.

Cuando finalmente sonó la alarma de mi teléfono, le di a posponer. Simplemente porque no quería levantarme. Pero, con la intención de no llegar tarde al trabajo, me levanté de la cama a regañadientes con un pequeño gemido cuando sonó la alarma por segunda vez.

En el reluciente baño privado, hice mis cosas y luego me metí en la ducha. También tomé nota mental de sumergirme en la enorme bañera en algún momento. Una vez que me sequé y me peiné el pelo, me puse un poco de maquillaje, me puse la ropa y bajé las escaleras.

El lugar estaba tan inquietantemente silencioso que podría haber tenido escalofríos. Esperaba encontrar a Seonghwa en la cocina o en el comedor, pero no estaba por ningún lado. Sin embargo, la máquina de café se había usado hace poco, por lo que obviamente estaba despierto. Probablemente ya había desayunado.

Mientras comía mi tostada y bebía mi ingesta matutina de cafeína, revisé algunos de los correos electrónicos que él y yo habíamos recibido durante la noche, como siempre lo hacía cada mañana. Me ayudaba a adelantarme en mi día laboral. Al encontrarme con un correo electrónico en particular, me congelé.

De. Ninguna. Maldita. Manera.

Esto tenía que ser una maldita broma. Sabía que Rosé haría algo estúpido por venganza. Simplemente no había pensado que le enviaría a Seonghwa un correo electrónico en el que intentara convencerlo de que había cometido un error al casarse conmigo.

Básicamente, se había tirado "un Félix". Le había dado una advertencia amistosa a Seonghwa de que yo no era alguien con quien debería estar, alegando que si conciencia simplemente no la dejaba quedarse callada. Como si la mujer tuviera conciencia. Maldita sea Rosé.

Otra persona podría haber pensado: "Oh, Seonghwa y Yeosang están casados ahora, es demasiado tarde para separarlos". Pero Rosé no creía en la santidad del matrimonio. Separaba parejas todo el tiempo y ella era buena en eso.

O no tenía idea de que revisaba los correos electrónicos de Seonghwa, o quería que yo fuera el primero en leerlo. Cualquiera que fuera el caso, estaba enfadado. Mis dedos estaban ansiosos por escribir una respuesta grosera, pero no lo hice por la misma razón que no la llamé y le exigí saber qué demonios había estado pensando. Me ocuparía de ella cara a cara, pero no hasta que la dejara sudar por un tiempo. Odiaría que sus payasadas no se hubieran ganado una respuesta inmediata, así que llevaría a cabo ese plan.