OFICIALMENTE COMPROMETIDOS

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Poniendo mi pequeña maleta en el suelo junto a la puerta principal, me puse los zapatos. Seonghwa me había enviado un mensaje para hacerme saber que estaba afuera. Cuando se trataba de viajes de negocios, solía reunirme con él en el aeropuerto. Al parecer, nos estábamos desviando de nuestra rutina normal. Tal vez no confiaba en que yo no me echaría atrás en el viaje o algo así.

¡Dios! Iba a vomitar en algún momento. Mi estómago estaba revuelto, y las sensaciones empeoraban cada vez que pensaba en la boda. Había pasado de temerlo a desear que el tiempo pasara más rápido, cuanto antes acabáramos y terminara, antes las cosas volverían a... bueno, tan normales como serían cuando estuviese casado falsamente con mi jefe. El certificado de matrimonio sería lo único real.

Coguendo mi bolso y mi maleta, salí del apartamento, cogí el ascensor hasta el primer piso y luego salí a donde esperaba el coche. Jeff cogió mi maleta y la puso en el maletero mientras yo me sentaba en la parte trasera del coche.

Le dediqué una sonrisa al hombre que estaba sentado a unos centimetros de mí.

―Hola.

Seonghwa levantó la vista de su teléfono y su mirada revoloteó sobre mi cara. Arrugó la frente. ―Estás cansado. ―Lo dijo como si lo ofendiera.

―No tuve una buena noche. ―Habría hecho una broma sobre los nervios antes de la boda si la pantalla de privacidad hubiera estado activa.

En poco tiempo, llegamos al aeropuerto y abordamos su jet. Él pasó la mayor parte del vuelo trabajando, yo mismo hice un poco de trabajo seguido de algunas lecturas, con la intención de distraerme de la inminente boda.

El avión aterrizó en Barcelona de madrugada. Un taxi nos recogió en el aeropuerto y nos llevó al opulento hotel que era uno de los favoritos de Seonghwa. Después de registrarnos en su suite, pedimos servicio de habitaciones y luego comimos algo mientras revisábamos algunos asuntos de negocios.

En el pasado, ocasionalmente me sentaba con Seonghwa en su suite de hotel mientras hablábamos del trabajo, pero siempre regresaba a mi propia habitación para dormir. Esta vez, sin embargo, mi habitación no estaba en otro piso, estaba en su suite, que era lo suficientemente grande para que ambos tuviéramos nuestra privacidad y no nos interpusiéramos en el camino del otro.

La cama resultó ser muy cómoda, pero me desperté temprano después de otro sueño inquietante y molesto. Afortunadamente, no me veía tan demacrado como me sentía.

No pude desayunar porque mi estómago estaba revuelto, así que, como de costumbre, primero me duché, me vestí, me maquillé y me peiné.

Al entrar en el comedor, un rato después, encontré una gran variedad de alimentos sobre la mesa. Seonghwa ya estaba ahí, limpio, vestido, alerta y delicioso, leyendo algo en su tablety y un plato frente a él en el que solo había unas pocas migas. Me saludó con un simple alzamiento de las cejas antes de volver a lo que estaba leyendo.

Una vez que comí un desayuno ligero durante el cual escaneé tanto mi correo electrónico como el suyo, me dirigí a la ventana. Sentí una sonrisa curvar mi boca. Ya había estado en ese hotel antes, pero la vista nunca cansaba. Honestamente, me dejaba sin aliento cada vez.

Ojalá pudiéramos explorar la ciudad un poco. Sin embargo, no sucedería hoy. No, este día sería uno lleno de acontecimientos que consistiría en dos conferencias, un almuerzo de negocios, una cena de la industria en la que él pronunciaría un discurso y luego una recepción posterior durante la cual comeríamos, hablaríamos, sonreiríamos para los fotógrafos y fingiríamos nuestra jodida relación.

― ¿Yeosang?

Realmente no era justo que esa voz profunda y ronca pudiera retorcer mis entrañas. Me giré para verlo acercarse fluidamente hacia mí, todo oscuro y pecaminoso.

Contrato indefinido. / SEONGSANGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora