SECRETOS FAMILIARES

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Estaba casi en casa cuando Wooyoung me llamó y me preguntó si me reuniría con el en la heladería del parque. Al parecer, San lo había enfadado de nuevo y salió furioso de su piso.

Dentro del local, nos sentamos en una de las mesas de madera. Algunos otros clientes se sentaron alrededor, llenando el espacio con los sonidos de la charla, la risa y el crujir de los conos de helado.

Lamí mi helado de menta con chocolate, recogiendo algunas de las nueces picadas y las galletas desmenuzadas que se habían esparcido por encima. Suave y frío, el helado bajó muy bien en pleno verano.

―Bueno, ¿qué hizo San?

Los labios de Wooyoung se tensaron.

―Nos sentamos para ponernos al día con una serie de televisión que estamos viendo juntos. Empezó a "adivinar" lo que iba a pasar. La primera vez tuvo razón, me impresionó. La segunda vez, sospeché. La tercera, estaba realmente enfadado, porque sabía que eso significaba que el idiota había visto los episodios sin mi.

Me sorprendí.

―¡Oh!

―Él lo negó el principio, dijo que nunca me haría eso, pero cuando amenacé en convertir su abrigo favorito y dejarlo en chaqueta con una tijera si no me decía la verdad, admitió que había visto el resto de la serie mientras yo iba a la reunión de trabajo el domingo. ¿Qué tipo de persona enferma hace eso?

En realidad, Minho se lo hizo a Jisung una o dos veces, pero no le dije eso.

―¿Se disculpó?

―No. Dijo que estaba exagerando. Reaccionar exageradamente hubiera sido marcarle el culo con el alisador del pelo, y no creas que no lo pensé. ―Wooyoung lamió su helado de caramelo. ―¿Sigues tan seguro de que me quiere?

―Sí, lo estoy. Hizo algo que no debía. Sin duda, ahora se siente mal por ello.

―Y así debería ser. ―Dijo Wooyoung. ―Entonces, ¿como van las cosas contigo y tu jefe espactacularmente sexy?

Haciendo caso omiso de la forma en que se me encogió el estómago, le di una mordida a mi helado.

―Bien.

―¿Ya lo follaste?

―¿Tú que crees? ―Le pregunté con una sonrisa traviesa que lo hizo reír.

―Estoy seguro de que está bien dotado. Da esa sensación de polla grande.

Fruncí el ceño.

―¿Sensación de polla grande?

― Camina como un hombre que está completamente seguro de sí mismo acerca de ese aspecto. ―Él entrecerró lo ojos. ―¿Qué pasa con esa expresión en tu cara?

Parpadeé.

―¿Cuál expresión?

―La que dice que algo te está molestando. No la tenías hasta que mencioné a Seonghwa. ¿Qué sucedió? ¿Habéis tenido una pelea?

―No. Todo está bien.

―Chico, solo dime que te pasa.

―Nada. ―Lamí las gotas de helado que corrían por mi cono esperando que dejara el tema.

―¿Te preocupa que nunca serás lo primero para él, por eso de que es adicto al trabajo? Porque yo me preocuparía.

Casi me reí.

El trabajo de Seonghwa siempre sería lo primero, la sabía a ciencia cierta. Aún así, respondí vagamente:

―La mayoría de los adictos al trabajo luchan por equilibrar el trabajo con otros aspectos de su vida.

Contrato indefinido. / SEONGSANGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora