DESCARADO

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Las mariposas volaban frenéticamente en mi estómago cuando entramos en el salón de baile del lujoso hotel. Era realmente hermoso con techos abovedados, el suelo de mármol, grandes y brillantes candelabros colgando y las decoraciones con molduras de las altas paredes.

Cortinas gruesas y rojizas enmarcaban las bonitas ventanas francesas. Unas escaleras de caracol conducían a una segunda planta, donde se podían distinguir algunas mesas y sillas. Me pregunté si sería ahí donde celebrarían la cena y la subasta.

Risas apagadas y murmullos de voces fluían por todo el espacio. Un hombre solitario tocaba suavemente música clásica en un refinado piano de cola, los camareros con guantes blancos deambulaban por el salón de baile ofreciendo canapés y copas de champán a los numerosos invitados, toso vestidos con esmoquin o vestidos y trajes elegantes, al igual que Seonghwa y yo.

Mi traje rojo escarlata era precioso. Seonghwa había intentado darme dinero para comprar uno, pero me negué rotundamente y mentí diciendo que ya tenía uno. La verdad es que no había querido quitarle dinero para comprar ropa.

Se habría sentido raro.

Originalmente tenía la intención de recogerme el pelo en un elaborado peinado como habían hecho muchos otros invitados, pero Seonghwa me pidió que lo usara como en nuestra primera cita. Cuando le pregunté porqué, simplemente respondió: "Porque me gusta". Para ser honesto, todavía tenía toda la intención de arreglarlo, pero había llegado tarde, así que no había tenido tiempo.

Mi mano se flexionó sobre la manga algo larga de la chaqueta.

―Hay mucha gente aquí. ―Vi a varios de los socios comerciales de Seonghwa. También había algunos famosos, entre los que reconocí a la cantante británica Adele y la actriz Angelina Jolie. Como para no hacerlo luego de que Wooyoung cante All I ask con el volumen a más no poder y Yunho nos hiciera ver todas las películas de la estadounidense mil veces. Luego les pediría un autógrafo. Si mis amigos se enteraran de que estuve en la misma sala que ellas y no se lo pedí para ellos me enterrarían vivo.

La mayoría de los asistentes se reunían en grupos, inmersos en una conversación. Otros se paseaban por la habitación admirando la decoración. Los organizadores del evento habían utilizado una combinación de tonos metálicos con blanco que quedó espectacular en la sala. También había arreglos florales aquí y allá y en todas partes.

Seonghwa cogió dos copas de champán de un camarero que pasaba y me dio una.

―Toma.

―Gracias. ―Bebí un sorbo del líquido burbujeante. ―¿Ya están aquí tus hermanos?

―No que me haya dado cuenta. ―Dobló un brazo alrededor de mi cintura y me pegó más a él, haciendo que mi pulso se volviera loco. Dios, que bien olía. Su colonia característica era sensual, misteriosa y poderosamente masculina. Me dieron ganas de lamerlo todo.

―Mantente cerca de mí. ―Añadió.

Tomé otro poco de champán para estabilizarme.

―Lo haré.

No estaba del todo seguro de por qué estaba tan nervioso. Era solo un baile de gala para recaudar fondos, por el amor de Dios, pero, para ser justos, esta noche estaba bajo mucha presión. Nuestras citas falsas eran muchísimo más fáciles cuando ejercitábamos la sutileza. Mi trabajo ahora era convencer a todo aquel que nos viera de que estaba enamorado de Seonghwa, pero debía tener cuidado de no exagerar y tendría que evitar que mi cuerpo se derrumbara después de una noche en al que él me tocaba más abiertamente de lo normal, lo que sería más fácil decirlo que hacerlo.

Si no pudiera pasar esta gala sin perder los nervios, nunca superaría mi próxima boda falsa. Solo pensar en eso hizo que mi estómago se revolviera.

Tirando del humor para aligerar mi estado de ánimo, bromeé:

Contrato indefinido. / SEONGSANGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora