LOBO CON PIEL DE CORDERO

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Recorría el pulido suelo de madera mientras caminaba detrás de él. Intenté no quedarme boquiabierto mientras pasabamos de una habitación a otra. Los techos altos y la bonita decoración. La combinación de colores daba a las habitaciones, amplias y limunosas, un espíritu acogedor. Los grandes ventanales inundaban el espacio con luz natural, añadiendo una sensación de ser aún más grande.

Tenía que contratar limpiadores, porque no se veía ni polvo ni desorden. Dudaba que Seonghwa fuera a barrer y fregar.

Había un estudio y un cine privado. La sala de estar tenía una pantalla de plasma, chimenea, amplios asientos de lujo y hermosas obras de arte. El comedor y la cocina eran igualmente impresionantes.

No fue hasta que me mostró la biblioteca de dos pisos con sus paredes de libros y la escalera de caracol que sentí un caso de verdadera envidia.

Mientras daba un paseo rápido, sabía que pasaría mucho de mi tiempo libre aquí. No es que tuviera mucho, pero, aun así.

― ¿De dónde sacaste todos estos libros?

―La mayoría eran de Jun-ho. ―Respondió Seonghwa. ―Vamos, el tour aún no ha terminado.

Me mostró la bodega, la caja fuerte, la piscina cubierta, el gimnasio bien equipado y, finalmente, los dormitorios. Eran cinco en total. No me mostró el interior de su propia habitación, solo señaló la puerta cerrada y dijo:

―Esa es mi habitación. Ahora te mostraré dónde te quedarás. ―Avanzamos un poco más en el pasillo y nos paramos junto a la siguiente puerta.

Al entrar me quedé sin aliento. Dijo que tendría una cama, un armario, una comoda y un escritorio. No había mencionado el baño privado, el vestidor, el rincón con el exuberante sillón reclinable. Todo armonizado con colores vivos y decoraciones que creaban una mezcla perfecta entre modernidad y naturaleza que me encantaba.

Avanzando más en la habitación, me asomé al vestidor. Mierda, era más grande que mi cocina. Las paredes estaban revestidas de estantes, bastidores y espejos.

Al salir del armario, me di cuenta de que no se había movido de la puerta del dormitorio.

―¿Alguien ha estado usando esta habitación? ―Porque no se sentía como una habitación de huéspedes estándar y no parecía tan básica como las demás.

―No. ―Respondió simplemente, dejando mi maleta en el suelo.

―¿Todo esto es nuevo?

―Sí. ―Dijo, como si no fuera gran cosa, pero lo era, porque significaba que había amueblado esta habitación pensando en mí, no necesitaba hacer eso en absoluto. Una habitación de invitados genérica me hubiera ido bien.

Tragué. ―Gracias. ―No supe qué más decir.

Él se encogió de hombros. ―Tuviste que renunciar a tu casa. Lo mínimo que podía hacer era asegurarme de que tuvieras una habitación decente. ―Era muchísimo más que "decente". ―¿Tienes hambre?

Negué con la cabeza. Mi estómago todavía estaba hecho un nudo después del robo. ―No, pero gracias.

―Tengo que hacer algunas llamadas. Acomódate y luego ven a buscarme cuando estés listo para comer. ―Con eso, se fue.

Solo, solté un suspiro y caminé hacia la enorme ventana. Daba vista a la parte trasera de la finca. Había tres pequeños edificios adicionales. Uno era donde estaba la piscina con una bañera de hidromasajes. El otro era una espcie de bar al lado del patio de piedra. El tercero tenía que ser el anexo que había mencionado.

Dejando caer mi trasero en la cama, pasé mis dedos por las frías sábanas beige. Era increíble pensar que la gente realmente vivía en lugares como este.

Contrato indefinido. / SEONGSANGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora