DEBERÍAS HABERLO SABIDO MEJOR

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Regresando a mi mesa después de un viaje rápido al baño, vi que una pila de correo había sido entregada.

Sospechaba que, como de costumbre, la mayoría estaría dirigida a Seonghwa. En ese momento estaba fuera del edificio, pero había dejado claro que me recogería en P-ENtertaiment al final de la jornada laboral.

En la semana que había pasado desde el incidente con Suho en el bar, Seonghwa había... bueno, no podía decir que pasara tiempo conmigo, pero me evitaba menos de lo habitual. No había asistido a tantas reuniones externas tardías, así que cenábamos juntos en sus noches libres, a veces en la oficina, a veces en casa.

También me había acompañado en mis visitas a Dongwook, Jisung y Minho, e incluso a Wooyoung y San. Había sido una semana tranquila.

No había tenido más noticias de Félix o Jennie. Tampoco había salido ni pío de Rosé. Simplemente había sido... normal. Pero no estaba seguro de que duraría.

Ahora, de pie frente mi escritorio, revisé el correo de Seonghwa, separando las cartas a las que tendría que responder personalmente. Solo una vez hecho esto, revisé mi propio correo.

Abriendo un sobre de burbuja marrón, deslicé mi mano dentro y saqué una pequeña cajita.

―¿Un regalo de Seonghwa? ―Lo dudaba.

Como estaba fuera del edificio, ni siquiera podía preguntarle.

―Más vale que no sea un maldito regalo de Eunwoo. ―Pensé que había renunciado a intentar estúpidamente "recuperarme".

Abrí la caja, esperando ver pendientes o algo así. Sentí que mi cara se arrugaba cuando, en cambio, encontré un USB. ¿Qué demonios? Eché un vistazo al interior del sobre. No había ninguna nota, al igual que no había nada escrito en el propio sobre que indicara quién envió el paquete.

Agarrando el USB, miré mi ordenador. Debí volver a poner mi "regalo" en la caja y ocuparme de él más tarde. Estaba trabajando en este momento, y dudaba mucho que lo que fuera que hubiera en el USB tuviera algo que ver con el trabajo, pero la curiosidad ganó y pronto me encontré insertándolo en mi ordenador.

Unos pocos clics más tarde, descubrí que solo había una carpeta guardada en la tarjeta de memoria. Se llamaba: "Solo pensé que deberías saberlo". Fruncí el ceño. ¿Qué diablos era esto? Me daba mala espina.

Una parte de mí quería expulsar la maldita cosa de mi ordenador y volver a ponerla en su caja. Pero, de nuevo, la curiosidad superó mi desconfianza. Hice doble clic en la carpeta para abrirla.

Sentí que mi ceño se profundizaba. Se habían guardado nueve fotografías en la carpeta, todas tituladas de "Pic1" a "Pic9".

Mi corazón comenzó a acelerarse, porque tenía la clara sensación de que no me gustaría lo que estaba a punto de ver.

Hice clic en la primera. Me encontré mirando una vista lateral de Seonghwa de pie en el umbral de una casa. Una mujer morena y delgada estaba de pie en la puerta, vestida solo con una camiseta sin mangas y pantalones cortos.

―Dios, por favor no dejes que esto sea lo que creo que es. ―Pasé la segunda fotografía. La lente de la cámara se había acercado para que pudiera ver a Seonghwa dentro de la casa. Estaba de pie en la sala de estar frente a la morena, que estaba a un metro de distancia.

Pasé a la siguiente foto. Ahora estaban más cerca, y la mano de él ahuecaba la barbilla de ella. Mi pecho se tensó y tragué saliva.

En la siguiente imagen... oh, Dios, ella estaba en proceso de quitarse la camiseta.

Contrato indefinido. / SEONGSANGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora