Capítulo 19

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Días han transcurrido desde que Sebastián volvió a ser asignado como mi guardián. Aun si nuestra relación sigue sintiéndose tan tensa como siempre, de cierta forma encuentro cierto alivio en ello pues, pese a que no tengo claridad en cuales son sus intenciones con ello, lo prefiero a él a tener a Dastan vigilándome cada movimiento. Es cierto que debió resultar toda una sorpresa para el amo Kendrick que Sebastián solicitara permiso para volver a ser quien cuidara de mí, hasta donde se podía apreciar, yo no parezco ser del todo de su agrado, sin embargo, es un hecho que ni a Sebastián ni a mi nos inspira el más mínimo de confianza Dastan.

El ambiente en la mansión en los últimos días también transmite una sensación diferente. Tanto Dastan como Sebastián nunca logran ocultar las tensiones que entre ellos existen, como si fueran dos guerreros queriéndose apropiarse de las tierras contrarias. El amo Kendrick, por momentos muestra sentir cierta curiosidad por los motivos para que sus dos mayordomos se muestren tan descontentos entre sí, pero, al mismo tiempo, parece evitar inmiscuirse en tan complejo asunto y solo deja que ambos chicos se maten con la mirada. Por el contrario, siento que las cosas entorno a mí son distintas; al principio, se me dejo en claro cuál era mi rol en esta casa, "Eres un esclavo sexual". El amo Kendrick me compro con el único propósito de ser un objeto, una mascota, un algo cuya utilidad sería en función de sus deseos. Pensar, sentir, todo quien soy tan solo debería obedecer y complacer sin cuestionar nada. Pero ahora me es difícil intentar encontrar mi función. No soy como aquellos chicos a quienes reconocerse como humanos es una batalla perdida, pero tampoco se han dado muestras de que vaya a ser utilizado como un esclavo sexual. El amo Kendrick pasa mucho tiempo fuera de la mansión y cuando vuelve se encierra en su estudio o se duerme tan pronto se recuesta en la cama.

La gran mansión del amo Kendrick se ha convertido en mi nueva jaula personal, aunque ninguna cadena me ata, tan solo recorro tan enorme lugar buscando sitios para mantenerse lejos del rango visual de Dastan. Y pese a mis deseos por querer volver a aquella habitación prohibida sé que a dicho lugar tanto solo podría volver estando acompañado por Sebastián y con Dastan fuera de la mansión.

Estando en una habitación bastante alejada del resto, intento leer un libro que tome de la biblioteca, aun si continúo teniendo problemas para leer algunas palabras, gracias a los sirvientes he podido aprender a leer y escribir un poco más. En ocasiones Sebastián también me ayuda un poco, aunque casi siempre termina regañándome.

Mientras me encuentro practicando mi escritura, unos pasos se escuchan por fuera de la habitación, antes de que mi boca emita el más mínimo sonido logro frenar las palabras y guardo silencio. Puedo sentir como mi corazón late con mayor intensidad a medida que los pasos se van aproximando—. ¡Maldición! —escucho pronunciar a la voz de Dastan con gran irritación—. Ese bastardo de Sebastián no para de vigilarme —apenas consigo ahogar un grito cuando la puerta es violentamente golpeada—. Ni siquiera puedo acercarme a Adei sin que ese bastardo se dé cuenta.

Conteniendo mi respiración, lentamente me he levantado y acercado a la puerta para poder escuchar mejor, más casi un grito se escapa al instante en que la puerta volvió a ser golpeada con gran brusquedad.

—Me gustaría saber que hay entre esos dos. Es extraño que Sebastián fuera nuevamente asignado a cuidar de Adei cuando este mismo parece tenerle miedo... ¿Qué pudo hacer que cambiara de idea?

—¿Qué estás haciendo aquí? —escucho la voz de Sebastián aproximarse—. Hoy debes ocuparte de la cena, tendremos un visitante muy importante esta noche.

—¿Qué acaso ese no es tu trabajo como mayordomo principal?

—El amo Kendrick me pidió ocuparme estrictamente del amo Adei, puesto que luego de cenar desea pasar algo de tiempo con él.

Esclavo (YAOI R-18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora