Mi mundo perdió la luz aquel día, ese cruel momento en que fui vendió a cambio de un poco de dinero, poco podía imaginarme sobre lo que estaba por vivir; mi libertad, mis sueños e inclusive mi propia vida ya no me pertenecían; mi mente, cuerpo y alm...
Tras haber permanecido inmerso en la oscuridad, las puertas del sitio en el cual iba finalmente se abrieron, al encontrarme fuera del vehículo en que fui transportado me condujeron hacia una especie de cobertizo, el sitio era rodeado por una gran cantidad de árboles los cuales por su tamaño me impedían ver sobre ellos. Al entrar en aquel viejo lugar mis ojos se abrieron en sorpresa, no podía creer lo que veía, mira a donde mirara solo podía contemplar a más chicos de más o menos mi edad completamente desnudos, con collares en sus cuellos y con cuerdas amarradas a sus cuerpos
—¿Te impresiona? —me pregunta uno de los sujetos que me compraron al ver mi rostro—. Debes sentirte afortunado de no estar destinado a este lugar —mientras avanzábamos por el lugar me he fijado en algo raro, los chicos dentro de las jaulas no parecen comportarse de forma normal, más que ello, se comportan como si fueran perros, he cerrado mis ojos para forzándome a creer que es una pesadilla, luego de unos metros nos hemos detenido frente a una puerta—. El joven amo esta por volver, mientras, ocúpate de preparar apropiadamente a este chico.
Sin poder oponerme fui llevado al otro lado de la puerta, en la habitación fui atado de mis muñecas y la cuerda amarrada la techo, bruscamente me retiraron mis ropas dejando mi cuerpo totalmente expuesto, me siento tan avergonzado que inútilmente trato de cubrir mi miembro mientras unas pequeñas lagrimas se forman en mis ojos, pero lucho por no derramarlas.
La persona quien me arrebato mis prendas de una especie de horno saco una vara de metal la cual tenía uno de sus extremos rojos—. No te muevas —me dijo sujetándome, al instante un indescriptible ardor se extendió por mi escapula izquierda, debido a mi mordaza no pude gritar libremente—. Bien, ya está —expreso con satisfacción—. Finalmente, este ángel ha perdido su libertad.
Mientras lograba recuperarme del agudo dolor que aun invadía mi escapula, sentí como un collar era colocado alrededor de mi cuello y me vestían con ropas extrañas—. Es hora de llevarte ante tu nuevo amo.
Mis ojos fueron vendados volviéndome a sumir en la oscuridad, al collar se le puso una cadena con la cual me fueron haciendo caminar, anduvimos caminando por un camino terroso, no sé por cuanto exactamente, en cierto punto nos detuvimos y mi vista fue libre nuevamente para ahora toparse con una enorme y lujosa mansión.
—¿Este es el chico que el joven amo compro? —inquirió un hombre vestido de forma bastante elegante—. Bien, yo me encargo del resto —mi cadena paso a esta fría persona quien me llevo a una habitación en la cual había una especie de tina rodeada por unas muchachas—. Límpienlo apropiadamente.
Tal cual se les ordeno, me dieron un baño de los pies a la cabeza, sin olvidar ninguna parte, luego nuevamente fui arrastrado a otra parte del lugar, solo que esta vez me retiraron la mordaza de tela y la cambiaron por otra con una pelota con pequeños orificios.
—Espera aquí —me indico el hombre de mirada indiferente mientras me sentaba en una silla, anduvimos caminando por mucho tiempo que estoy agotado, pero mi situación me hace difícil el siquiera cerrar mis ojos.
Tras unos instantes una puerta situada en la parte superior derecha de la habitación se ha abierto, dando el paso a aquel joven que vi durante la subasta y quien compro mi libertad, cuando se sentó detrás de un escritorio frente a mí con un simple chasquido hizo retirar mi mordaza.
—Axel, 15 años, huérfano desde los 3, cabellos y ojos castaños, piel blanca —decía aquel joven mientras anotaba en una hoja de papel—. Dime, ¿Tienes idea de lo que eres ahora?
Con labios temblorosos, que habían sido liberados para permitir mi comunicación, junte valor para decir una respuesta—. Un... esclavo.
—Exacto, pero no eres uno común —dijo al tiempo que se levantaba de su escritorio y se aproximaba a donde me encontraba sentado—. Eres un esclavo sexual.
—¿Sexual? —no hay muchas palabras que conozca realmente, el orfanatorio en el que estaba era tan pobre que era milagro que supiéramos leer y escribir cosas pequeñas.
—Así es, compre tu cuerpo a cambio de una gran suma de dinero —sin dejar de mirarme se sentó sobre su escritorio—. Desde el momento en que a tu cuerpo se le puso valor dejaste de ser una persona y te volviste un objeto, antes alguien te puso un sello como el que le ponen al ganado.
Un esclavo es esto, no es un ser humano, es un animal ante los ojos de la persona que lo adquiere—. En... entonces... Los chicos de aquel lugar...
El joven me ha brindado una sonrisa algo extraña—. Ellos no recuerdan siquiera que alguna vez tuvieron libertad —no entiendo—. Esos chicos que viste han sido adiestrados para comportarse como perros sexuales, pero, para tu suerte, tu no acabaras como ellos.
—¿Qué quiere decir?
—Tú fuiste comprado para ser mi esclavo, mi juguete y mi mascota —fue la respuesta que me dio, nuevamente se aproximó a mí sujetando mi rostro forzándome a mirarlo, al instante una señora ha entrado en el lugar.
—Amo Kendrick, siento molestarle —se disculpó inclinando levemente su cuerpo—. Su cita de las 6 acaba de llegar.
—Iré en un momento —tras decir esto su mirada nuevamente se posó sobre mí—. Mientras estoy ocupado, hare que vayan entrenando tu cuerpo —al momento en que chasqueo sus dedos aquella persona elegante volvió a la habitación—. ¿Llamo amo?
—Sí, Sebastián, por favor, prepara a Adei para su entrenamiento —no he podido evitar mirarlo sorprendido.
—¿A... Adei?
—Eres un esclavo, en otras palabras, ni siquiera tu propio nombre tepertenece.
************************************
Hasta aquí llega el cap, espero les haya gustado
Y pues arrancamos con esta historia que muchos creo que la estaban esperando
No olviden votar o comentar
Nos escribimos y nos leemos en el próximo capítulo
¡SAYONARA!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.