— ¿Te gustaría hablar sobre lo que sucedió el día de ayer? —pregunta Mariah sentada frente a mí. Ambas nos encontramos en Martínez's. Hay malteadas de chocolate recién servidas sobre la mesa. Mi amiga toma la suya, da un sorbo y luego de tragar, vuelve a hablar—. Por mi cabeza nunca pasó el hecho de que algo cómo lo de ayer pudiese suceder.
— Pero pasó. Y no quiero hablar del tema. Ahora solo debo ser más... cuidadosa.
— Tal vez sí.
— Alastair estaba furioso.
— Mmh —Mariah niega—. Te equivocas. Estaba celoso. Y lo entiendo. Si yo hubiese sido él, también habría estado celoso e inseguro. Después de todo, San Juan es San Juan... tú sabes.
— No se llama...
—Yo sé cómo se llama, joder. Solo déjame decirle San Juan —responde bruscamente. Me río por su reacción alterada. Luego ella toma una respiración profunda y la suelta con calma—. Cómo te decía, Alastair estaba celoso. Pero, ¿a quién demonios le importa el celoso? Lo que yo quiero saber es: ¿Qué lograste hablar con Safwan?
— Nada. El tipo es peor que antes. Ya sabes, más hijo de puta y maldito, loco, sarcástico y desagradable. En pocas palabras, lo mejor es no acercarse a él ni un poquito —digo con seguridad.
La expresión de Mariah pasa de una concentrada en lo que digo, a una burlona. Ella suelta una risita.
Giro mis ojos al ver que se está burlando.
— ¿Y ahora qué es lo gracioso?
— Mmh, no lo sé. Tengo curiosidad de saber qué tan fiel vas a ser a tí misma cuando te encuentres nuevamente a su alrededor.
— ¿Qué insinuas? —cuestiono con cuidado.
—Nada en particular. Solo quiero ver qué es lo que realmente vas a hacer.
— Evitarlo a toda costa —respondo con firmeza.
— Me gustaría ver si eso es cierto.
— Hablo en serio.
— Sí, claro —gira los ojos y luego sonríe al negar con la cabeza.
A eso de las 3:33 pm, Mariah se va primero del restaurante junto a Atlas, irán a visitar a los padres de él. En mi lugar, me quedo un poco más de tiempo.
El lugar no está tan vacío y la sensación es agradable al quedarme allí. Hay un pequeño pastel sobre la mesa, el cual he decidido llevarle a Alastair. Es de chocolate.
Estoy un tanto distraída en mi celular cuando siento a alguien pasar a mi lado. No le presto atención hasta que noto cuando se sienta frente a mí. Lentamente alzo mi mirada y es allí cuando me topo con esa mirada felina, peligrosa y grisácea. Siento que mi corazón se salta un latido. Y una especie de corriente me recorre por completo.
Tengo que hacerme entrar en razón y comprender que realmente él está aquí, sentado frente a mí.
— ¿Encuentras algo fascinante en mi rostro acaso? —suelta su pregunta sin sutileza—. Si me sigues mirando así, me voy a desgastar.
— ¡Ja! —giro los ojos y luego vuelvo a verlo—. No encuentro nada fascinante en tu cara de culo. Solo me sorprende que estés aquí luego de lo que sucedió ayer y que me dijeses que no me acercase a tí —escupo, pero estando muy consciente de que lo que dije sobre su rostro es una vil mentira.
Realmente, viéndolo mejor ahora y de frente, en una situación más tranquila, puedo percatarme de lo atractivo que se ve. Se ve exactamente cómo un rubio con una dualidad impresionante en su rostro, él siempre luce peligroso y felino, pero es por sus expresiones y su seriedad. Estoy absolutamente segura de que si fuese un poco más suave, tendría incluso un aspecto ligeramente angelical. Es demasiado engañoso. Y claro está que lo rasgado de la forma de sus ojos solo hace que su mirada luzca más hechizante y peligrosa.
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Sombras Oscuras: ¿Quién es Safwan?
RomanceSaga Their Dark Side: Libro 4. Existe una pequeña línea entre lo que creemos que es cierto y lo que no. Lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo, nada te asegura que lo que pienses sea lo correcto y lo que los demás digan sea falso; exact...