Puedo percibir cada nota cítrica y amaderada del aroma de Safwan, mientras se encuentra tan cerca de mí. Mientras él, el hombre que me envuelve con sus manos sobre mi cuerpo y me transmite su confortable calidez corporal, me besa profunda y pausadamente.
Nuestro beso, a cada segundo que transcurre, me vuelve más anhelante y débil ante él.
No puedo arrebatar de mi interior esa sensación de deseo arrasador que me está consumiendo lentamente. Un deseo impuro, caliente y desarmante.
Hoy más que nunca soy capaz de darme cuenta qué tan débil me vuelvo ante él. Ante su toque. Ante su calidez. Ante sus labios. Ante sus palabras. Ante cada uno de sus movimientos. Ante su mirada.
Los cortos segundos en los que me mira antes de seguir besándome, me vuelven absolutamente vulnerable.
Estoy atrapada en su red.
Él me tiene.
Me tiene por completo.
Y ya no puedo hacer nada para negar ese sentimiento; solo... Dejarlo fluir.
En el fondo estoy asustada. No mentiré. Con honestidad, tengo miedo. Y no, no se trata de Safwan, se trata de mí. Tengo miedo de mis propios sentimientos, los cuales considero incorrectos de aceptar, pero correctos de experimentar. Quizás lo que hago no está bien. Quizás estoy haciendo algo muy mal, porque aún sintiéndose terrible, poseo un compromiso con otro hombre. Está mal mi forma de actuar. Tengo miedo de mis emociones, en las cuales no percibo indicio alguno de disminuir su intensidad. Mis emociones simplemente están desbordándose. Mis sentimientos más profundos están aflorando en el momento menos indicado. Y yo con cada minúscula parte de mi ser ya me he rendido ante mis sentimientos por él. Me cuesta entenderlo del todo, pero sé que si no sintiese algo por él, no sería tan difícil para mí.
Tengo miedo.
Tengo miedo de estarme enamorando tonta e inesperadamente de la persona incorrecta en el peor momento de todos.
Tal vez, con Safwan, no sería capaz de soportarlo.
Tal vez no sería capaz de soportar no poder mantenerlo a mi lado cómo realmente en el fondo siempre lo he deseado.
Ahora, más que nunca puedo notar cuánto he deseado que se quedase a mi lado en cada ocasión que nos hemos encontrado en el pasado.
No deseo que me suelte. No deseo soltarlo. Deseo que continúe aquí conmigo de ésta manera.
Lo quiero para mí.
¿Estoy tan mal al pensar que quiero que solo sea mío?
— Eris —le escucho susurrarme en voz baja, mientras da un beso sobre mi mejilla.
— ¿Sí? —suelto en voz baja y sumisa.
No recibo respuesta.
Su única respuesta es la manera en la que me atrae más hacia su cuerpo y me carga contra sí. Me aleja del pórtico de la cabaña y se adentra a ésta.
En medio del camino me sorprende lo cuidadoso y cariñoso que él puede llegar a ser conmigo. La forma en la que me besa la frente, mis ojos, mis mejillas y mi boca es dulce.
— ¿A dónde me llevas? —pregunto con suavidad y un poco divertida por su forma de besarme.
— A dónde pueda follarte más cómodamente —responde.
Suelto una leve risa. Y luego lo miro.
— Ok.
— Siendo sincero, podría haber actuado allí afuera. Pero me dió la sensación de que si lo hacíamos allí afuera, tu culo se iba a congelar —comenta con picardía y un poco de diversión.
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Sombras Oscuras: ¿Quién es Safwan?
RomanceSaga Their Dark Side: Libro 4. Existe una pequeña línea entre lo que creemos que es cierto y lo que no. Lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo, nada te asegura que lo que pienses sea lo correcto y lo que los demás digan sea falso; exact...