La luz del día ha disminuido considerablemente, haciéndome saber que cuando desperté en éste lugar ya era algo tarde.
No logro relajarme nada, debido a que no hay ni siquiera una pizca de claridad alrededor.
Estoy aterrada.
Mi miedo a la oscuridad es el motivo.
Por otro lado, la temperatura bajó demasiado. La habitación está helada. La cama está muy fría y no hay mantas suficientes. Mi cuerpo está temblando de manera incontrolable debido al frío.
Con gran fastidio decido que debo moverme. Salir de la habitación, caminar, ó, hacer lo que sea para no morir de frío.
Como puedo llego a la puerta y desde allí me guío hacia las escaleras al tantear las paredes. Cuando sé que llego a mi objetivo, bajo con cuidado los escalones.
Al tocar el piso de abajo, siento que un escalofrío me recorre de pies a cabeza. Está demasiado frío.
«Creo que voy a congelarme. ¿Moriré de hipotermia?»
— Pensé que te quedarías encerrada allí arriba hasta que te hicieses vieja —le escucho susurrar cerca de mi oído.
Un grito inmediato se me escapa.
Me giro sobre mi eje y trato de ver hacia algún lugar, pero me es casi imposible.
Todo está demasiado oscuro.
— Safwan, ésto no es gracioso —digo algo alterada y temblorosa.
— Para mí es un poco divertido percibir tu miedo. Aunque de pronto, a veces, se vuelve repugnante.
No veo dónde diablos está. Sin embargo, podría decir que se encuentra rodeándome, aún cuando no siento ni uno de sus pasos.
Es demasiado sigiloso.
No puedo evitar compararlo con un felino que intenta cazar una presa. Y para mi desgracia... esa presa soy yo.
— No soy tu bufón para que te diviertas a costa de mis desgracias.
No recibo respuesta.
Todo queda en un sepulcral silencio.
— ¿Safwan? —llamo—. Safwan — al no recibir ni una respuesta, comienzo a experimentar un pequeño ataque de nervios—. Safwan —llamo una vez más ya con la voz temblorosa —¡Safwan!
El movimiento brusco y repentino que me hace retroceder y chocar contra la pared que él provoca, me toma absolutamente por sorpresa. Mi respiración se acelera y mi pulso aumenta considerablemente. Respiro de manera pesada al sentir una de las manos de Safwan sobre mi hombro izquierdo.
— Te dije que odio los gritos. Odio a la gente innecesariamente ruidosa —dice con severidad. Está demasiado cerca. Su cuerpo está acorralándome por completo—. Si vuelves a gritar de una forma tan desagradable y ridícula, voy a cortar tu lengua.
A éste punto ya siento que es suficiente para mí.
No digo nada. Lo único que escapa de mí de manera involuntaria son lágrimas y un ligero sollozo.
Estoy asustada hasta la mierda. La oscuridad no me ayuda y él mucho menos.
No sé qué sucede.
No sé en dónde me he metido.
No sé por qué me pasa ésto a mí.
Solo quiero gritar y decir "Basta". Estoy harta de que todos quieran hacer conmigo lo que les dé la gana.
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Sombras Oscuras: ¿Quién es Safwan?
RomansSaga Their Dark Side: Libro 4. Existe una pequeña línea entre lo que creemos que es cierto y lo que no. Lo que está bien y lo que está mal. Sin embargo, nada te asegura que lo que pienses sea lo correcto y lo que los demás digan sea falso; exact...