☪」Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ |21

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La señora Hunt acarició el pelo de su hija con mucha suavidad y una sonrisa que era muy raro de ver en ella

—Amber, solo quiero lo mejor para ti ¿Lo sabes verdad?—Hablo madre—Cuando tengas tus propios hijos lo entenderás cariño—

Amber soltó un pequeño suspiro lleno de cansancio, luego tomó las manos de su madre apartándose fuera de su pelo

—Jack irá de vacaciones, algunos días a los ángeles ¿No te gustaría ir con él?—

—Madre...—Musitó—Sabes perfectamente cuál es mi respuesta—Añadió

—Dime una cosa Amber—Contestó la señora Hunt—¿De verdad no te gusta Jack?—

—No—Negó—Aprecio mucho a Jack, le quiero, pero solo como un amigo, hemos creado juntos que solo puedo verlo como un amigo—

Madre de nuevo curvó los labios mostrando una sonrisa, tierna entendible y sobre todo llena de confianza para que Amber pudiera sentirse de esa forma al hablar con su madre

—Lo entiendo—Madre tomó las mejillas de su hija—No puedo obligarte a quererlo cariño—

Amber pestaño varias veces tratando de averiguar si lo que estaba escuchando no era un sueño al cual tendría que despertar

—Me case con tu padre porque lo amo, y quiero que te cases con alguien que ames—
—¡¿Lo dices en serio?!—Contesto Amber con entusiasmo
—Por supuesto cariño—

Amber abrazo a su madre, llenándola de un amor que había escondido por mucho tiempo, había olvidado cuando había sido la última vez que había abrazado a su madre, no lo recordaba por supuesto y para ella eso era doloroso

—Amber, quiero que seas feliz—Añadió madre

Podía ver cómo los ojos grises de su hija brillaban ante esas palabras, por lo que sabía que todo lo lo tenía bajo control

—Ahora volveré con la señora Persoff,  date una ducha, si no quieres ir al colegio puedes tomarte el dia—Dijo mientras le depositaba un beso en la frente

Amber no lo podía creer, su madre había cambiado de un día para el otro como si aquella estrella fugaz que había visto la noche anterior hubiese cumplido su deseo. Madre salió de la mansión y rápidamente corrió de nuevo a Georg quien aún se encontraba de pie con la rabia entre las venas

—¡GEORG!¡GEORG!¡Mi deseo se ha cumplido!—se lanzó contra él como una pequeña niña

Ni siquiera le importaba si Georg tuviera las manos llena de grasa negra, lo abrazo tan fuerte con una felicidad tan grande que no había sentido desde hace mucho, podía sentirse libre como un pajarito que recién descubre sus alas

—Mi madre lo a aceptado, puedo amarte, podemos amarnos sin ningún problema—Decía mientras lo seguía abrazando

Goerg no sabía que decir, no estaba tan seguro de lo que su amada decía, pero lo que sí estaba seguro es que podía notar la felicidad en ella, y eso lo conmovía demasiado, si ella era feliz, Georg podía ser feliz

—¿Has arreglado la desbrozadora?—Pregunto Amber
—Si, lo he hecho—

Ella asintió y lo tomó de las manos, llenas de grasa sin importarle, Georg se quedó algunos segundos sorprendido por aquel gesto, que tal es para alguno era algo sin importancia pero para Georg no era de esa forma. Sabía que con eso acto, Amber lo quería sin importar cuál era su vida, sin importar si había tenido que robar pasta o lo que sea, que lo aceptaba tal y como era, con algunos centavos en los bolsos, con la ropa que solía comprar en la paca de los sábados de su colonia

𝗦𝗼𝗹𝗼 𝗨𝗻𝗮 𝗡𝗼𝗰𝗵𝗲; Georg ListingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora