Amnesia | 2ª Parte ~ Eddie Munson

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Fue un golpe duro que Eddie perdiera la memoria, pero debía aceptarlo. Eso mismo hice.
Pasaron las semanas y todo cambió demasiado.

Hopper había vuelto y eso significaba que nos iba a ayudar. Con la ayuda de Jim, limpiamos la imagen de Munson y convencimos a la mayor parte del pueblo de que Eddie no era culpable. Nos costó, pero algo conseguimos.

Gracias a eso, pudimos llevarlo al hospital para tratarlo. Él permanecía siempre en la camilla y pocas veces le veía en pie. Estaba algo mejor, sí, pero seguía algo confuso y malherido.

Pasamos muchas horas juntos. Le enseñé como volver a hablar correctamente, a andar con más facilidad, a entrenar su mente para que recuperara recuerdos... Poco a poco fue mejorando y eso me llenaba de alegría.

Wayne siempre me decía que no hacía falta que me quedara tanto allí, que él podía encargarse de él, pero me negué rotundamente porque estar a su lado me hacía verdaderamente feliz. Yo estaría en las buenas y las malas, sé que él también lo haría si fuese yo la que hubiera perdido la memoria.

Los chicos venían a visitarle a menudo y eso le encantaba a Eddie. Le enseñaban a jugar al juego que tan feliz había hecho alguna vez a mi chico, D&D. Resultaba tan extraño que ahora fuera él a quien le estaban enseñando cómo funcionaba aquel juego de mesa.

Gareth y Jeff también frecuentaban el lugar. Le trajimos su querida guitarra y ellos le enseñaron cómo debía tocarla, cosa que fue complicado de entender para él y hacía que se frustrase.

Ya había pasado un mes de todo aquello. Él estaba mejor, más no recuperado. Su salud era como una montaña rusa; algunos días estaba sano y al otro le costaba respirar. Los doctores no sabían qué era lo que le pasaba.

Muchas veces tuve riñas con enfermeras y médicos de allí por algunas conclusiones equívocas o por ver que mi novio no mejoraba, pero tampoco era culpa de los profesionales que Eddie hubiera contraído algo de otra dimensión.
Era obvio que no podrían tratar algo desconocido para ellos.

-Y esto...-Le mostré un papel con una imagen impresa de un ventilador a Munson.
-¿Qué es?-Pregunté para que él intentara acertar.

Eddie entrecerró los ojos y se concentró.

Mierda! ¡No lo sé!-Se frustró.

Sí, "mierda" se había convertido en su palabra favorita. Un día, derramé mi café encima mío y me escuchó exclamar la palabra. Me preguntó qué significaba con una mirada de inocencia y yo le contesté: "Se utiliza cuando quieres expresarte" . A partir de ahí, la utilizaba frecuentemente. Supongo que debí especificar, pero a duras penas él sabía lo que significaba "expresarse".

-¿Te doy una pista?-Le pregunté sonriente.

-Sí.-Respondió y yo le miré fijamente mientras alzaba las cejas para que dijese las otras palabras que le había enseñado a decir.
-Por favor.-Sonrió al saber que se había acordado.

-¡Muy bien!-Choqué sus manos. Eso también se lo había enseñado yo.
-Lanza viento.-Expliqué sin profundizar para que él me entendiera.

-Vien...-Empezó a decir y cerró los ojos para pensar bien su respuesta.
-¡Vientilador!-Exclamó.

-¡Casi!-Reí.
-Es ventilador, pero está muy bien.-Acaricié su mano cariñosamente.

-Mierda.-Soltó algo apenado.

-Lo has hecho genial de todas maneras, ricitos.-Se me escapó aquel apodo que hacía tanto que no utilizaba.

O N E   S H O T S | Joseph Quinn & Eddie MunsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora