5- Blancas: Caballo e2

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La primera en entrar en la sala de espera fue Norma, la hermana pequeña de Luciana.Después lo hicieron ellos, los padres. El padre sujetaba a la madre, que apenas si sesostenía en sus brazos. Las miradas de los recién llegados convergieron en las de losamigos de su hija y hermana. Cinta se puso en pie. Santi y Máximo no. Los ojos delhombre tenían un halo de marcada dureza. Los de su esposa, en cambio, naufragabanen la impotencia y el desconcierto. La cara de Norma era una máscara inexpresiva. 

—¿Cómo está? —quiso saber Cinta. 

El padre de Luciana se detuvo en medio de la sala, abarcándolos totalmente consu mirada llena de aristas. Vieron en ella muchas preguntas, y leyeron aún mássentimientos, de ira, rabia, frustración, dolor. 

Cinta tuvo un estremecimiento. 

—¿Qué ha pasado? —la voz de Luis Salas sonó como un flagelo. 

—Nada, estábamos... 

—¿Qué ha pasado? —repitió la pregunta con mayor dureza. 

Santi se puso en pie para coger a Cinta. 

—Tomamos pastillas y a ella le han sentado mal, eso es todo —tuvo el valor dedecir. 

—¿Qué clase de pastillas?

—Bueno, ya se lo hemos dicho al médico... 

—¡Mierda!, ¿estáis locos o qué? 

La madre de Luciana rompió a llorar más desconsoladamente aún por laexplosión de furia de su marido. Incluso Norma pareció despertar con ella. Se acercóa su madre buscando su protección. Sin dejar de llorar, la mujer abandonó el regazoprotector de su marido para abrazar a su hija pequeña. 

Luis Salas se quedó solo frente a ellos tres.

Cinta tenía los ojos desorbitados. 

—¿Cómo... está? —preguntó por segunda vez. 

La respuesta les alcanzó de lleno, hiriéndolos en lo más profundo. 

—Está en coma —dijo el hombre, primero despacio, para agregar después conmayor desesperación, con los puños apretados—: ¡Está en coma!, ¿sabéis? ¡Lucianaestá en coma!

Campos de Fresas - Jordi Sierra i FabraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora