Capitulo #10 "forbidden dreams" (Editado )

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Narra Billie
Miraba a todas sin comprender una mínima palabra que salía de sus bocas, el español no fue mi fuerte nunca, Duolingo me lo había hecho saber.

¡Solo un minuto chicas! —Habló, ¿Fabiola? No recuerdo quién era, pero parecía realmente ansiosa.

Por lo que Ingrid me había explicado, era una apuesta y tenían que ver quién ganaba, nunca me dijo qué era lo que se daría a cambio. Tal vez mucho dinero, o tal vez bromas pesadas, en fin, cosa de ellos.

Yo solo estaba aquí de forma obligada, soy de mal humor cuando no duermo y yo ya necesito una siesta de mínimo un día entero.

El calor sofocante del lugar tampoco ayudaba a mejorar mi ánimo. Sentía cómo las gotas de sudor se deslizaban por mi frente, y cada risa y comentario en español me hacían sentir más fuera de lugar. No entendía por qué Ingrid insistía en que yo participara, sabiendo perfectamente que no disfruto de este tipo de reuniones. La ansiedad comenzaba a apoderarse de mí, y deseaba poder escapar a algún lugar donde el silencio y la soledad fueran mis únicos compañeros.

—¡Empezó la cuenta, cinco, cuatro, tres, dos, ¡uno!—gritaron todas juntas. Bueno, al menos los números los entiendo.

Al parecer, el directo ya había sido cortado y, con la suma de 69.0k de espectadores, fueron donde los chicos para ver quién obtuvo más.

Como yo lo esperaba, ganaron. En este directo también se habían unido todos mis fanáticos. Aunque yo ni siquiera hablé, ellos parecían emocionados de verme.

Vi a las chicas celebrando, incluyendo a mi novia. Se la veía feliz, lo que me sacó una sonrisa.

¡Tienen que darnos 50 cada uno!— gritó una de ellas.

Las risas y la algarabía continuaron mientras se organizaban para repartir los premios. Mi novia, todavía riendo, me miró y me guiñó un ojo, su gesto era suficiente para hacerme olvidar cualquier preocupación. El ambiente era de pura camaradería y diversión.

Yo estaba cansada, quería tomar una siesta, y además tenía tanta hambre que podría devorarme a mí misma. Ingrid notó mi inquietud y se acercó a mí.

—¿Qué pasa, cariño? —dijo acariciando suavemente mi pelo.

—Tengo hambre, podría devorarte —dije, dejando escapar una risa. Ella se rió y nuestras risas se mezclaron.

—No me molesta eso —devolvío la broma.

—No, en serio, tengo hambre —puse un tono un poco más serio.

—¿Qué quieres comer, amor? —Ella sacó su celular y abrió una aplicación de comida.

—Lo que tú quieras —dije sin mayor importancia.

—Yo pido entonces —dijo, levantándose de mi lado y aparentemente preguntando a los demás si querían algo.

Mientras Ingrid estaba ocupada ordenando la comida, me recosté en el sofá, cerrando los ojos por un momento.

Ingrid volvió después de unos minutos, con la confirmación de que la comida llegaría pronto. Se sentó a mi lado, y yo pude sentir el calor de su cuerpo reconfortándome. —No te preocupes, cariño, en unos minutos podremos comer y tú podrás descansar —dijo con una sonrisa tranquila que siempre lograba calmarme.

Después de unos minutos, llegó la comida que Ingrid me había pedido. Fue hacia los demás, entregando sus comidas delivery, asegurándose de que todos recibieran lo que habían ordenado. Después de eso, se sentó a mi lado y me entregó mi comida vegana, que era un vibrante bowl de quinoa con aguacate, espinacas frescas, rodajas de tomate y un aderezo de limón y tahini. La presentación era tan atractiva que casi me daba pena deshacer el plato, pero el hambre pudo más. Ingrid me observaba con una sonrisa mientras yo tomaba el primer bocado.

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