Exclusivamente tuyo †Studoc†

Nuestro juegos y reglas.

Los golpes eran como dulces besos que entumen un cerebro apagado.
No se puede determinar con certeza el instante en el que esto sucedió, no se tocó el tema de alterar nuestra forma de vida, el proceso fue tan lento y gradual que era difícil notarlo.
Cada impacto que sufría era como una caricia que me dejaba sin aliento, incluso si hubieran perecido en ese sitio, se percibían en un estado de equilibrio, siempre fuiste agresivo, pero tú perdón era tan suave y dulce, el cual implicaba presenciar ojos apenas abiertos y una mirada tímida junto con dulces regalos de disculpa, tus gestos amorosos decían más que mil palabras, así que no necesitabas pronunciar un "perdón" para que yo te comprendiera. ¿Cómo podría odiar a la persona que es dueña de mi alma?.
Tan salvaje y libre, reconociendo y amando todas las partes de ti mismo, sin importar el como sean, estuve dispuesto a compartir cada rincón de mi cuerpo contigo, incluso cuando me pedías estar con otras personas. "Eres bonito cuando sollozas".

Aunque eres tan dulce, tu apariencia no es atractiva cuando estás llorando, me resulta insoportable presenciar tus lágrimas y ver cómo tu nariz rota se arruga, esos ojos bicolores que ahora miran con rencor a alguien a quien solía mirar con superioridad, ahora tu voz, que antes era imponente y siniestra, ha perdido su fuerza y se ha convertido en un susurro tembloroso. Siempre que te veía me pedías un pequeño favor, todavía tengo presente el momento en el que colocaste el collar alrededor de mi cuello, lo usaste con tanta energía que me dejaste inconsciente, presencié cómo te sentabas relajadamente mientras yo me ahogaba sin poder respirar, era una sensación asfixiante y tentadora, me diste una sonrisa antes de que me desmayara.
"Puedo hacerlo si a ti te gusta", debería haber tomado la decisión de huir cuando me pediste cosas que no lograba comprender, no me deseabas todo el tiempo pero aún así estaba bien para mí, solías ser una persona honesta y eso era todo lo que necesitaba para quedarme a tu lado, corrías a mis brazos y me felicitabas para luego rasguñar. Comenzabas con gestos de amor y terminabas con actos de violencia, de una manera u otra solías darme indicios de que había esperanza de que nuestras vidas se unieran. No tenía ninguna duda en hacer cosas amables cuando me las pedías, exigiste que me comportara de manera obediente en todas las situaciones, una fé ciega hacía un satanista mudo, arrancándome los ojos y entregandotelos solo para que comprendieras mi lealtad incondicional, fracturando cada hueso para que confiaras en mí cuando afirmaba que eras quien sostiene mi collar.

No quería que él escapara, tenía la capacidad de controlar cualquier circunstancia, arrancó su corazón y lo puso en una habitación sin ventanas, donde el humo era lo único que podría ver, sumergio la sangre en vino que escupió, recito un rosario "será mejor que no me dejes", "promete recordar que eres mío", sedo una parte del cerebro mientras bailaban toda la noche en lujuria, salpicaba palabras llenas de mentiras haciendo una telaraña de su mente, el dijo que amaba su honestidad, pero este solo amaba su cuerpo y su fé ciega. Tocando puntos vulnerables, amando cada juego lascivo y pidiendo cada vez más hasta agotar las suplicas de alguien que pedía algo de paz, el dijo que tenía miedo, que la situación se fué de las manos, pero aún así sus ojos estaban en vendas de su dueño, sediento de palabras dulces y obsequios de perdón. Empujando cada vez más los límites, ahogando los gritos y tomando las manos frías, lento y seguro para obtener un toque dulce, cambiando los platos para hacer sentir que te daba lo mejor, dando sonrisas aunque lo arruinará, mostrando piedad inexistente, las botas incluso siendo obsequio para doblarte, a tal punto que pude poner tu cadena para que tu mismo usarás el collar y jalaras el camino.

Tomando cada mechon azul hasta hacer gritar, tu voz llorosa que gritaba ese nombre era motivo de orgullo. Declarando ser un ferviente seguidor de la autoridad total, siempre hundiendose en humo de tabaco y consumiendo a quien tuviera a su mano, alimentando al perro con cenizas del cigarro quemado, haciéndole tomarlas con sus propias manos para que se alimentara y agradeciera.
La desesperación es tan intensa que sus ojos están cubiertos por una espesa capa de engaños, impidiéndole ver cualquier salida o a cualquier otra persona, tan solo como un náufrago enredado en las sucias telarañas tejidas por su amado, exhalando y suplicando una disculpa falsa con desesperación.
"Solo tu me haces brillar, pero también me ensucias y me contaminas tanto que no logro dar ni un destello ante la luz del cielo nocturno".
Pronunció en medio del torbellino de sus pensamientos:
"Cada vez que tengo sexo contigo se siente como si me hubiera ensuciado de alguna forma",
Recibiendo una respuesta provocativa envuelta en una nube de humo que hipnotizaba sus ojos y lo envolvía por completo:
"en ese caso, ven a verme cuando lo desees, me encanta mancharme de suciedad".
Una mente caótica y destrozada, un completo desastre diseñado a medida.

"Tu y yo ya no existimos, eres cruel, me prohibes lastimarme y tocarte pero al contrario tu puedes tomar todo de mí, te lo ruego".