Exclusivamente tuyo †Studoc†

Sabueso.

T.W.: a partir de este capítulo puede haber noncon y probablemente un "Dead dove do not eat".

Las exigencias de parte de Murdoc se hacen más constantes y profundas, es una prueba entre pregarias y súplicas, tomando sangre pura con su "sistema" de control total, no hay errores para el, no hay algo simple o un tacto tan brusco que destroce su juguete por completo, sistemáticamente construlle y derrumba con victoria.
Sus manos chatruse toman un frío collar para unirlo a Stuart, sus manos firmes toman del cabello a Stuart mientras le mira fijamente, "eres una obra de arte", la respiración de Stuart aturde siendo melodía tenebrosa que toma control de su cuerpo haciendo que se agite.
Un collar es atado, tomando parte de sus mechones y arrastrando piel moribunda, el tintineo resuena en chasquidos, su cuerpo es poseido por la cadena de Murdoc, un ritual es el culpable, la cadena es jalada con fuerza haciendo que Stuart se golpeé con el piso, su rostro pincelado tinto es acorralado por horimigueo que entumece, su voz sale en coro ante el dolor.

Simbólicamente tanto como literalmente ha tomado el cuerpo y alma de Stuart, suelta la cadena para probar los límites acto seguido la jala hacía su pecho, es una guerra donde solo un perro es atado mientras besa la mano que le da carne podrida.
Cada cicatriz es tocada con labios oliva, los "suaves" toques que marcan tinta granate son calmados con un beso en dulce caramelo.

La percepción del ser humano es incomprensible, la calidez es tomada como una zona de confort donde el cuerpo bombea sangre al estar cerca de un humano que nos "complementa", el ser amado no siempre es amado, el dolor no siempre es aplacado y como siempre los sentimientos casi nunca son correspondidos, las mentes quebradizas son difícil de armar más aún cuando no se intantan arreglar.
En la inmensidad de su mirada se percibe una tristeza tan profunda como el universo entero, luchando contra la ausencia de afecto, obteniendo consuelo a cambio de maltrato y un dulce viejo.Stuart se siente abrumado por la falta de claridad en su mente, pues se encuentra abandonado en una habitación donde incluso las ventanas han sido cubiertas por manta negra, sus ojos se pierden entre la incertidumbre, donde su cuerpo se siente sucio y amado, donde su mente le juega sucio pues se siente tan sucio con cada toque y también se siente amado al escuchar la voz tranquila de Murdoc, se ve aprisionado por sus sentimientos tan extraños. Siendo tan simplista al pensar que Murdoc solo tiene la capacidad de amar de esa manera, con el los recuerdos no le permiten la claridad, pues en la incertidumbre de la oscuridad no puede escapar de los momentos pasados junto con Murdoc. Sin algún modo de medir el tiempo su mente es corrupta, anhelando la voz de Murdoc pues significa ver la luz y compañía de alguien, su mente se apaga cada vez más al punto de sonreír al escuchar una orden nueva, descubriendo la emoción de sentirse afortunado de tener el privilegio de tomar las órdenes de Murdoc. Adiestrado siendo complaciente con muelas picadas de dulce mientras la mano abofetea a consecuencia de una caricia, ahora Murdoc es más complaciente y dulce al igual que esos dulces viejos, la voz de Murdoc suena rasposa mientras le pregunta si desea hacer o no uno de "los juegos", una lastima que aún preguntadole simplemente ignora su respuesta y sigue adelante en esa trampa.

En la falsedad de la noche artificial, la mente traicionera se rinde ante la manipulación de Murdoc, aunque ya no estén cerca, las manos bruscas dejan una marca en su piel, y a pesar de que no pueda ver, todavía siente el calor que le transmitieron. Las huellas marcan profundamente dentro del cuerpo a lugares que parecen imposibles de llegar y trascienden el alma, el amor de Stuart es un revoltijo de creencias, comprometido con una seguridad que solo alguien tan ciego como él podría tener.
Murdoc lo sabe, pues la voz de Stuart le dijo con claridad ante la oscuridad "Te amo", sus palabras pasaron por los oídos de Murdoc pues escucho un murmuro de este, es imposible confundir sus extrañas emisiones de sonido.
El eco se ha apagado por sí mismo, sin necesidad de que nadie lo detenga, ante el silencio que lo rodea solo quedan las lagrimas secas en el cuerpo de Stuart, sus cuerpos llenos de electricidad chocaban en estocadas mientras Stuart repetía con alebocia un "Te amo" sincero, sin respuesta alguna Murdoc solo gruñía mientras que jalaba la cadena de Stuart, quien solo estaba permitido que su cuerpo estuviera en el suelo, sus manos estaban faltas de circulación al estar en el piso, sus rodillas estaban teñidas carmín pues su pocision era de lo más incómoda, el peso de Murdoc recaía en la espalda de este quien parecía hacer una pose gatuna, su mirada decayó y sus ojos ya acostumbros a la oscuridad miraron hacía el suelo ante la ausencia de respuesta. Un beso fue otorgado a la fuerza, buscando un cariño sincero en una telaraña de penumbra sin sentimientos aún así tomando ese beso con algo significativo, su rostro mojado de lágrimas y sudor era una prueba de que aún seguía con profundos sentimientos hacia Murdoc, no sabría el como explicar sus sentimientos ya que no diferenciaba el si eran buenos o malos, simplemente eran profundos como su dolor, algo que no le dejaba alejarse de éste, la mentira le carcomía la sonrisa, su cuerpo se estremecía mientras escuchaba palabras sin sentido, un lamento inundó su mente y quedó en blanco con una nueva plegaria que era como hierba de ortigas, pues no podía arrancar la hierba venenosa de su mente.
Finalmente la plegaria fue aplacada con un dulce, Murdoc se despidió como siempre, nuevamente alejandose mientras escuchaba los lamentos, "volveré pronto", los labios estan formando una sonrisa siniestra pues era consiente de que no volvería hasta que las lágrimas de Stuart se aplacaran, aún consciente de que el tiempo que pasaba se hacía cada vez más largo ante las lágrimas.