Los destrozos hacen un eco ruin en la habitación de Murdoc, quien ahora pareciera protagonista ante los gritos, nuevamente siendo destrozado. Los labios comprices son un pacto de la la ferocidad, cuando se unen se vuelve aterrador, el sentimiento de incomodidad cae como bala en el pecho de ambos, de la misma pistola irrumpiendo sus pechos, las manos rojizas de Stuart toman de nuevo las manos de Murdoc en un burdo intento de retenerlo, su estatura es aprovechada para besarle y arrinconarle, presionando su cuerpo con el otro, casi tan bruscamente que pareciera tomar su aire. Un sentimiento peculiar parecido a la felicidad se adebtra en la mente de Murdoc, tal vez el pensar que habría algo más esta noche le hace tener una erección felíz, su líbido es alto y su respiración agitada, unos ojos entrecerrados se vuelcan al notar una tela en sus ojos. Murdoc a creado una libertad desafiante, su corazón retumba y con voz algo incómoda trata de cuestionarle.
-¿Una venda?.
-Lo tome de tu mueble, ¿No te gusta?.
-Me gusta, pero...
-Entiendo, supongo que me adelante a tus planes.
-No es que no quiera, solo que eso no era para mí.
-...
-¿2d?
-Me largo de aquí.
-No, espera, no te vayas, solo trato de explicarme.
-Da igual, fué idiota el pensar que tú querías algo.
-No lo fué, si lo quiero, hace tiempo no hacemos algo, es obvio que quiero.
-No lo parece así que me voy.
La mirada erosiona la sensación de satisfacción, avanza con solemnidad hacia la salida, una sonrisa transforma su rostro serio, pues sus pie es sujetado con desesperación, el cuerpo de Murdoc besa el piso y suplica casi en desesperación por su líbido "No te alejes, no me dejes así", tal cual un perro en celo. Los pies de Stuart se detienen bruscamente al sentir las manos en el, sus ojos rígidos observan a Murdoc, fijamente y con descaro muestra esa sonrisa sin dientes, la satisfacción del control es cegadora, pues es su mejor momento, sus ojos complacen a su cerebro al ver a Murdoc tirado, semidesnudo, con una erección, con sus ojos bicolotes antipáticos rogándole que no se vaya. Encuentra en esa situación una satisfacción que le genera un placer casi tan intenso como el de un orgasmo.
-No pasa nada Mudtz, será como tu lo deseas.
Murdoc siente cómo la venda es colocada suavemente sobre su piel, una vez más, Stuart sujeta las manos de Murdoc para sellarle con marcas de mordidas en los hombros y cuello, la amabilidad se transforma en brusquedad en tan solo unos minutos, el cuerpo se mueve sin control, las piernas largas de Stuart pisan el pecho de Murdoc quien ahora esta de espalda en el suelo, sujeta el cabello negro para morderle y deslizarse hasta su líbido palpitante, la saliva corre hasta el piso pues sus mejillas son llenadas, los gemidos parecen romper los tímpanos mientras que las manos inquitas preparan todo para montar, la lengua de 2d es aspera y su garganta succiona con lentitud, el tiempo solo hace crecer más la desesperación y sus miembros, finalmente Stuart toma con sus manos algo de saliva y semen para introducirlo en el, su cuerpo finalmente preparado monta a Murdoc, sin ningún control alguno de sus extremidades Murdoc solo se limita a soltar gemidos profundos. La segunda de Stuart es clara al saber que puede mover el cuerpo de Murdoc a su placer, sus labios dejan besos en las ahora rojizas marcas de mordidas, los murmullos de Murdoc se entrelazan con gemidos, sus cuerpos son inconscientes del dolor, son manchados con vino espeso del cuerpo, las manos de Murdoc estan temblando, el cabello azulado cae al igual que el sudor, solo el calor abrazador les dirige al infierno, están complaciendoa paciencia. Sus pantorrillas cansadas arden como si caramelo hirviendo les cayera. Adquiriendo nuevas habilidades, un aprendizaje profundo, siendo la paciencia tan inquieta ante labios indigos que gimen su nombre con desesperación y éxtasis, consumiendo el acto en un largo gemido junto con sus respiraciones entrecordas.
Al final de todo Stuart se levanta para vestirse, Murdoc se quita la venda al escuchar a Stuart abrir la puerta, hay un momento de inquietud, algo da una sensación rara e inquietante a Murdoc, viendo hacía arriba a Stuart, quien ahora esta como si nada, mientras que Murdoc se encuentra tirado en el piso, lleno de esperma, vulnerable mientras que Stuart solo lo mira con desinterés. Tan confuso como una inyección de insulina al corazón, sus ojos sintiendo como son derretidos lentamente con esa venda, el cuerpo de Murdoc intenta retomar la postura tratando de mantener su puesto pero siendo intimidado incluso por la altura de Stuart quien ahora porta unas botas altas, una sonrisa intranquila aparece en el mayor mientras que al contrario Stuart refleja una sonrisa territorial.
-¿Por qué te detuviste?.
-Nada, no paso nada, simplemente quiero irme.
-¿Pero por qué?, ¿hice algo mal?.
-Solo quiero irme, después hablamos.
Stuart tiene la mirada con desinterés, observando la inquietud de Murdoc, saboreando el extraño sentimiento que le causa el manejar a Murdoc. deleitándose al ver las marcas dejadas y una mirada confusa de Murdoc.
-Al menos quédate.
La voz de Murdoc se muestra suplicante, sintiéndose inferior ante esa persona que el pensaba que siempre manejaría, Stuart toma el hombro de Murdoc, da unas palmadas de consuelo y saca una cajetilla de cigarros de su pantalón.
-Ví esto y recordé que te gustaban.
Murdoc se ve algo feliz, ama esos cigarros así que deja pasar la inquietud, se siente importante al recibir los cigarrillos, pues son de su sabor favorito, los toma con ambas manos mientras los mira con una pequeña sonrisa.
Stuart se sienta cerca de la mesita de noche de Murdoc, observando el como Murdoc saca un cigarro.-¿Me pasas el encendedor?
-Claro, pero justo ahora no tengo uno.
-Solo busca en mis cajones, siempre hay uno por ahí.
Las manos de Stuart se encuentran buscando un encendedor, encontrandolo entre su ropa sucia y una peculiar navaja, la mirada de Stuart se pierde en el grabado de la navaja, sacando el encendedor y la navaja juntos, pasandole el fuego a Murdoc, prende su cigarro y vuelve al objeto metálico, el cual abrr para apreciarle mejor.
-¿Dónde compraste esto?.
-Ni idea, creo que alguien me la dió.
-Es muy bonita.
-Si te gusta tanto puedes tomarla, ni siquiera la uso así que si te gusta es tuya.
-¿No tienes miedo de que lo use para algo "malo"?.
-No, no eres capaz de hacer algo así, eres tan estúpido que ni siquiera podrías grabar tu nombre en un árbol, así que no me importa y de todas formas no creo que la uses para algo.
-Gracias Mutz.
Stuart toma una navaja de Murdoc, haciendole dar una sonrisa pues esta navaja tiene grabado el nombre de Murdoc. Toma la navaja entre sus dos manos mientras toca el grabado y la guarda en su pantalón para salir de la habitación.
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Exclusivamente tuyo †Studoc†
Fanfiction"Me doy cuenta de que te estás agotando de mí, sé que tu corazón ya no experimenta las mismas emociones que antes, tus toques se tornan violentos, tan obscenos y degradantes, tu mente sucia solo puede imaginarme como una presa fácil, un objeto carna...