Bolsa de huesos culpables.

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Stuart está confundido y abrumado por la situación, pues los días parecen transcurrir velozmente desde aquél espectáculo, mientras que la incertidumbre rompe sus uñas al tratar de responderse a si mismo: "¿será otra prueba de Murdoc?".
Una mente desorganizada y descontrolada, una conciencia caótica, ¿tal vez solo tal vez necesita más de eso "caótico" para subsistir?, su organismo se encuentra exausto, sus dientes débiles terminaron destrozando sus uñas, su pelo azulado se ve como si hubiera pasado por una tormenta, los dulces ahora son asquerosos, no puede comerlos sin recordar las palabras de Murdoc.
Las pesadillas se hacen más constantes, mostrando una y otra vez la misma escena aterradora, el día que Murdoc trajo sus amigos y todos se burlan de el, algo tan incomprensible pues lo que más daño le causo fueron las burlas, las risas que le comían vivo y esa mirada distante de Murdoc, un "lo siento, no quiero que me toques hoy" ¿hubiera bastado?, el daño causado esta presente, los ataques de pánico estan de la mano con los sentimientos confusos.
El silencio es roto por la entrada indiscreta de unas botas altas que resuenan en la habitación, tan solo es Murdoc, quien sin tomar ni una palabra entra y le coloca el collar a Stuart, la piel enrojece y tiembla al contacto con el hierro frío, las palabras hacen eco, es hora de otro espectáculo.

El cuerpo ahora roto le exige que se detengan, Stuart sigue experimentando las secuelas de la situación, ni siquiera el tiempo fué suficiente de procesar las cosas, su rostro mira con terror tratando de negarse y la respuesta fue la brusquedad del ahora demasiado humano Murdoc, quien entra en colera abofeteandole con violencia, jalando su correa y ajustando aún más, atandole en la habitación, cubriendo sus ojos al igual que su boca con una mordaza, para luego susurrarle con una voz algo tranquila: "Te quiero, hazlo por mí". La voz calida de Murdoc le provoca dolor y un sentimiento de culpa el cual se disipa al sentir las manos de extraños, su cuerpo es manchado por toques externos mientras escucha decir a murdoc "no se preocupen, es su fantasía, le gusta algo de rol así que no se asusten si grita u algo, le gusta lo rudo".

La sesión termina con un sentimiento de pena, el temblor incontrolable de Stuart provoca una situación incómoda que lleva a terminar rápidamente la sesión, las lágrimas cubrieron la venda y traspasaron a la almohada, su cuerpo tiene espasmos, su respiración es tan fuerte que siente que no puede respirar, pues aunque su nariz percibe el aire aún así lo siente pesado, abrumador y tan denso que le esta asfixiando, sus manos tiemblan aún estando atadas, percibiendo una suciedad tan abrumadora en su cuerpo, un olor a perfume barato quedo atrapado en su piel, los toques aún se sienten, solo desea liberarse de todo y olvidarlo.
Las botas de murdoc hacen ruido pues sus pasos son tranquilos, hay un olor a cigarro que le acompaña mientras camina hacia Stuart, las manos de Murdoc quitan al mordaza de la boca mientras le abraza tratando de calmarlo al menos un poco, sus orbes negros se ven perturbados al ser desatados, Stuart tiene los ojos abiertos sin pestañear, mirando con intensidad hacia Murdoc, sin apartar la mirada en ningún momento.

-Murdoc, no me gusta esto, por favor detente.

-No te preocupes 2d, solo estaba jugando, solo fué una bromas.

La visión de esos ojos de ciervo llena a Murdoc de un sentimiento de logro y superioridad, el tiempo pasa lentamente hasta que los ojos llorosos son consumidos por ahora marcas de lágrimas secas llenas de inquietud, Stuart tiene una mirada estática, sus ojos parecen vacíos y su respiración es tan tranquila que da la impresión de que ni siquiera respira. Finalmente Murdoc le libera y 2d va con pasos debiles hacía la ducha. Su castigo por derramar lágrimas fue negarle un baño a su maltratado cuerpo hasta que se calmara, sin un abrazo o sin siquiera uno de esos dulces, solo palabras sin sentido que le hacían tener más culpa.

Exclusivamente tuyo †Studoc†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora