Susurrar suena muy familiar, parte 1

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A pesar de su desagradable fragancia y su capacidad para contaminar el entorno, el aroma del tabaco lograba calmar la incomodidad, calmaba los vientos tormentosos que aullaban el los vidrios rotos, tan desagradable y agradable ante la nostalgia.
Con las manos maquilladas de ceniza grisácea y el olor impregnado en sus dedos, su cuerpo permanecía en quietud, como un adorno en la esquina de la cama; la calma era inegable e inestable, pues ante esos ojos afiliados y felidos se encontraba un reojo hacía la puerta, la ceniza caía hacía sus pies, un corazón con un ritmo sosegado tomaba la tranquilidad de su mente y la embriaga... Sin embargo la serenidad se vió amenazanda, la puerta dió un chillido que mataría a cualquier tímpano, un olor fuerte mataba al cigarro, su cuerpo pálido llevaba impreso el rastro del whisky, el cabello azulado era un nido de nudos y esos ojos llenos de sangre estaban adornados por ojeras gigantes, las heridas de días pasados aún estaban a flor de pie, tan vivas... había tinta roja de algunas, tal vez las costras fueron arrancadas, lo que le daba un aspecto de zombie.
Fué tan extraño, el cuerpo de Murdoc se estremeció repentinamente, ¿tal vez le recordó el como le conoció?; Un cuerpo frágil, lleno de tierra, con un carmín vivo que brotaba de él, su mirada era tan confusa que resultaba imposible descifrar lo que estaba pensando, sus ojos estaban llenos de sangre, y sentía que le miraba fijamente mientras se levantaba de ese "accidente". No, Murdoc nunca podría olvidar ese día, sintió hambre y deseo de tenerlo y lo consiguió, la nostalgia vino como un choque automovilístico. Pero esa nostalgia no fué agradable, esos recuerdos ya no son cálidos, pues lo que antes era agradable de recordar, ahora es despiadado. La mirada desafiante y colmada de sangre hacia que Murdoc sintiera una sensación rara e incómoda, una carga de epinefrina era inyectada por cuerpo, trataba de mantener en quietud a sus ojos bicolor, mantenían la mirada fija en 2d, tal cual presa evitando moverse para no alertar. Pues Murdoc observaba con cautela mientras su compañero de banda entraba en la habitación tropezando con todo.

Con un gesto de indiferencia que cortaba el aire, como un calor abrazador que explotaba ventanas, el silencio de la sobriedad es tomando con roturas, pues 2d sin mediar palabra y con una simplesa fingida empezó a destrozar algunas de las pertencias de Murdoc. El ruido de los cristales estallando... el sonido de objetos que destrozaba resonaba no solo en la habitación, si no que hacían eco en la turbulenta mente de Murdoc, quien trataba de cubrir sus oídos con sus manos.
La tranquilidad que había reinado en la habitación se desvaneció instantáneamente, reemplazada por una sinfonía caótica que llenaba el ambiente con tensión y una amenaza palpable.

Murdoc se erguió lentamente de su asiento, sus puños eran apretados con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron pálidos,
su mandíbula se tensaba, sus ojos brillaban rebosantes de ira reprimida mientras observa con una intensidad desgarradora todos los movimientos de 2d, se sentía impotente, como un niño al que le estuvieran destrozando el alma, veía frustrado como el caos se apoderaba de todo a su alrededor .

Los destrozos carcomian un sangrante dolor, la profundidad de las espinas era tal que llegaba a su alma, podía sentir claramente como un incendio de irá le destrozaba desde adentro, el fuego amenazaba con quemarlo todo a su paso.
Su ceño se fruncía haciendo que sus ojos se vieran más felinos, sus labios tensos eran visibles al resentimiento al igual que su rostro claramente molesto por la mezcla de desesperación y enojo que le embargaba.

En la mirada profunda de los ojos negros se refleja el brillo mortal, un peligro inminente, una tormenta de venganza y desesperación que se avecina al igual que el amanecer.

La tensa confrontación de miradas siguió en el silencio de voces y caos de objetos rotos, aumentando su intensidad con cada segundo que pasaba, hasta que finalmente el sonido contundente del cuadro de Cortez tomó por sopresa a Murdoc, quien apretó sus puños lo más fuerte que podía, con la confrontación acercándose, su mente se llenaba de un millón de pensamientos que giraban sin control.

Exclusivamente tuyo †Studoc†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora