༒ 11 ༒

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| LuHan |

El viernes fue el último día en que lo ví, desnudo y en mi cama, o en la silla frente al ordenador ayudándome con el proyecto escolar que teníamos en común. No había pasado nada entre nosotros después de eso, era domingo por la mañana y no había cabida para otro pensamiento. Mi primera vez y mi primer todo, ese viernes será un recuerdo verdaderamente hermoso que guardaré eternamente aún si SeHun decide casarse. Odiaba la facilidad con la que me ilusionaba con algo que ni nombre tenía, ¿Qué era para Oh SeHun? Porque claro que sabía lo que era Irene en la vida de ese hombre, ¿Pero qué hay de mi?

Yo siempre estaba celoso en el instituto, sobre todo porque con el pasar de los días me dí cuenta que a Irene le gustaba estar colgada al brazo de su prometido y su cercanía con esa mujer me lastimaba, al punto de provocar que me retirara con una excusa absurda. Sin embargo había algo que me reconfortaba de todo y es que siempre que eso sucedía él iba detrás de mi para besarme en un lugar apartado y así hacerme olvidar.

Solo desearía ser más para él aunque en nuestra sociedad fuera tan mal visto.

Tan rápido como me fue posible me dirigí al baño y como lo imaginaba, Oh SeHun llegó poco después mirándome desde una distancia prudente. El reflejo del hombre en el espejo me hizo suspirar de deseo, lo cual aprovechó para acercarse y rodearme con sus fuertes brazos desde atrás.

— ¿Dónde está Irene?

— ¿Importa?

— Sí, podría vernos. — Su sonrisa ladina se aproximó a mi cuello para luego ocuparse en repartir besos que me erizaron la piel.

— No sería muy ético de su parte mirar dentro de un baño de caballeros.

La calentura me invadió pues SeHun sabía que mi cuello era mi debilidad, apreté los brazos que me apresaron y cuando mi cuerpo exigió más me aparté para entrar a uno de los cubículos. Él captó mi indirecta con facilidad pues me siguió y una vez los dos adentro cerramos para ahora si yo tomar la iniciativa y colgarme a su cuello e un beso necesitado.

En eso se besaron los días antes de haber cedido a entregar mi primera vez a un hombre comprometido. Esa mañana de domingo mis padres invitaron a cenar a la familia Wu, así que no será novedad que tendría a Kris en casa. La noticia me inquietaba, pero no al borde del miedo, estaba bien con ello, al parecer pudimos hablar un poco de ello. Solo no tenía que quedarme a solas con Kris y todo estaría bien. Eran las 7:30 y la ama de llaves se aproximó para sonreírme amablemente ya que me encontraba sentado en el salón donde regularmente recibíamos a las visitas.

— Joven, ¿Necesita algo?

Sonreí cortésmente pero negué enseguida, aunque por dentro era un desastre y bueno, no me había dado cuenta que no dejaba de mover mi pierna nerviosamente.

— Todo bien.

Tan pronto como dije eso mis padres bajaron por las escaleras con toda esa ropa cara que gritaba un “mírame, soy la persona más pretenciosa del país”.
Me levanté de mi asiento y los recibí con una sonrisa tensa, ellos escanearon mi apariencia y dejaron de notarme en menos de un segundo para sentarse en una de los sofás del salón, acción que solo era significado de que habían aprobado mi atuendo. Pasaron un par de minutos y mis padres conversaron de trabajo entre ellos, olvidándose de que su único hijo se encontraba con ellos.

La ama de llaves llegó en compañía de los Wu y con una sonrisa nos pusimos de pie, había la suficiente confianza para acercarme a la señora Wu de forma amorosa, ella era bastante dulce a comparación de mi madre. Ella me abrazó una vez me tuvo cerca y yo fui por un momento y superficialmente feliz por eso.

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