Lo siento | Nanami Kento | angst | OC: Chiyo

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Febrero de 2022

―¿En serio debes ir? ―las palabras salieron de la joven antes de que pudiera pensarlo.


Chiyo no lo pudo evitar e hizo una mueca, luego se mordió la parte interna de la mejilla. Por supuesto que sabía la respuesta, luego de años conociendo a Kento, y ahora habiendo comenzado a salir, sabía perfectamente que debía ir. Era su "deber" según él, su trabajo. Kento no la miró mientras se colocaba sus zapatos, odiaba trabajar fuera de horario, pero el mensaje que recibió era claro: lo necesitaban urgente.

―Ya sé, ya sé, esto era parte del acuerdo ―dijo ella ante el silencio de Kento, pues lo conocía tanto al punto de saber lo que estaba pensando―. No, no me arrepiento, solo... Solo me preocupo a veces.

Incluso si permanecía serio (aunque se notaba que estaba molesto por tener que ir a ayudar a los estudiantes a las nueve de la noche), cuando sus ojos se movieron hacia la pelinegra, su mirada se había suavizado. Él entendía su preocupación y en parte se sentía culpable por haberla arrastrado a su impredecible mundo, sobre todo considerando que ella era tan solo una humana. Kento dejó escapar un suspiro y tras acomodar nuevamente su corbata, se acercó a Chiyo.

―Será rápido, lo prometo ―dijo él. Y era mentira, no sabía bien qué era, ni para qué lo necesitaban y sospechaba que por la urgencia del mensaje no sería nada fácil, pero quería tranquilizarla.

―No te preocupes. Entiendo que es importante para ti ―dijo la joven, negando con su cabeza y luego regalándole una sonrisa, tratando de ser comprensiva. Incluso si había muchas cosas de su mundo que no entendía, daba todo de sí porque quería entenderlo.

El mayor de ambos se mantuvo serio, en silencio, a la par que sus manos se movían a la cadera de la pelinegra una vez que estuvo frente a ella. Suavemente la atrajo a su cuerpo e inclinó su rostro, casi dejando rozar sus labios con los de Chiyo. Sus ojos estaban clavados en los de ella, pero por su mente pasaban muchas cosas, como el arrepentimiento de haber permitido que se involucrara con él, no por quién era ella, si no por su realidad: ella era una humana, él era un hechicero y aunque no le gustase reconocerlo, podría morir en cualquier momento. Kento no quería romper su corazón, de hecho se maldecía a sí mismo por haber bajado su guardia, pero en el fondo entendía que también merecía ser feliz, además la pelinegra realmente era comprensiva con él.

―Puedes quedarte esta noche, ¿trajiste tus llaves? ―preguntó, aún pegado al rostro de la contraria y rodeándola con sus brazos. En otra circunstancia él la hubiera alcanzado a su departamento, pero ahora no podía permitirse retrasarse tanto.

Chiyo asintió y antes de responder movió su rostro, pegando sus labios con los de él en un corto pero cálido beso. Luego, se puso en punta de pies y besó su frente, algo que se había vuelto una costumbre cada vez que él tenía que ir a misiones estando ella cerca, era su forma de desearle suerte, como si su beso fuera un amuleto.

El rostro de Kento se suavizó y las comisuras de sus labios se elevaron ligeramente, sonriendo. Soltó un suspiró y besó la frente de la más joven para luego soltarla y apartarse.


―Intentaré volver temprano ―dijo a la par que caminaba a la puerta de entrada y tomaba sus llaves. Antes de salir, se volteó y le dio una última mirada a la joven. Luego, cerró la puerta y partió.

  

Agosto de 2023


La alarma de Chiyo había comenzado a sonar, despertándola. Un bostezo escapó de sus labios a la par que una de sus manos se movió a sus ojos, frotándolos, mientras la otra se movió a su costado, palpando el otro lado de su cama. Sus ojos se abrieron rápidamente al notar que estaba vacía: Kento no estaba. Por un segundo pensó que tal vez se había ido a una misión, pero tras escuchar el sonido de la cadena del baño soltó un suspiro. A los pocos segundos, un Kento con cabello ligeramente húmedo y ropa de trabajo salió del baño.

―Buenos días ―dijo él, con voz ronca y una pequeña sonrisa en su rostro―. Feliz aniversario.

La pelinegra soltó una pequeña risa y se sentó en la cama, frotando sus ojos una vez más.

―Me ganaste.

Luego de mucho tiempo de conocerse, luego de meses de ser "algo", Kento finalmente había decidido arriesgarse con ella, pidiéndole ser algo serio. El diecisiete de agosto era su primer aniversario.
Él ya llevaba tiempo planeando la cita que tendrían, pensaba invitarla a comer por la noche (ya había reservado su restaurante favorito), luego planeaba dar una linda caminata cerca de un lago, para finalmente llevarla a casa y hacer el amor. Incluso le había pedido a Yaga que por esa noche lo tuvieran como última opción, solo en caso de emergencias.
Sí, la joven lo traía loco y aunque le costaba expresar su amor con palabras, no le costaba demostrarlo con acciones.


Mientras la más joven se estiraba aún sentada, el rubio se acercó a la cama y colocó una rodilla sobre la misma para estirarse y acercarse a ella, dando un pequeño beso en sus labios. ¿Quién lo diría? Por fin había encontrado aquello que lo motivaba a llegar temprano a casa. Ya no se trataba de odiar hacer horas extras, ahora era para verla.


―Ya tengo todo planeado para hoy ―dijo el hombre a la par que se apartaba para terminar de vestirse.


Chiyo soltó una risita, claro que sí. Él siempre parecía estar preparado para todo, algo que le encantaba. La pelinegra se levantó de la cama y buscó algo de ropa en el armario que ahora ambos compartían en el departamento de Kento.

―¿Te espero lista a las seis? ―preguntó, mientras tomaba algo de ropa decente para su trabajo.

The Jujutsu Men | Jujutsu Kaisen OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora