Debilidad | Ryomen Sukuna | OC: Mei

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¿Creer en la reencarnación? Nah. Tantos años vivo, incluso contando aquellos en los que estuvo "dormido", Ryomen Sukuna jamás creyó en la reencarnación tal como la planteaban los humanos. No hasta que la encontró.

Algo que ningún libro mencionaba, algo que poca gente sabía (gente que había muerto), era que en algún momento Ryomen Sukuna se enamoró de una mujer. Nadie lo sabía porque se mantuvo en secreto: ella era una hechicera proveniente de una familia humana, incluso había sido una bastarda y él se aseguró de que nadie se enterara. La realidad era que su amor por la joven era tan fuerte como para ser su primera y única debilidad. Aquel hombre, antes de trascender como humano y acabar siendo objeto maldito, tuvo corazón y amó aunque de ello no quedaba evidencia.


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Una joven de cabello ondulado y castaño, bastarda, nacida de humanos y a duras penas consciente de lo que era la energía maldita. Así y todo, los ojos de él no se despegaron de ella la primera vez que fue a un bar lleno de mujeres. La única camarera que resaltaba por sobre todas las demás. Sukuna hizo todo de sí para llamar la atención, sonriendo victorioso cuando la joven le dio una sonrisa tras atenderlo. Una sola cosa pasó por su cabeza y estaba seguro de ello: esa mujer sería suya.

Los meses pasaron, el hechicero yendo casi a diario al bar solo para verla. Dejó de acostarse con otras mujeres, pues ninguna era ella.

Mei, ese era su nombre. Una noche de borrachera, mientras el bar estaba por cerrar, él tuvo el atrevimiento de preguntarle. Mei, le quedaba perfecto, era un nombre tan bello como ella.

Entre visita y visita, entre bromas y coqueteos, un día ella accedió a salir con él tras finalizar su turno de trabajo. Con el pasar del tiempo ambos se fueron enamorando y Sukuna se tomó el trabajo de mostrarle aquel mundo del que ella era ajena, aunque formaba parte. Le explicó qué eran esas cosas que veían, qué era la energía maldita y la ayudó a entrenar. No tardó mucho hasta que aquella bella mujer, luego de salir por meses con él, quedó embarazada. La mayor muestra de amor: formarían una familia. El corazón retorcido de aquel hombre se había ablandado, pero poco duraría. En el cuarto mes de embarazo la familia de la joven se enteró de aquello por rumores del pueblo y tanto ella como Sukuna eran vistos con malos ojos, considerados brujos. Corrían rumores de que hacían sacrificios a dioses. Todo ello era una vergüenza para la familia de Mei: no solo era bastarda, si no que bruja.

Un día Sukuna había ido a buscar cosas a un pueblo vecino, donde residía un hechicero conocido de él. Feliz él regresaba a casa, ansioso por estar con su futura esposa embarazada y besar su creciente barriga cuando una imagen que jamás hubiera pasado por su mente lo recibió como un frío balde de agua: su casa estaba quemada, destruida, las paredes caídas y todo destrozado. Pero eso no era lo peor... Su mujer, su bella y adorada Mei, se encontraba crucificada con una corona de espinas sobre su cabeza, gotas de sangre cayendo a los costados de su apagado rostro y una palabra hecha con cortes en su ligeramente inflada barriga, donde su hijo se encontraba: "bruja".

Un hechicero de corazón retorcido y una atrocidad, no se necesitó más para que Sukuna perdiera la cabeza. Los siguientes días un "demonio" arrasó con todos y cada uno de los pueblos, comenzando con aquel en el que se encontraba la familia de su fallecida mujer.

Años más tarde, cuando en su corazón ya no había humanidad, su nombre era temido: Ryomen Sukuna, el Rey de las Maldiciones. Aquel hechicero que un día perdió la cabeza y entregó su alma a la oscuridad.


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The Jujutsu Men | Jujutsu Kaisen OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora