The Jujutsu Men | Jujutsu Kaisen Oneshots

Peculiar | Satoru Gojo | fem!reader

Japón, había ido a Japón después de años de considerarlo, encontrándose con amigas japonesas que había hecho mientras estudiaba el idioma. ¿Por qué tan lejos? No lo sabía, realmente jamás pensó llegar tan lejos sola, tal vez fue porque se sentía suficientemente cómoda para manejarse con el idioma y tenía conocidos allí. Sin embargo se sentía extraña, una castaña de pelo ondulado, piel ligeramente morena, claramente de una tonalidad más oscura que la mayoría de los japoneses que se encontraban en aquel bar debido a su sangre latina y su ascendencia. Y ni hablar de sus grandes ojos que contrastaban con los ojos rasgados del japonés promedio. Incluso si estaba rodeada por amigas de hace años, incluso si muchas de las personas del lugar tenían colores exóticos de cabello, la joven resaltaba entre ellos.

Su cadera se movía de lado a lado, bailando con sus amigas quienes la molestaban diciendo que era demasiado tímida considerando su sangre latina. Ella rió y negó con la cabeza, respondiendo que unos tragos más y ya verían de lo que era capaz.
La noche era joven y ella pensaba divertirse, festejando sus vacaciones y una posible oportunidad de trabajo en un país con el que siempre soñó y vio lejano hasta este preciso momento.

Si bien ella no se consideraba más atractiva que la "latina promedio", no tenía dudas de que tenía su atractivo, pero eso no quitó que se sorprendiera de las constantes miradas de los hombres (e incluso algunas mujeres) en el bar. ¿Que los japoneses eran tímidos? Bueno, para ella eso era una creencia errónea porque definitivamente no paraban de mirarla, la hacían sentir como si fuera un animal exótico.

―Aquí tienes otro ―dijo una de sus amigas, entregándole un vaso de contenido verde translúcido. Ella entrecerró sus ojos y lo tomó, oliendo primero y luego dio un sorbo. Era potente, pero dulce. Sin cuestionar a su amiga, confiando plenamente en ella, dio un largo trago, dejando casi a la mitad el vaso. Sus amigas aplaudieron y cada una dio un sorbo de sus respectivos tragos. La joven se preguntó si todos los japoneses eran así y la imagen previa que ella tenía era solo una idea vieja, o si sus amigas y la gente del bar eran los "bichos raros".

Una pelinegra, otra de sus amigas, la tomó de la mano y la llevó al centro del bar donde la gente estaba charlando y bailando al ritmo de la música. La joven soltó una pequeña risa y junto a su amiga movió sus caderas al ritmo de la música, procurando no dejar caer su bebida al suelo, tomando sorbos de tanto en tanto. Entre gritos ambas charlaban mientras el resto de su grupo estaba cerca de la barra, mirándolas y charlando también. Realmente ella no era la clase de chica que iba a bares, era más del tipo que prefería juntarse en grupos pequeños, tal vez de diez a veinte personas, en una casa y pasarla bien con música y tragos, pero decidió que por una vez en la vida podría abrirse a nuevas experiencias. Después de todo viajó un día entero a un país que nunca había pisado, ¿por qué no salir nuevamente de su zona de confort?

―Mira a tu derecha, disimuladamente ―dijo su amiga, Mizuki, acercándose para no gritar, moviendo su cabeza hacía el costado, señalando ligeramente a ese lado.
La castaña hizo lo dicho, moviéndose como si estuviera bailando y buscando algo que llamase su atención con la mirada―. Pelo blanco, lentes negros. ¿Qué clase de persona lleva lentes en un lugar de baile? ―dijo burlona su amiga.

La castaña lo vio: un hombre alto, bastante alto realmente, su cabello blanco era bastante llamativo. Parecía algo extravagante. Tenía una sonrisa que le dio la sensación de que era un hombre bastante seguro de sí mismo, tal vez (probablemente) egocéntrico.

Ella lo miró por unos cortos segundos antes de dar un giro completo, continuando con su "baile", para mirar a su amiga.

―Se ve atractivo ―admitió mientras se acercaba al oído de Mizuki―. Es japonés, ¿verdad? ―preguntó luego, ya que no podía ver sus ojos. Su amiga se encogió de hombros y continuó bailando.