El de ojos azules | Satoru Gojo | drabble

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Adicción, eso era lo que era para ella: el joven de ojos azules era su adicción. Ella se preguntó si él lo sabía, si era consciente de lo que provocaba en ella, pero jamás lo diría en voz alta, no quería que supiera el poder que tenía, aunque... Seguramente él ya lo sabía.
Los dedos del joven se deslizaban entre los cabellos de la pelinegra, acariciándolo suavemente mientras sus ojos, por fin descubiertos, la observaban con suma atención. Incluso si ambos estaban completamente vestidos, ella se sentía desnuda ante él, como si pudiera ver más allá de la ropa, de su cuerpo, como si pudiera ver su alma.
La pelinegra dejó escapar un suspiro, provocando que las comisuras de los labios de Satoru se curvaran hacia arriba, formando una pequeña sonrisa, sonrisa que ella le devolvió.
―¿Fue un largo día?―preguntó él, con voz ligeramente ronca tras no haber hablado por un buen rato. La joven asintió, aunque sabía que su vida no era ni la mitad de compleja que la de él y sus días eran aburridos a comparación de los de Satoru, pero el hombre siempre actuaba como si ella tuviera una vida complicada.
Quizás era eso, quizás era la forma en la que él iba despreocupado por la vida (o fingía eso al menos) y la hacía sentir como si todo lo que ella hacía era demasiado. La hacía sentir útil, como si se esforzara, pero él era el que debería estar en su lugar.
La mano derecha de la joven se movió lentamente hasta llegar en la mejilla del peliblanco, dejando unas suaves caricias ahí mientras su otra mano, la izquierda, seguía siendo usada de almohada bajo su mejilla.
Por un momento pensó en hacerlo, en decirle, en confesarle sus sentimientos, pero temió arruinar el momento. Hacía unos meses que ambos se juntaban para simplemente recostarse en la cama y mirarse, acariciarse y besarse, nada más. Nunca tuvieron relaciones sexuales, nunca se tocaron inapropiadamente, simplemente se daban cariño entre ellos. Al principio era raro, pero luego se volvió una rutina, a veces acompañado de películas, otras veces eran besos cuando salían al cine a escondidas del resto, como si quieran que nadie supiera de lo suyo, pero honestamente a ambos les daba igual. Tal vez era porque esconderse les hacía sentir vivos de una forma distinta a la pelea; humanos, como simples humanos con problemas mundanos. Sí, era eso. Después de tantos problemas, sufrimiento y más, solo deseaban por un momento tener preocupaciones más simples que tener que proteger a otros o acabar con maldiciones. El problema es que ella había comenzado a sentir cosas por él, se había encontrado a sí misma más de una vez esperando a que él golpease su puerta o le enviara un mensaje invitándola a su habitación. Se había empezado a enamorar del joven de ojos azules.

The Jujutsu Men | Jujutsu Kaisen OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora