The Jujutsu Men | Jujutsu Kaisen Oneshots

Encuentro | Megumi Fushiguro | fem!reader

El corazón de Megumi había comenzado a bombear sangre más rápido de lo normal. En su rostro se reflejaba la confusión, sorpresa, ¿tal vez algo de felicidad? Uno de los brazos de Gojo le rodeó los hombros. El peliblanco tenía una amplia sonrisa.

―Me alegra volver a verte, Fushiguro ―dijo la joven frente a él con una sonrisa en su rostro.

Claramente Megumi la recordaba, ¿cómo no hacerlo? Fue la persona, mejor dicho, la mujer más persistente que conoció antes de su ingreso a la escuela de hechiceros.

Estaba tan distinta pero tan igual, como si el tiempo hubiera pasado pero de forma más... delicada con ella: sus facciones eran las mismas, tan solo las mejillas un poco menos regordetas, denotando el pasar del tiempo y madurez, ya no era una jovencita, era una mujer casi adulta.

―¿Cómo es que...? ―no pudo terminar su pregunta, ¿qué hacía ella allí? ¿No era una humana común y corriente?

―Resulta que la señorita frente a nosotros tenía su poder sellado por un amuleto de protección ―explicó Gojo al notar la confusión del joven.

―¿Recuerdas la pulsera de mi abuela? ¿La reliquia familiar? Era un amuleto ―dijo la ahora rubia frente a él mientras daba unos pasos para acercarse más.

Gojo soltó el agarré que tenía en Megumi antes de dejar escapar un suspiro, manteniendo luego su sonrisa.

―Bien, creo que los dejaré para que se pongan al día. Confío en que la guiarás por el campus y le mostrarás su habitación ―dijo el hombre antes de despedirse con la mano de ambos y partir sin darle tiempo a Megumi de refutar.

El pelinegro se le quedó mirando unos segundos, su semblante tranquilo desapareciendo. Se había teñido, antes era castaña. También parecía haber crecido algo en altura y juraba que parecía haberse vuelto más fuerte, él la recordaba algo más rellena y pequeña, pero suponía que era lógico que ella cambiase luego de años de no verse. De todas formas mantenía esos kilos demás que a Megumi, en secreto, le parecían adorables.

―¿Solo te vas a quedar mirándome? ―bromeó la joven con un ligero color rosado en sus mejillas que rápidamente también apareció en el rostro del pelinegro al notar que se había perdido en sus pensamientos.

―Lo siento, es que jamás pensé volver a verte y menos aquí. Me alegra ver que estás bien ―dijo él. Genuinamente estaba feliz de verla sana.

―¿Crees que podamos volver a ser amigos como antes? ―preguntó ella mientras cambiaba el peso de una pierna a otra, parada frente a él, mirándolo aún con una pequeña sonrisa en el rostro.

―¿Hm? Oh, uh, claro ―respondió el joven, tratando de restar importancia a la pregunta mientras volteaba para caminar a iniciar el "tour"―. Primero te mostraré tu habitación y luego el resto de la escuela.

La sonrisa del rubia se amplió, claramente el Megumi que ella conocía había cambiado, pero parecía mantener ese dejo de timidez que tanto le gustaba. Además de haber crecido y estar ahora innegablemente más atractivo.

El paseo no había sido realmente largo, le explicó lo justo y necesario, el resto dijo que se lo enseñaría con el tiempo para que no fueran muchas cosas para asimilar de momento. Cuando el supuesto tour finalizó, él le invitó a comer algo cosa que ella no dudó en aceptar por dos razones: el hambre que tenía y era una oportunidad para pasar más tiempo a su lado.

―Así que era un amuleto ―dijo el pelinegro, procesando todo lo comentado por la joven mientras llevaba un pedazo de dulce a su boca. Ella asintió.
―Hace unos meses, por una razón que realmente no sé, el amuleto se rompió. Empecé a ver cosas que no comprendía, cosas que mis padres no veían. Pensé que estaba loca hasta que un día vi una cosa horrorosa intentar atacar a unos niños, allí fue cuando apareció Gojo y acabó con eso, también se percató de mí y... Aquí estamos ―explicó a la par que se encogía de hombros no queriendo alargar mucho la historia, no fue algo lindo de ver y exceptuando por la presencia del peliblanco, no era nada lindo de recordar tampoco.