Ya en casa, Jennie no podía quitar a esa mujer de su mente. Su rostro se repetía una y otra vez recordando su mirada en ella. Eso no la dejaba dormir, sentía la necesidad de buscarla por más extraño que parezca.
Era alguien muy hermosa, casi como un ángel caído en la tierra. Con solo verla, sintió no solo curiosidad, también deseo, casi como si pudiera controlar su cuerpo solo con aquella mirada.
¿Pero por qué? Nunca la había visto, no olvidaría esa sensación así de fácil. ¿Aquella mujer habrá sentido lo mismo? Tampoco había apartado la mirada de ella hasta que se alejaron.
Era algo muy extraño.
Al despertar tomó un baño y se arregló para salir de compras, era domingo así que lo aprovecharía. Salió de casa y caminó tranquila al mall, pasaba frente al parque y observó en la esquina a varias personas dejar su camino y cambiarse a la otra vereda.
Escuchó al hombre que estaba en esa esquina gritando, parecía haber perdido el sentí de la razón y hablaba sobre el fin del mundo. Era la primera vez que ve a alguien que parecía un loco usando terno.
_¡Por favor! ¡Créanme! ¡El cielo se caerá, la tierra se abrirá! ¡Queda poco tiempo! ¡La reina volvió! ¡La reina del infierno volvió! ¡Rueguen a Dios! ¡Rueguen por ayuda! ¡Esto será el mismo infierno! ¡Vamos a morir todos! ¡Vamos a morir!
Jennie decidió ignorarlo, pero no cambió de camino, pasó de manera tranquila frente a él y el hombre se le quedó observando. El mayor no apartó su mirada de ella y lentamente fue retrocediendo, sus piernas temblaban y sus latidos acelerados llegaba a sus oídos.
_¿La reina...volvió? - escuchó un susurro sobre su oído, detrás de él. Giró atemorizado y observó aquellos ojos rojos que había soñado, los del mismo demonio - ¿Mi...reina?
El sujeto jadeó cuando atrapó su cuello. Jennie detuvo su paso y giró a sus espaldas, veía al hombre de pie sosteniendo su cuello, se estaba ahogando pero él mismo era quien se sostenía. Jennie decidió alejarse, podría estar en peligro cerca de una persona que no está en sus cinco sentidos.
_¿Sabes quién es? - preguntó Lisa sin soltar su cuello, apretaba cada vez más dejando sin poder respirar fácilmente al hombre.
_E-ella...- pronunció con dificultad, enrojeciendo - lo soñe...
_¡¿Qué soñaste?! - lo empujó al suelo. Las personas solo veían como él se tiraba solo - ¡Dime! ¡¿Qué soñaste?!
_N-no se lo diré - intentó escapar - ¡No deben encontrarse! - su respiración se aceleró cuando ante sus ojos, sus brazos y piernas caían en pedazos como si se estuviera derritiendo.
El hombre gritaba aterrado pidiendo ayuda y se sujetó la cabeza cuando sintió lava salir de sus oídos y naríz. Las personas solo lo veían gritar enloquecido, prefirieron alejarse rápidamente para evitar algún peligro.
_¡¿Qué es lo que viste?! - Lisa exigía, su voz se hacía cada vez más gruesa y terrorífica - ¡¿DÓNDE ESTÁ ELLA?!
Al no tener respuesta, hizo un puño con su mano y la cabeza del mayor explotó para ella, así lo sintió también el mayor. Pero ante la vista del resto, simplemente cayó inconsciente, nadie quiso acercarse y solo esperaron a la ambulancia.
El hombre seguía vivo y al subirlo a la camilla, abrió los ojos débilmente, viendo a los paramédicos cuidandolo mientras la sirena avisaba de una emergencia.