Capítulo 6

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El Edén era un paraíso, lleno de frutos y animales, con un sol ardiente y el clima perfecto. La armonía reinaba entre los seres vivos, lleno de paz, algo que todo quisiera tener. Pero para Lilith, solo había un error, y era aquel hombre que tenía como compañero.

_Lilith, ¿Dónde está el alimento que te pedí traer?

_Creí que sería buena idea ir ambos - Lilith jugaba con una pequeña nutria en el río - así damos un paseo.

_¿No podrías solo traerlo?

_Pero tú haz estado recostado todo el día, ¿Por qué no trabajar juntos en traer el alimento?

_Solo es traerlo, Lilith. ¿No puedes obedecer una simple orden?

_¿Orden? - suspiró, otra vez con la misma idea - Adán, ¿Por qué no puedes ir tú? - preguntó tranquila.

_¿Te olvidas quién fue hecho a la semejanza de Dios? Tú estás aquí para servirme a mí.

_Somos compañeros, Adán. No estoy bajo tu mando.

_Solo te pedí que trajeras los frutos. A todo le buscas problemas, Lilith.

_Yo no busco problemas, solo-

_¡Ya basta, Lilith! - interrumpió - solo traer los frutos, es demasiado fácil - pronunció seriamente.

_No lo haré - Lilith se puso de pie - somos iguales, no tienes porqué actuar como si fueras mi superior.

Adán frunció los ceños, la ira comenzaba a crearse en el ser humano. Caminó a ella y sosteniendo su brazo, quiso guiarla fuera del río, pero Lilith se zafó de su agarre. Esto enfadó más a Adán.

_¿Te estás dando cuenta de lo que estás haciendo, Lilith? Sal del río y deja de ser una rebelde.

_Iré a la cascada - dió media vuelta.

Fue cuando Adán la giró con brusquedad y por primera vez, la golpeó de una bofetada que la hizo retroceder.

Lilith levantó la mirada sosteniendo su mejilla, sorprendida por tal atrevimiento. Evidentemente, Lilith le respondió de la misma manera. En aquel tiempo, tanto Adán como Lilith, tenían la misma fuerza, ninguno más fuerte que el otro.

Adán retrocedió por el golpe y sus pies tropezaron con pequeñas rocas, haciéndolo caer dolorosamente. Sí, ellos sentían dolor. Adán levantó la mirada a ella, furioso, hasta que notó los ojos cristalinos de Lilith. Arrepentido, quiso hablar pero Lilith se alejaba quitando sus lágrimas.

_¡Lilith! - llamaba sentado en el río - ¡Lo siento! ¡No quise hacerlo! ¡Lilith!

Ella ya no lo soportaba, había tratado de llevarse bien con él, pero ser su igual a él no le gustaba, quería más, quería ser más. Lilith decidió alejarse del lugar principal del Edén, a un lugar más alejado donde pueda estar sola.

Llegó a un pequeño lago y se sentó al lado de un árbol, admiraba el lugar y era igual de hermoso como su primer hogar. Sus ojos seguían cristalinos y sus lágrimas resbalaban por su mejilla. Una mariposa apareció volando a su al rededor, eso la hizo sonreír. Las alas de la mariposa brillaban y era algo que la sorprendió, primera vez veía algo así. Todo fue más mágico al ver aparecer más mariposas con aquel brillo, volaban sobre el lago, reflejando su belleza en el agua cristalina.

_Es muy hermoso, ¿Verdad? - Lilith se asustó un poco al escuchar aquella voz, buscó con la mirada y no encontraba a nadie - pero tu belleza es más sorprendente.

_¿Quién eres? - Lilith se puso de pie, nerviosa, pero también curiosa - déjate ver.

_Prefiero no hacerlo por el momento.

Lucifer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora