Capítulo III.

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(NARRA ILIANA) 

- No seas estúpida niña, ya te habrán olvidado todos, llevas aquí tres meses - me empuja y me doy un golpe en la cabeza, después se va y cierra la puerta 

- Un día os arrepentiréis de lo que estáis haciendo, lo juro - grito 

Me llevo la mano a la cabeza donde me he dado el porrazo, me siento en el colchón. Y efectivamente llevo aquí tres meses encerrada. La cosas han cambiado, hasta yo, ya no soy la misma. 

Las amigas que tenía aquí, un día desaparecieron y trajeron a chicas nuevas. No se nada de ellas. Mi cuerpo está diferente, se me notan los huesos por todos lados. Y está morado por los empujones que me dan, me tratan como animales, tengo que hacer todo muy bien, si no, te pegan y te maltratan. El otro día casi me llegan a violar, pero todo se quedó en un casi. 

Para que estés relajada y no cometas locuras, como intentar escaparte te drogan. 

(...) 

- Vamos - me coge del brazo y salgo de la habitación, escucho un ruido, él me suelta y se va a ver lo que pasa, esta es mi oportunidad, es al medio día, y todos están en su descansos. 

Cojo un palo de hierro que hay en el suelo, el hombre de antes se acerca nervioso y con prisas, escondo el palo detrás mía, no lo podré ocultar mucho ya que es grande. Va a agarrarme otra vez, pero se escucha el mismo ruido de antes, se gira y esta es mi oportunidad, le doy en la cabeza y como es lo normal se desmaya, me doy cuenta de que le está saliendo sangre por la cabeza, me asusta un poco, quizá lo haya matado. Me dirijo a todas las habitaciones para sacar de ahí a las otras chicas, pero todas las habitaciones están vacías. Corro por los pasillo hacia la salida, mientras me pregunto donde se las habrán llevado. 

- Eh tú - escucho detrás mía, no miro hacia atrás y corro, me escondo detrás de una columna, veo que él viene corriendo, no se da cuenta que me he escondido ahí, cuando para le doy en la cabeza por detrás y ni me detengo para ver si ha caído o sigue de pie, subo las escaleras, miro hacia atrás, no viene nadie, sigo subiendo, levanto unas puertas hacia arriba con fuerza, cierro los ojos con fuerza por los rayos de Sol. Salgo fuera y cierro las puertas, pongo el palo de hierro encajado para que no puedan salir, miro a mi alrededor y lo único que hay es árboles y más árboles. Todo este tiempo he estado encerrada en el subsuelo, empiezo a caminar sin rumbo. 

Llevo caminando al rededor de tres horas, mi cuerpo no puede más, estoy deshidratada. Voy a tirarme al suelo por el cansancio pero por casualidad levanto mi mirada y me encuentro con una carretera, veo como unos coches van de un lado para otro, cojo fuerzas de donde nos las hay y corro. 

Cuando llego me pongo en mitad de la carretera y grito ayuda. Un coche se para con brusquedad, baja del coche una mujer joven, lleva un uniforme de trabajo de empresa, con unos zapatos muy finos. 

- Necesito ayuda - digo desesperada 

- Llamaré a la policía, no te preocupes - se dirige a su coche coge su móvil y me ofrece una botella de agua. 

(...)

Estoy sentada en una de las sillas de la oficina de policías, me han ofrecido comida y me han echo pechá de preguntas, que he respondido. Pensaba que estaba lejos de mi familia,  pero me he llevado una sorpresa, nunca he salido de Sevilla. 

- Ya se que ahora estás aturdida, llevas tres meses desaparecida, pero necesito que me describas a los hombres que has visto - se sienta a mi lado el jefe de la oficina de policías. 

- He visto a mu... - no termino de hablar cuando veo a mi madre aparecer por la puerta junto a mi padre y hermano, corro hacia ellos. 

Abrazo a mi madre con fuerza, no quiero soltarla nunca, después abrazo a mi padre y hermano.

- Os he echado mucho de menos - digo llorando 

- Tranquila mi niña, ya estás con nosotros - me abraza mi padre - vamos para casa - 

- Todavía no os la podéis llevar, tiene que ir a un hospital - dice el el jefe de policías, cuando me doy cuenta unos médicos entran por las puertas y me hacen que me monten en la ambulancia. 

(...) 

- No te podremos dar el alta - dice el médico que me ha atendido nada más llegar 

- Quiero irme ya a casa, me encuentro bien - 

- No podré darte el alta, está deshidratada, mírate estás muy delgada, pesas menos de lo que tendrías que pesar para tu edad - el doctor sale por la puerta y enseguida entra mi madre 

- Duerme un rato, te vendrá muy bien - me dice, le sonrío como prueba de aceptación 

Me despierto por unos golpecitos que me dan en el hombro, abro los ojos y veo a mi madre que me sonríe. 

- Buenos días, toca desayunar - dice alegre 

- Buenos días mamá - digo forzando mi sonrisa, se me hace extraño despertarme y encontrarme con mi madre, llevo tres meses sin verla.. 

Veo que un celador entra con una bandeja de comida, me la deja sobre mi mesita y se aleja. 

Mi madre me acerca la bandeja y yo me acomodo, tengo para desayunar, un zumo de naranja con una tostada de aceite. Se me hace la boca agua. 

No tardo ni quince minutos en comerme todo. 

La mañana trascurre con normalidad, el médico a pasado verme y dice que me ve con mejor cara, también ha venido a visitarme mi padre junto a mi hermano. 

(...) 

AL DÍA SIGUIENTE 

- Tienes visita - mi madre entra a la habitación sonriendo, abre más la puerta y veo a Julia junto a Dani. 

- Iliana - grita Julia y corre hacia mí, noto como sus lágrimas chocan contra mi hombro 

- Te he echado mucho de menos - le susurro, se separa de mí y me da un beso en la frente

Sin darme cuenta ya estaba llorando, llorando de la felicidad, por fin todo en mi vida va encajando. Por fin he vuelto. 

Julia se aparta y veo a Dani acercándose, le sonrío. 

- ¿Me abrazas o me tengo que levantar? - pregunto, pero él no tarda en acercarse y abrazarme 

- Se te ha echado de menos por aquí - dice sentado a mi lado 

- Ha sido todo muy difícil - confieso - ¿ y Jesús? - no puedo evitar preguntar 

Noto como Julia y Dani se tensan. 

- Está esperando fuera - dice Julia dirigiéndose a la puerta. 


Todo ha cambiado. |Jesús Oviedo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora