Capítulo VII.

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(NARRA ILIANA) 

Aquí me encuentro, frente al instituto. No conozco a casi nadie, ya que en verano me mudé aquí y solo conocí a los amigos más cercanos de Jesús y Dani. Pero en cambio todos ellos me conocen a mi debido a mi desaparición. 

Cruzo la calle, y me paro en la entrada, miro hacia todos lados para ver si veo a alguien conocido pero nada. 

Me doy cuenta de que algunas mirada se centran en mí y cuchichean. No puedo hacerlo. No puedo entrar. Giro sobre mis talones y me choco con alguien, por su perfume ya se quien es. 

- ¿Dónde crees que vas? - pregunta mirándome a los ojos dispuesto a no dejarme ir 

- No te importa - intento pasar por su lado pero me coge del brazo - suéltame - 

- Claro que me importa, soy tu hermano - suelta mi brazo - Entra - mira a mis ojos rogándome - por favor - 

- Maldita sea - me doy la vuelta y entro al instituto 

Adolescentes para acá y para allá. Entro al edificio principal, noto a mi hermano detrás mía, me mira y me dedica una sonrisa para calmarme, para decirme que todo va a salir bien. Soy el centro de atención. Todos dejan de hacer lo que estaban haciendo para mirarme, mirarme con lástima. 

Camino sin mirar a nadie, solo miro hacia donde voy. Que por cierto no se donde voy. Me giro para pedirle ayuda a mi hermano, pero ya no está. En ese mismo instante suena el timbre indicando que cada uno vaya a su clase. Los alumnos empiezan a desaparecer por los pasillos y yo sigo aquí perdida. 

Decido ir por la derecha, quizá esté el despacho del director. Llevo como cinco minutos caminando y lo único que encuentro son aulas, y he llagado hasta los baños. Ya que estoy aquí, decido entrar. Me miro en el espejo. Gran error. Mis ojos, mis putos ojos. No son como antes, brillosos y con una alegría insuperable. 

- Maldita sea Jesús, esto es tu culpa, y me la vas a pagar - digo en voz alta 

- No seas así Iliana, él lo único que quería era olvidarte, tú no volvías - dice Dani a mi lado 

- Del odio al amor hay un paso, e viceversa también - digo con un tono de rabia y sobre todo, de tristeza 

- Vamos anda - me da un beso en la mejilla y después coge mi mano para salir 

Abre la puerta del baño y se asoma por si hay algún profesor, tira de mi con delicadeza. Una vez haber salido reímos. Parecíamos dos ladrones. Mi risa para en seco. Mi corazón se rompe más de lo que está. Y no, no voy a llorar. Para que se den cuenta que estoy bien, voy a poner la mejor sonrisa que nunca he puesto. 

Jesús e Isa paran de besarse al darse cuenta de nuestra presencia. Sus miradas se centran en mí. 

- Buenos días - digo lo más amable posible y les dedico una sonrisa, empiezo a caminar y Dani junto a mí. 

Me mira con cara de interrogación. 

- Mejor no preguntes - digo lo más seria posible, pero me sale una mueca y Dani no tarda en reír a lo que yo me uno. 

- Vosotros - dice una voz que procede detrás nuestras, se escucha como camina hacia nosotros y como los tacones chocan contra el suelo - Oviedo para clase - Dani asiente y se va, cuando está detrás de no se quien es esta mujer, me guiña un ojo y desaparece por la puerta de una de las aulas - ¿tu debes ser Iliana García? - asiento - ven acompáñame - pasa por mi lado y yo camino detrás suya, llegamos a una puerta en el que pone ''directora'' - tome asiento - la obedezco -  tu clase es 4ºB, tome el horario, el instituto no es muy grande, pero tiene muchos pasillos como no lo conoce te dejo un mini mapa - me sale una pequeña risa - ¿a qué le ve usted la gracia? - 

Todo ha cambiado. |Jesús Oviedo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora