(NARRA ILIANA)
Doy un mordisco a mi trozo de pizza, bajo la mirada de Jesús. Cuando me trago el trozo bebo un poco de agua y dejo el vaso donde estaba.
- Y bien, ¿sobre qué quieres hablar? - doy otro mordisco a la pizza.
- Sobre nosotros - le cuesta soltar las palabras. Dejo el trozo de pizza sobre el plato. Lo que voy a decir me voy a arrepentir, pero tengo que decirlo, esto no puede seguir así.
- Mira Jesús, será mejor que cada uno vaya por su camino. - Agacho la cabeza, no puedo mirarle a la cara. - Estoy harta de pasarlo mal, estoy harta de pelearnos, estoy harta de llorar, estoy harta de todo. -
- ¿Estás harta de mí? - se levanta de la silla y se dirige a la puerta como un rayo. Me levanto rápido, cojo su brazo y lo llevo hasta mi habitación. - Será mejor que me vaya - suelta mi mano.
- No estoy harta de ti - se detiene y se gira - estoy harta de pasarlo mal Jesús. Me dejas y te vas con Isa. ¿Tú sabes lo qué es ver a la persona que quieres basarse con otra? Ya sé que me vas a responder, que solo quieres olvidarme. Pues olvídame Jesús, lo que no puede ser es que te estés besando con otra, y al ver que intento pasar de ti, ya vienes a buscarme. Y así una y otra vez. Si de verdad me quisieras no hubieses hecho esas cosas. - Llevo mi mano derecha y quito las lágrimas de mis mejillas.
- ¿Enserio piensas que no te quiero? - se acerca a mí.
- Intento no pensarlo, pero tus acciones me dicen lo contrario. -
- Joder Iliana, lo único que quiero es estar contigo. Lo sé, he hecho todo mal. Lo sé mejor que nadie, y no sabes que mal lo paso cuando te veo así, llorando por mi culpa. Se me rompe el corazón. Lo único que quiero es hacerte feliz, pero hasta ahora no me he dado cuenta. Lo único que he hecho es hacerte llorar, hacerte pasar un infierno. Tú te mereces a alguien muchísimo mejor. - Se acerca más a mí, coge mi cara entre sus manos, mientras que con sus dedos pulgares limpia mis lágrimas. - Lo siento. Siento que hayas derramado tantas lágrimas por mi culpa. Lo siento mi amor. - Deja un beso en mi mejilla y desaparece escaleras abajo.
(...)
Abre la puerta un Dani adormilado y con ganas de matarme.
- Buenos días - entro y le despeino.
- No hagas eso - se frota los ojos.
- Vale, Señor Borde - me río.
- No soy borde, solo que me has despertado y sabes la rabia que me da - empieza a caminar hacia la cocina y lo sigo.
- Oh lo siento bebé - digo imitando la voz de un niño pequeño
- Eres odiosa - dice mientras le da un mordisco a una manzana
-Lo sé - le saco la lengua y me siento en el taburete que hay al lado.
- ¿A qué viene tu visita? - pregunta atento a mi respuesta.
- A Jesús. - deja de morder la manzana y se sienta a mi lado. Me río.
- Después de la conversación de tu casa no habéis vuelto a hablar, ni siquiera a miraros Iliana, han pasado dos semanas, quizá no quiera verte. Después de tod... -
- Shhhh vengo a hablar con él y voy a buscarlo, ¿está en su habitación? - Dani asiente, me levanto del taburete y me voy directa a las escaleras. Una vez arriba, veo la puerta de su habitación entreabierta. Está durmiendo, que tierno está aaaaw.
No.
Iliana concéntrate.
- Buenos días - chillo, a lo que él pega un bote de la cama y mira por toda la habitación, su mirada se detiene al verme. No puedo evitar soltar una carcajada, estaba apunto de darle un infarto del susto.
- Joder Iliana - pone su mano en su corazón, y después frunce el ceño - ¿qué haces aquí? - se pasa la mano por el pelo.
- ¿No puedo venir a verte? - me acerco a su cama y me siento.
- Claro que sí - se incorpora en su cama y me mira. He venido hasta aquí y la verdad es que no se que decirle. Solo sé que quería verle.
- Bueno la ver.. - su móvil empieza a sonar.
Joder ya que había empezado a hablar. Quien sea que haya llamado se puede ir al carajo. Jesús estira su brazo hacia la mesita y coge el móvil, y para mi ''suerte'' leo en la pantalla Isa. Lo más seguro es que ignore la llamada. Arrastra su dedo por la pantalla y me hace un gesto de que no tarda nada. Se levanta y se lleva el teléfono al oído. Pues estaba equivocada, si que lo ha cogido.
Han pasado 15 minutos que ha desaparecido por la puerta hablado por teléfono. Que imbécil he sido por venir hasta aquí. Salgo de la habitación y lo escucho hablar, está en la habitación de Dani. Ni me molesto en escuchar. Bajo la escaleras, Dani está tumbado en el sofá mientras ve algo en la televisión.
- ¿Qué tal? - baja el volumen, despega la vista de la televisión y me mira.
- Me voy ya, siento haberte despertado - salgo del salón para abrir la puerta.
- Iliana, ¿qué pasa? - se coloca delante de mi y me mira preocupado. Va a estar feo decir esto ya que es el novio de mi mejor amiga, pero ojalá me hubiese enamorado de Dani, no de Jesús.
- ¡Qué soy gilipollas! Eso es lo que pasa - doy manotazos en el aire. Estoy muy cabreada. No sé que esperaba de Jesús la verdad. Lo sé que esperaba todo menos que me dejase en su habitación para coger una llamada de Isa. Levanto la mirada y veo a Jesús bajando la escaleras con el teléfono en la mano.
- Sube - dice una vez abajo, me sonríe.
- No va a ir a ningún lado - Dani habla por mi. Algo que me sorprende. Pero más se sorprende Jesús.
- Dani, cállate anda - suelta una carcajada. Parece que no es consciente de que Dani lo dice enserio. Al ver que ninguno nos reímos, su cara cambia. - Iliana - se acerca.
- Tengo que irme - es lo único que puede decir. Abro la puerta y salgo.
- Eh, ¿dónde vas? - Jesús se pone en frente y coge mi brazo con delicadeza. Ese puñetero cosquilleo aparece.
- Puedes seguir hablando con ella - su rostro palidece.
- Lo siento ¿vale? - me mira a los ojos. Juraría que veo arrepentimiento.
- Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento... y así siempre joder Jesús - alejo su brazo de él. - Siempre igual, pues no. Estoy harta. Ya no me vale nada - salgo a la calle. Pero otra vez me detiene. Que manía tiene con eso.
- No puedes hablar enserio, tu me quieres - dice muy seguro.
- Sí, te quiero. Pero estoy harta. Ahora apártate - digo muy enserio. Como no se aparte va a probar mi mano. Para mi sorpresa se aparta. Hace un gesto con la mano para que pase. Y así hago.
- Pero antes - oigo mientras camino, pero no me da tiempo reaccionar cuando me agarra de la cintura, me gira y sus labios se unen a los míos. No suelta mi cintura. Intento escabullirme, mi cerebro quiero apartarse y darle un guantazo por robarme un beso. Y mi cuerpo me pide que no me mueva. Le hago caso a mi cuerpo. Gana por una diferencia brutal. - ¿Quieres que me aparte ahora? - pregunta a milímetros de mis labios.
- S...sssi - tartamudeo.
- Mentirosa - vuelve a pegar sus labios a los míos. Ese zoológico tan familiar aparece, como el cosquilleo. Sigo sorprendiéndome como actúa mi cuerpo ante él.
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Todo ha cambiado. |Jesús Oviedo|
RomantizmSegunda temporada de ''Mi favorita casualidad''.