Capítulo XV.

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(NARRA ILIANA) 

Meto la llave en la cerradura, empujo la puerta, escucho la voz de mi madre gritando a mi hermano. Cuando se dan cuenta de que estoy ahí me miran y la casa se vuelve en un silencio. 

- ¿Qué parte de estáis castigados no habéis entendido? - grita mi madre mirándome, ninguno responde - ¿Os a comido la lengua un gato? - vuelve a gritar, limpio mis lágrimas y la miro. Mi madre al verme llorando su cara cambia por completo, veo en sus ojos preocupación. 

- Que aunque llores no te va a quitar el castigo - dice mi hermano cruzándose de brazos, me impulso hacia mi hermano e intento pegarle, pero en vez de pegarle le tengo que estar haciendo cosquillas, pero todo esto es su culpa. 

- Es tu culpa - grito mientras le pego en su pecho, mi madre me sujeta por detrás  

- Iliana - grita mi madre mientras aguanta mis manos, mis ojos no paran de soltar lágrimas. 

- ¿Sabes? - miro a mi hermano - Jesús me a dejado, no quiere  saber nada de mí, te felicito, lo has conseguido - mi madre me suelta y me mira preocupada - Haz cuenta de que he muerto para ti - suelto y subo las escaleras de prisa, entro en mi habitación, cierro la puerta de un portazo, me apoyo en ella, caigo al suelo mientras mis lágrimas se apoderan de mi rostro.  

(...)

- Bueno, ¿y qué tal a ido el día? - pregunta mi padre. Acaba de llegar de trabajar y estamos todos sentados en la mesa cenando. Nadie responde. - Alguien me va a decir que pasa - suelta su tenedor, nos mira uno a uno esperando a que alguien responda. 

- Nada cariño, un mal día - responde mi madre, me mira con cara de pena. 

- Deja de mirarme así - digo y apoyo mi espalda en el respaldo de la silla

- ¿Qué maneras son de hablarle así a tu madre? - escucho a mi padre hablar cabreado 

- No te preocupes, solo lleva un mal día, se le pasará - vuelve a responder mi madre por mí, y algo en mí se arrepiente por haberla respondido así. 

- Lo siento mamá - agacho mi cabeza para que no vean las lágrimas que van a salir por mis ojos. Mi padre toca mi brazo en forma de acaricia. 

- Mañana a la noche es noche buena, y vamos a cenar en casa de los Oviedo - anuncia mi padre con un tono alegre. Rápidamente levanto mi cara y miro a mi madre. 

- ¿No podemos cenar aquí? - miro a mi padre

- Vas a estar con Jesús - sonríe. Miro a mi hermano que me mira, le pongo mala cara. 

- Pues yo no voy - digo y me levanto - Buenas noches - subo las escaleras y como esta mañana me vuelvo a en cerra en mi habitación. 

Me tiro a la cama. ¿Por qué todo me sale mal? Jesús y yo ya estábamos bien. ¿Por qué el mundo se encarga de estropear todo? Me equivoco, esta vez no a sido el mundo, esta vez tiene nombre, Manu. Esto no se lo voy a perdonar. Por su culpa Jesús no quiere saber nada de mí, y todavía no logro entenderlo. Se que no soy la chica más guapa, más simpática, perfecta... pero le quiero y él a mi me quiere, lo sé. Y no voy a seguir lamentándome, mañana hablaré con él y le daré a entender que mi hermano es un gilipollas y María le a comido la cabeza porque Isa quiere estar con él. Seguro que todo esto a sido plan de Isa y esta vez no me voy a quedar mirando como me lo quita. 

(...) 

Miro detenidamente mi cuerpo y la ropa que llevo puesta. Llevo una falda de vuelo color vino junto unas medias, junto una camiseta negra pegada por encima del ombligo de tirantas, con una americana negra. Me he puesto mis vans negras, después cuando vayamos a salir me pongo mis tacones negros. Tenemos pensado salir todos después de cenar. Mi pelo lo he dejado suelto, pero en vez de dejármelo rizado me lo he alisado. El maquillaje lo llevo muy simple. No me gusta maquillarme mucho. Bajo las escaleras, en mi mano derecha una bolsa con mis tacones y en otra mi bolso de mano para echar el móvil, el monedero y otra cosa más. 

- Vas preciosa - dice mi madre abrazándome - Tu hermano y tu padre están esperando en el coche, vamos - cierra la puerta después de salir, me monto en el coche y mi padre conduce hasta la casa de los gemelos. 

En un abrir y cerra de ojos mi padre aparca el coche en frente de la casa. Nos bajamos del coche, y en la puerta me encuentro con María que nos sonríe. Mi hermano se acerca a ella corriendo en la besa. Mi cara de asco aumenta. La miro de arriba abajo y lleva un vestido re-pegado negro que un poco más corto y se le ve el culo. Mi madre toca al timbre y no tarda Eva en recibirnos con una de sus sonrisas. Esta mujer es un encanto. Saluda a mis padres, mi hermano y María y la última soy yo. 

- Iliana que guapa - me abraza - como siempre, pasa - 

- Hola Eva, gracias - la vuelvo a abrazar, ella se queda extraña un momento pero no tarda en corresponderme el abrazado. 

Me hace un gesto para que pase al salón donde procede tanto ruido, le dedico una sonrisa y camino hacia allí. Primeo veo a Dani junto a Julia que se acercan a mí, desvió mi mirada y veo a el padre de los gemelos hablando con mis padres, Eva y el hermano mayor de los gemelos. Mi mirada se dirige hacia el sofá donde están mi hermano María, Jesús y a su lado Isa. Doy un paso hacia atrás, Julia agarra mi cintura y Dani se pone a mi lado. Deja un beso en mi frente. 


Todo ha cambiado. |Jesús Oviedo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora