Capítulo V.

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(NARRA ILIANA) 

Sus cálidos brazos me rodean. Ahora estoy más tranquila. 

- Te acompaño a casa - dice Dani mientras se separa de mí para mirarme a los ojos 

- Ya la acompaño yo - Jesús aparece detrás de unos arbustos y camina rápido hacia nosotros, y por su expresión en la cara muy contento no viene 

- Tú no tienes ningún derecho en ella - Dani suelta mi mano y se pone en frente de su hermano gemelo 

- Es mi novia - grita Jesús 

- Eso no lo decías cuando te enrollabas con Isa - Dani baja el tono de la frase cuando se da cuenta que estoy ahí

- Iliana - Jesús se acerca a mí 

- ¿Qué no entendiste que para tí estoy muerta? - digo intentado mirarle a los ojos, pero no lo consigo, esto duele, y duele mucho. No es muy fácil decirle a la persona que amas que te olvide, que para él ya no existes. Jesús no dice nada, intenta buscar mi mirada, pero no lo consigue, se da la vuelta y camina hasta desaparecer. 

- Mierda - grito mientras caigo al suelo llorando, llorando sin consuelo alguno, los brazos de Dani me vuelven a abrazar. 

- Vamos - me ayuda a levantarme

El camino es silencioso, ninguno decimos nada, todo está dicho. En dos minutos estamos en la puerta de mi casa. 

- Gracias - no le dejo que responda y lo abrazo - ahora vete a por Julia, que seguro que no la has visto en todo el día - sonrío, pero él no me devuelve la sonrisa - ¿pasa algo? - me preocupo 

- Julia y yo lo hemos dejado - agacha la cabeza y empieza a mover los pies incómodo 

- Ayer cuando vinisteis a verme al hospital... - me corta 

- Decidimos llevarnos bien delante tuya - confiesa - pero creo que ya nuestro teatro a acabado - 

- Lo siento Dani - la verdad es que no me lo imaginaba, quería preguntarle el por que, pero no era el momento, se nota que está mal - ¿quieres pasar a cenar? - pregunto sonriendo y divertida para intentar animarlo, aunque no sea la más indicada para hacerlo, pero es mi amigo, y no voy a dejarlo así 

- No te molestes, mañana nos vemos - 

- No es ninguna molestia, ven entra - cojo su mano y lo arrastro hasta dentro de mi casa, él resopla pero lo ignoro 

- Mamá - grito

- No chilles Iliana - dice mi madre saliendo de la cocina - hola Jesús - dice acercándose  para darle dos besos

- Es Dani - la corrijo 

- Lo siento, todavía no os distingo - 

- No te preocupes - Dani sonríe 

- Se queda a cenar - informo 

- Perfecto, en media hora la cena estará lista - sonríe y desaparece por la puerta de la cocina 

Subimos hacia mi habitación, Dani al entrar se detiene y mira cada detalle de la habitación como si la estuviese analizando. Fija su mirada en el tablón donde tengo todas las fotos, se acerca y mira una por una. Coge una y me la enseña. Salimos él y yo, yo estoy montada en su espalda al lado del borde de la piscina, estábamos descojonandonos de la risa. 

- Me encanta esta foto - dice sin dejar de mirarla 

- Quédatela - digo poniéndome a su lado 

- Es tuya - me la da, pero yo quito mi mano 

- La tengo guardada en el ordenador, así que te la quedas - digo apuntándole con el dedo 

Salimos al balcón de mi habitación, nos apoyamos en el muro. 

- Julia me dejó - deja de mirar hacia la nada y lo miro - no me quiere - 

No digo nada, básicamente porque no se que responder, agarro su mano y me apoyo en su hombro. 

- ¿Puedo probar una cosa? - esta vez si me mira a los ojos

- Sí - digo confusa 

Se gira despacio, no suelta mi mano, da unos pequeños pasos hacia mí. Sus labios se acercan a los míos, no se como pero siento un impulso en mi cuerpo, termino por unir sus labios y los míos, agarra mi cintura y me pega más a él. Su lengua pide paso a mi boca, no tardo en dársela. 

- No - dice separándose de mí bruscamente

No se porque pero me siento mal, me siento sucia. Salgo del balcón y una vez dentro de la habitación y entro en el cuarto de baño, cierro la puerta y me apoyo en ella. 

¿Qué he hecho? ¿Cómo he podido besar a mi mejor amigo? 

- Iliana - escucho a Dani detrás de la puerta y dando flojos golpes, decido abrir la puerta y lo veo apoyado en el marco de la puerta y sonriendo, no se porque sonríe - ¿tan mal beso? 

- No es eso - no se porque pero me río 

- Perdón - dice serio

- ¿Perdón por qué? - pregunto confusa 

- Por esto - no me deja hablar cuando sus labios y los míos se unen por segunda vez. Siento como mis pelos se ponen de punta y como mis problemas se esfuman, no existen. 



Todo ha cambiado. |Jesús Oviedo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora