Debe estar soleado. // -KOOKV-

14 Capítulo 14

Ji-woo había sentido que algo andaba mal desde el primer golpe que escuchó. Ella se estremeció y los ojos se le cerraron, pero eso fue todo. Siguió limpiando, restregando con rigor el estante, pero con más intención ahora por el repentino deseo de irse lo más rápido posible. Sin embargo, todavía tenía una habitación que terminar.

Todo es innecesariamente enorme en la casa de los Jeon. Es lujoso y brillante, adornos sofisticados y otros con estilos más modernos, pero aún llamativos, todos con su propia belleza particular.

Ella se había puesto tensa cuando el Jeon mayor había entrado, pues podía escuchar sus pasos torpes y descoordinados; ella solo necesita sus oídos para reconocer a un borracho: la experiencia enseña.

Siempre está en hogares que pertenecen a Gangnam, especialmente en aquellos cuyos dueños sospecha que tienen personalidades de mierda y egos llenos de cicatrices. La presunción apesta a hombres como Jeon. Sobre las posesiones, sobre los comportamientos impunes, sobre las personas que puede pagar, y él puede pagarla a ella.

Y justamente hoy, un escalofrío le recorrió la espalda en el momento en que notó su presencia.

Él se paró cerca detrás de ella, y ella se sobresaltó. Había sonado un estrépito ruido cuando giró instintivamente y sus dedos se abrieron de la impresión haciendo que el adorno en su mano se deslizara. Enfrentada al hombre imponente, sus ojos inyectados en sangre y desaparecidos. Siguió con una bofetada en su mejilla que sonó espeluznante en las paredes de la habitación.

Mientras él agarra su codo con fuerza y se acerca a su rostro. Las pupilas se dilatan y las fosas nasales se ensanchan, la boca gruñe con fea rabia, y ella está aterrorizada, un miedo blanco y caliente corriendo a través de su sangre. Su corazón late con fuerza en su pecho. Mantiene la cabeza desviada hacia donde apuntó la fuerza de la bofetada y no se mueve. Su patrón de respiración es la única evidencia de que algo andaba mal, pero sabe mantener la calma.

Ella tiene miedo, pero él no tiene que saber. Él tiene derecho a mucho, pero no al miedo de ella, ella no se lo dará, sabe que solo lo incitará a que haga más para que tenga más miedo.

La sacude y todo su cuerpo se mueve. Él dice un número con el rostro rojo lleno de rabia, un número que ella olvida fácilmente.

-Eso es lo que acaba de costar tu maldito error.

"Es su culpa". Quiso decir, pero ella no lo dice, nunca lo diría.

-Lo siento - Dice con cautela, luchando para que su voz no la traicione, pero su lengua se siente increíblemente seca y pesada.

-Perra torpe – Resopla con disgusto tan obvio como su embriaguez –"Lo siento" no me devuelve el dinero.

-Yo...

-O te vas sin salario, o... - Sus ojos se cierran antes de que él termine, una sola lágrima rodando por su mejilla más allá de sus labios apretados. No sabe cuándo se acumuló en su ojo, pero no importa porque ahora mismo su corazón está golpeando contra su pecho a punto de estallar. Él la empuja y la acorrala contra una pared. Ella sabe cómo terminará la oración antes de que él abra su boca asquerosa y sonriente para hablar -Tendremos que encontrar otra forma de pago.

Estrangula un sollozo cuando él se acerca como un buitre a su patética presa y la esperanza disminuye a medida que las palabras llegan a sus oídos, escapándosele el aliento por completo. Su caja torácica se cierra sobre su corazón mientras aspira aire desesperadamente.

Ella niega con la cabeza y la palabra es como un mantra en sus labios, aunque no sabe si lo susurra o solo se queda en su mente. Ha hecho cosas, le han ofrecido cosas y las ha aceptado para tener comida en la mesa, para pagar el alquiler, tiene qué. Pero ella no puede, físicamente no puede hacer esto con él, no cuando el mero pensamiento de él le da ganas de vomitar, cuando incluso ahora puede sentir la bilis subiendo por su garganta. Tiene miedo de que si él la toca, vomite y se vaya a casa sin dinero y sin trabajo.