Taehyung apenas logra abrir la puerta, solo personal autorizado, cuando lo empujan bruscamente hacia adentro. La puerta se cierra de golpe, pero no antes de que alguien ingrese al pequeño espacio de la sala de almacenamiento.
¿Pequeño? Ahora es diminuto, se siente diminuto, sin el suficiente espacio para respirar aire. Su cuerpo choca contra una estantería y se clava en su piel. Sin embargo, el dolor físico no es en lo que puede concentrarse cuando una mano agarra su barbilla, los dedos fríos y con moretones, demasiado apretados en su mandíbula. Mantiene la cara de Taehyung en su lugar, hace que el contacto visual sea inevitable mientras se acerca.
-¿Qué carajo, Kim? - Su voz no es el grito que esperaba ni el gruñido enojado del día anterior. Más bien es una demanda calculada, lenta, baja y escalofriante, profunda y casi gutural.
Taehyung sabía que enfrentaría la ira de Jeon Jungkook después de su decisión moralmente dudosa tomada precipitadamente, que, razonando consigo mismo, fue la elección correcta.
No sabe lo que está pasando entre Jungkook y Julia, y tampoco desea saberlo, lo único que sabe es que conseguirá una cantidad de dinero demasiado generosa por satisfacer el capricho de niños ricos cuyo fruto peculiar es la perversión. La cual radica, simplemente, de tener que estar presente para un acto que, si bien es cierto que es potencialmente perturbador, es poco probable que dure más de una hora para recibir el salario de un mes completo.
Además, no es como si tuviera que participar. Su conciencia, tan desesperada como él, dicta que no hay nada ilógico en la decisión que tomó.
Excepto, por supuesto, el factor de la otra parte preocupantemente violenta y musculosa afectada en su proceso de toma de decisiones, que actualmente lo está empujando a los estantes y arrinconándolo fuertemente.
No toca su cuerpo con el suyo, pero sí se para lo suficientemente cerca como para sentir y poner en proporción su agarre inquebrantable.
Sus ojos son tan exigentes como siempre, duros cuando se clavan en Taehyung, lo penetran más brutalmente que el silbido mordaz que acompaña a su voz. Uno está ligeramente hinchado, morado y amarillo, y Taehyung tiene la ridícula intuición de preguntar qué le pasó. Por más que recuerda cuando su hermana le contó sobre su propia intromisión en su dolor y, francamente, Taehyung ya ha hecho lo suficiente como para iniciar una paliza para sí mismo, no necesita darle otra razón para abofetearlo un poco más.
-Yo... - Jungkook da un solo paso hacia adelante que casi sella sus cuerpos, dejando solo un respiro de espacio. La espalda de Taehyung se arquea en un ángulo incómodo y sus manos se aferran al estante, apretándolo con fuerza hasta que sus nudillos se vuelven blancos.
-Te pedí una sola cosa, Kim - Interrumpe Jungkook siseando.
-Tú sólo preguntaste - El sonido de sus palabras imita la entonación del siseo del otro, demasiada hostilidad para un espacio tan pequeño -Ella me pagará.
Jungkook huele caro y masculino, apesta a testosterona y no solo en su olor, sino también en su postura toda amenazante, aferrándose a él, doblándolo a su voluntad.
La alerta de Taehyung se dispara siendo tan consciente de él, de lo cerca que está su cuerpo, de lo cálido que se siente su aliento en sus labios, de lo controlada que es su respiración, a pesar de la confrontación, yuxtapuesta al corazón palpitante de Taehyung. De verdad le molestaba que Jungkook pueda permanecer tan tranquilo.
La proximidad de Jungkook tiene una mezcla preocupante de intimidación y encanto. Taehyung se niega a reconocer conscientemente que el calor de su presencia tangible trae más que un temor infinito.
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Debe estar soleado. // -KOOKV-
Fiksi Penggemar"A Kim Taehyung le fascina observar a las personas de la alta sociedad sin que ellas lo sepan, al fin y al cabo, su trabajo se lo facilita. Pero, en particular, le encanta ver a Jeon Jungkook y a su novia. Sin saber que la fijación por él iba en la...