Capítulo 18: Martha's eyes

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—Eppie, pero... sí, lo sé —miró a Martha y bajó la voz— perfil bajo, lo sé...¿Qué te dijeron qué?...No fue un trágico accidente, a John solo lo mordieron... — oculta el teléfono — pero que idiota soy —vuelve al teléfono — Sí, un perro lo mordió. Sí, lo mordió en el restaurante. Yo que sé de donde salió el perro...

Martha tocó sus dientes y notó que sus caninos eran muy afilados. Luego se mordió la mano de manera cuidadosa y se dio cuenta que si se hubiera mordido fuerte también gritaría de dolor.

—¿Llamaste a Cynthia? Ah, okey... Ah, la chica... —vuelve a mirar a Martha y bajó más la voz— Ella es una amiga y no, no la conoces. ¡Solo es una amiga! La estoy alojando en mi casa porque no tiene donde quedarse. Quería presentártela mañana porque quisiera que trabaje en el estudio...Eppie, solo es una amiga...no me grites.

A pesar de que Paul murmuraba al teléfono, Martha podía oír todo gracias a que aún conservaba su buena audición. Encontró una de sus pelotas favoritas y empezó a jugar con ella. Era la primera que le había comprado Paul y a pesar de estar muy gastada, era con la que más se divertía. Tenía la imagen de un pequeño ratón y los ojitos llamativos de dicho animal provocaban mucha admiración a Martha desde cachorrita.

—Listo. Perdón, era mi manager y preguntaba por lo que salió en la radio. —Ladeó su cabeza— No escuchaste nada, ¿verdad?

—No.

—Ah... bien. Oh, esa pelotita, era la favorita de Martha. Cuando la vio por primera vez se emocionó mucho. La ponía entre sus patas y la pasaba de un lado a otro. Así como lo estás haciendo con tus manos.

Martha se ruborizó porque inconscientemente pasaba la pelota de una mano a otra.

—Vamos, te mostraré tu habitación. Mañana podríamos salir a comprar algunas cosas para que estés más cómoda. O también podría pedirle a alguien que me traiga ropa, conozco algunas tiendas. ¿Qué talla eres?

Martha se quedó pensando.

—Perdón, eso sonó muy irrespetuoso. Pero... creo que tengo una idea de que talla eres.

Esta vez Paul se ruborizó y ocultó su rostro con sus manos. Martha sin entenderlo se acercó a él para seguirlo hasta su habitación. Paul reveló su rostro sonriente y la invitó a subir las escaleras.

—Esta es. No te preocupes por John, él durmió en otra habitación así que esta se encuentra totalmente limpia. Aquí hay unas sábanas, colchas y emm si deseas puedo darte una pijama. Tengo una que nunca he usado. Ya vuelvo.

Martha miró su nueva habitación. Ya la conocía por supuesto y solía aprovechar las veces en que Paul ingresaba a limpiarla para ocultarse debajo de la cama o mover el recogedor. Acompañar a Paul en los momentos de limpieza era absolutamente divertido. Se subía a algunos muebles o escondía la escoba. 

Martha se echó sobre la cama y sintió como su cuerpo se hundía ligeramente en tan cómodo colchón, de pronto al girar su cabeza encontró un pequeño mechón de pelo.

—Es mío...

—Aquí está, será mi obsequio de bienvenida: una pijama. —Paul apareció tras la puerta— Ya estás probando tu nueva cama.

—Me encanta, es muy suavecita. ¡Ven, échate!

Paul la miró sorprendido y no le pareció una mala idea.

—Está bien solo un ratito.

—Está bien suavecita, creo que así son las nubes.

—Sí...así son. ¿No habías tenido una cama así antes?

Martha my dear ♥  | The Beatles fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora