Capítulo 3: I wish...

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—tarantaran —decía esa voz juguetona.

—¿Quién eres?

Obviamente, Paul no me entendía y lo único que escuchaba era ladridos mios.

—Pronto lo sabrás Martha  —me respondió la vocecilla.

—Martha, ¿qué pasa?

Yo seguía ladrando y tratando de ubicar de donde provenía la voz. Al parecer venía de mi cabeza, eso quiere decir que estaba enloqueciendo, ¿es posible la locura en perros?

—Martha, si tan solo pudieras hablar. Creo que me quieres consolar, ¿verdad? —sonrío y me abrazó tiernamente.

Era inevitable que no pueda sentir nada por él. Deseaba que este abrazo continuara hasta que Paul tuvo una idea.

—Llamemos a John.

Y así lo hizo. John Lennon, el mejor amigo de Paul, era muy gracioso y algunas veces cuidaba de mi cuando Paul y Jane salían. Solía recostarse en mi lomo y quedarse dormido. Soportar su peso no era gran problema para mi, sin embargo, a veces necesitaba moverme y su cabeza me limitaba mucho. Aún así, disfrutaba mucho compartir con él y ver el proceso de las canciones que componía. Al igual que Paul, me hablaba o me contaba chistes, luego se reía pensando que era absurdo hablar conmigo... lo que no sabía es que sí le entendía.

(narrador omnisciente)

Con guitarra en mano y un buen disfraz, John llegó a casa de Paul.

—Hey McCa.

—Hola, John, llegaste rápido

—No tenía muchas cosas que hacer, además siempre estoy disponible para ti cariño —pestañeaba los ojos.

—Tú y tus bromas, será mejor que pases de una vez

—ajajaja esta bien, sabes que salir me divierte mucho porque debo ponerme estos atuendos y el bigote —modeló ante Paul —ahora verás mi transformación: ¡de viejo a joven!

John empezó a quitarse lentamente el saco y el sombrero tarareando una canción sensual. Martha corrió hacia él moviendo la cola y con su hocico tomó el sombrero. John siguiendo el juego intentó sacarse el bigote pero de pronto dejó de hacerlo.

—¿John?

—Creo que me quedaré con esto puesto.

—¿Qué? Vamos, dime que pasa.

—Creo que le puse mucho pegamento a esta cosa.

—¿En serio?— Paul se acercó y jaló levemente el bigote —oh, demonios...

—No te molesta que me quede así, ¿no?

—A mi no, pero a Martha sí.

—¿Qué?

—Sí, mírala lo expectante que está.

Efectivamente Martha lo observaba como si esperara algo mientras seguía con el sombrero en el hocico. John giró hacia ella.

—Ah... mi pequeña, yo sé que compren... ¡Ahhhhhhhhhhhhhhh, mierda!

—Listo, era necesaria una distracción. Gracias, Martha —Guiñó un ojo y levantó el bigote ya despegado del rostro de John.

—Maldito seas, McCa. Igual no puedo odiarte porque yo... te amo mu-

—Ya basta de bromas, John. ¿Qué diría Martha de nosotros?

—Que seríamos una gran pareja —comenzó a reir —Aunque ella debe preferir a la chica "zanahoria".

—Jane... pues pasaron algunas cosas

—Ya lo intuía, por algo esa voz tan triste por teléfono. Cuéntame todo.

En la sala, hablaron de lo que pasó con Jane, las peleas constantes y los horarios tan complicados que tenían ambos como artistas. Martha los observaba y a veces se acercaba a ellos para recibir caricias en su cabeza. John también reveló algunos inconvenientes en su matrimonio pero no quiso deprimir más a su amigo por lo que prefirió contar algunos chistes. Ambos un poco más animados  tocaron un poco de música y últimar detalles de ciertas canciones hasta altas horas de la noche.

—Creo que me quedaré a dormir aquí, Paul.

—Oye tienes tu casa.

—Quiero estar contigo.

—John...— levantó una ceja no tan convencido

—Bueno , la verdad hoy no me da ganas de regresar a casa.

—Entonces ve al cuarto de invitados.

—Esta bien y también me llevare al peluche.

—¿Peluche?

—Osea a Martha.

—No molestes, John.

—¡Martha, ven!

Martha lo observó, luego a Paul y se quedó sentada donde estaba.

—¡JAJAJAJA! —rió Paul

—Bueno... solo quería compañía —se fue triste.

Paul, aprovechando que John se había ido, llamó a Jane, y ella respondió.

¿Aló?

—Jane...hablemos. Creo que estuvimos muy alterados antes y...

No, Paul.. creo que necesitamos un tiempo... Yo.. viajaré, para despejarme.

—Jane... por favor no te vayas.

Mi vuelo ya sale...adiós Paul.

(narradora Martha)

Tras esa llamado, lo ví más afligido que antes, ahora sus ojos se habían apagado. Me dio las buenas noches y se fue a su habitación, dejando la puerta abierta ya que siempre lo despertaba por las mañanas con mis ladridos o con suaves lamidas en el rostro. Realmente deseaba tanto abrazarlo y consolarlo, decirle unas palabras de ánimo, pero me era imposible. La única manera era siendo... humana.

—deseo..deseo..deseo ser humana— me dije.

—jijiji hola, Martha—

La voz de antes volvió a aparecer. Esta vez no me rendiría, ¡la iba a encontrar!

—¡Tú! —respondí.

—Esperaba a que dijeras las palabras mágicas.... tú deseo se cumplirá.













Martha my dear ♥  | The Beatles fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora