[ UN MEJOR COMIENZO ]

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El olor a agua oxigenada y a medicamentos lo despertó, giró la cabeza a la derecha encontrandose con su hermano, a su lado, había un hombre que no había visto nunca.

- Sherly, al fin despiertas.

- ¿Cuánto tiempo he estado dormido? - Susurró cerrando los ojos, los parpados le pesaban al igual que todo su cuerpo.

- Dos días, con este dos y medio. Son las 17:34.

- Tú siempre tan cronofóbico.

Habló el hombre desconocido con una sonrisa y abrazando el brazo de Mycroft, cosa que sorprendió al menor, generalmemte no deja que nadie le toque sin su permiso.

- ¿Quién es?

Vio a Mycroft abrir la boca pero las palabras salieron del otro hombre.

- El hombre al que sacaste de la cárcel.

De la sorpresa Sherlock se sentó y miró fijamente al castaño.

- ¿Eres... Albert?

Cuando asintió, el detective se dejó caer en la cama con un alivio enorme que no duró tanto pues recordó la sangre del silenciador y volvió a sentarse.

- ¿Dónde está Liam? - Miró a su alrededor.

- En la habitación de enfrente, se le abrió la herida camino al hospital. - Respondió Mycroft.

- ¿Me.. Me llevó en brazos?

- Más que en brazos yo diría espalda pero sí, te llevó él. Fue todo un milagro que aparecieran vivos. - Dijo Albert.

- Necesito verle. - Se levantó con dificultad, cuando menos se lo esperaba ya estaba Mycroft frente a él, sujetando sus brazos

- Lo que necesitas es descansar.

- No descansaré sin verle. - Miró con el ceño fruncido.

-Venga Micky. - Quiso convencer Albert.

- Pero- agh vale. - A regañadientes ayudó a su hermano llegar hasta la puerta y ahí le dejó que andara por libre.

Sherlock entró a la habitación de William sin tocar la puerta, al verlo tumbado con los ojos cerrados tuvo cuidado al acercarse, para no despertarle.

- Me alegro de que estés bien... - Giró su cabeza y siguió el cuerpo contrario sentandose con la mirada.

- Estás despierto Liam. - Sonrió.

- El médico me había dicho que tal vez perdías la memoria, recibiste muchos golpes en la cabeza. - Habló con pereza y alzó la mano hasta su mejilla.

- Pues se ha equivocado, recuerdo hasta el último poro de tu cuerpo. - Posó la mano sobre la pálida. - Gracias por llevarme hasta aquí, te has arriesgado.

William suspiró y miró al techo. - El amor es arriesgado... Y tú, gracias por sacar a mi hermano. Tuviste una buena idea al esconderlo debajo de tu pantalón.

- Hombre, no sospecharía si yo tenía un paquete más grande. - Dijo Sherlock con una amplia sonrisa.

Rieron al mismo tiempo que se miraron fijamente a los ojos y no dijeron ni una palabra, el rubio cortó el silencio con un ligero "bésame", necesitaba algo que lo llenara de pasión y que no pensara más en la muerte de su profesor y un segundo padre para él. Sherlock obedeció y besó sus labios lentamemte mientras acariciaba su mejilla, haciendolo, notó humedad en ella y se separó rápidamente para ver qué ocurría, algo que era inesperado por supuesto, era que esa humedad provenía de sus ojos escarlatas.

- Eh, Liam.. - Volvió a pegar la mano en su rostro.

- Jack... - Murmuró. Agachó la mirada, era inútil ocultarle algo al Holmes, de solo mirar esos ojos brillantes le produce una conmoción en el corazón y siente, por más que lo intente, que no puede ocultarle algo tan doloroso como lo es la muerte de Jack El Destripador.

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