Al día siguiente volvió a entrar a su habitación sin indicios del nerviosismo e inseguridad anterior.
En la cama lo vio dormir, se fijó en su expresión relajada al igual que su respiración, pero sobretodo en sus labios entreabiertos cuales se movían ligeramente, no dejó de mirarlo hasta que fue consciente de sus propios pensamientos.Se ruborizó ligeramente mientras miraba al suelo evitando el pensamiento, no, el deseo de juntar sus labios con los suyos.
- Joder. - Murmuró frunciendo las cejas en pena mientras se apretaba el puente de la nariz y los ojos.
Dejó la bandeja del desayuno de una vez por todas sobre la mesita y volvió a mirarlo casi inconscientemente.
- ¿Qué haces?
La voz susurrante de John sonó desde la puerta, se giró sabiendo ya que estaba ahí y se acercó a él en silencio.
- Dejarle el desayuno. - Respondió mirando al rubio aún dormido.
- Sí, seguro. - Sonrió divertido.
Sherlock volvió su mirada achinada a la de John ante su tono sarcástico.
- No me mires así, he visto como te quedaste quieto mirándolo. - Miró de reojo al rubio quien les dio la espalda.
El movimiento puso en alerta al detective.
- Fuera. - Ordenó Sherlock.
Posó la mano en el pecho del doctor y lo fue empujando hacia fuera hasta que cerró la puerta a su espalda.
William, que despierto estaba desde que dejó la bandeja, se levantó con sutileza y se acercó a la puerta lentamente a causa de su pierna herida y con cuidado de ser escuchado, ignorando el hecho de que esté desnudo. Acercó la oreja a la puerta, de lo que estarían hablando no podía perderselo.
- Sherlock, esto es nuevo para ti y lo entiendo. - Sonrió triste.
- Ni siquiera Irene fue cap... No siento nada por él John. - Frunció el ceño aeriamente.
- Es comprensible que lo niegues, todos lo hacen.
- Yo no entro en la categoría de "todos" - Se defendió.
- Pero si humano, bueno... Algo así.
Sherlock ignoró lo último dicho y suspiró mirando hacía la puerta.
- Si yo y él.. - Carraspeó girando la cabeza hacia John pero manteniendo la visión hacia el suelo. - No lo entiendes John, él ya está sufriendo, si lo mantengo aquí conmigo solo empeorará.
- No, créeme. - Animó John agarrandole de los hombros. - Esta cabaña te está consumiendo y su pasado a él, tenéis que hablar... Llevas años sin hablar con alguien que no sea yo, tu hermano o contigo mismo. - Vio al detective volver a fruncir el ceño. - Ya has ignorado por mucho tiempo que esta casa no te está matando.
Sherlock alzó la mirada nostálgica.
- No dejaré mi casa.. ¿Cuándo te irás?
La pregunta frustró al doctor que tras un bufido volvió a hablar.
- Serás inteligente pero no te das cuenta por lo que pasan los demás por ti. - Dijo antes de irse apretando los puños.
William escuchó la puerta principal ser cerrada con fuerza y corrió lo más rápido que pudo (que no era tanto) hasta la cama y volver a la posición de antes.
Sherlock entró a la habitación con una sonrisa fingida pero radiante, con un cigarrillo entre los dedos se acercó a la cama.
- Que olor más insoportable. - Comentó William por lo bajini.
- ¿No te gusta? Juraría que tu fumabas. - Agarró ropa para su parte inferior y se la dejó sobre la cama.
- Exacto, fumaba. - Sonrió y el peliazul lo imitó, por unos segundos sintió alivio al no recibir una sonrisa incómoda, falsa. Como con la que entró.
- ¿Te refieres a que fumabas después de.. - Carraspeó. - La.. Muerte de tu hermano? - Comentó, y vio su expresión apenarse por el recuerdo. - Lo siento no deberí-
- No, está bien.. Me... Me gustaría hablar de ello. Sin embargo tú también hablarás de ti, no puedo estar más en la casa de un extraño, quiero la cabaña de un amigo. - Habló sin pelos en la lengua.
Sherlock abrió los ojos como platos ante la sorpresa e inesperada respuesta. Cedió sentándose a su lado manteniendo la distancia para que no se repita lo mismo de antes, cosa que notó el rubio.
- Adelante, empieza tú, ya me dijiste mucho sobre ti. - Sonrió.
- Pero que te quede claro que solo te dije lo que quería que supieras.
El otro amplió la sonrisa y frunció el ceño.
- Lo quiero saber todo de ti, sino, lo averiguaré. - Su respiración comenzó a agitarse y sin darse cuenta acercó su rostro al rubio. William, por otro lado, notó la respiración en su mentón que le hizo enrojecer.
- Inténtalo. - Retó, en su interior esperaba con ganas a que esos labios salvajes chocaran con los suyos con tal intensidad que hasta le convencería de seguir. Cuando en el fondo se dio cuenta que no iba a hacer acto, se vio mirando con deseo a los labios del anfitrión. Un deseo que no era compatible con su persona, y eso no lo comprendió del todo. Notó al peliazul muy quieto y alzó la vista.
Los ojos de Sherlock se vieron asustados, rápidamente, preocupado se alejó un poco.
- ¿Señor Holmes?
-¿En qué estaba pensando? ¿Qué he estado a punto de hacer? - Apretó los ojos. - Mierda... Disculpa. - Susurró. - Estaba a punto de.. - Para cuando abrió los ojos, ya estaba ruborizado y con la mirada pegada a sus labios.
Solo fue hace unos segundos cuando quería lanzarse a su boca y joder que si lo haría, sin embargo era darle la razón a John. - Yo.. Lo siento... Me he quedado paralizado un momento.- Déjalo, lo entiendo. - Se dirigió a él con una sonrisa. Se apoyó en la cabecera y volvió a hablar. - Voy a empezar preguntando entonces.
Sherlock asintió, suspiró y miró al frente, una triste pared de madera tapada por un armario igual de oscuro que la pared.
- ¿Por qué se suicidó? - Achinó ligeramente los ojos atento a la mirada zafiro.
- Creo.. Creo que fue mi culpa. - Frunció el ceño dudoso.
- ¿Lo ponía en el diario? - Acercó un poco su mano a la contraria pero se detuvo al creer que era mala idea.
- Aún no llegué a una explicación clara pero en un párrafo decía que aún que me amara le había hecho mucho daño
- ¿No te mudarás?
- ¿No lo escuchaste ya de mi pelea con John? - Lo miró de reojo.
- Quiero escucharlo de ti. - Ladeó la cabeza.
- Esta cabaña era de mi madre, ella hubiera querido que me la quedara. No me digas lo mismo que John. - Giró su rostro que reflejaba nostalgía.
William achinó los ojos intentando mirarle a la cara discretamente, optó por desviar su atención a la ventana y cambiar de tema. Sin embargo, la primera pregunta que se le vino a la mente le coloreó las mejillas de carmesí.
- Ayer.. - Empezó con una voz tranquila. - Estuvimos a punto de-
- ¡La hora!
William lo miró con una ceja levantada aún ruborizado.
- Tengo que irme. - Se levantó apresuradamente
- No son necesarias las excusas. - Habló deteniendo sus pasos de inmediato.

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SALVADO
FanfictionHabía tocado un día soleado y precioso para quitarse la vida, las cistas y los sonidos del medio ambiente le abrazaban la tristeza dándole más confianza para saltar. Días después, despierta en la casa de un desconocido. ¿Cómo acabó ahí? Con un hombr...