- ¿Por dónde empezamos? - Preguntó Sherlock con tranquilidad.
Estaban en la cama de William atentos al techo como si fuera a hacer algo interesante, con la ropa puesta por supuesto y una tensión que se escondía detrás de la sosegada expresión.
Lo único que llegaron a hacer fue un beso que a Sherlock le puso más que nervioso.
- Empieza tú.. ¿Qué tipo de experimentos? - Preguntó el otro con la misma tranquilidad, se llevó las manos al pecho y el techo que veía fue tapado por el humo que desprendía el cigarrillo del detective, el humo pasaba como un río a cámara lenta sobre él hasta llegar a la ventana.
- A saber... - Tomó otra calada. - Intento crear cura o nueva droga.
- ¿Y cuáles son tus sujetos de prueba? Porque me imagino que tendrás ¿no? - Lo alcanzó a ver desde el rabillo del ojo con el cigarrillo en los labios y el ceño fruncido.
Sherlock tardó en contestar, sabía que William sospechaba de sus métodos para la experimentación ya que no vio por ningún lado a ningún animal... Ni a ninguna persona.
- Yo mismo. - Cerró los ojos. Escapaba de la reacción ajena otra vez. Notó su cuerpo sentarse de repente por la sorpresa. - No te preocupes, soy cauteloso, sé medir la dosis y nunca me paso. - Habló rápido antes de fumar.
William se volvió a tumbar.
- Me toca. - Desprendió el humo dejando tenso al otro. - ¿Qué me ocultas? - Giró un poco la cabeza para mirarlo de reojo y sonreirle.
- ¿Podemos dejar esto para otro momento? Es una historia muy larga.
Al escuchar un de acuerdo suspiró aliviado, se sentía egoísta por solo preguntar él pero si Sherlock le entendía sabría que aún falta para soltarlo todo. Aún que sean solo unas horas.
Sonrió nervioso, fijo en el humo que aún fluía, el otro lo imitó.
- Irene... Quiero saber sobre ella. - Sintió sus manos sudar y se las limpió contra el pantalón evitando toda evidencia de cómo de nervioso estaba. Pero fue tarde.
- Ella, es... Complicado. - Sherlock ya vio como sus manos eran limpiadas y sus labios mordidos fugazmente. - ¿Nervioso? - Pensó alzando una ceja. - Te lo contaré.
Asintió lentamente.
- Irene y yo tuvimos un encuentro hace años, mi hermano me la había presentado para no estar solo cuando John se casó, que me lleve mal con ella ahora es porque me engañó. En nuestra primera noche me robó dinero. - Tomó una larga calada que soltó con un suspiro.
- ¿Cuánto te quitó? - Cerró los ojos apenado.
- Ahh.. 1.000.000 de libras que ella misma me dio para un caso. - Desvió la mirada hacia la puerta avergonzado. ¿Pensará que soy un tío fácil? ¿un hombre sensible al que manipular? Se tensó, sonaba peor para él en voz alta.
- Oh... - Abrió los ojos de la sorpresa y rápidamente mantuvo un silencio denso, dedujo que era un tema personal y sensible por su reacción, y que no quería mirarlo. Desde el primer día en el que lo mostró, se dio cuenta de que no le gustaba que lo mirasen estando deprimido, avergonzado o inseguro ¿cree que pienso mal de él?
Le acarició el hombro pero este no le miró, no insistió pues solo se conformó con su mejilla izquierda.
- ¿Qué pasó después?
- No respondí a ninguno de sus mensajes y después de unos meses supe que se había casado con mi excasera. Salió en la tele, uno de los pocos matrimonios homosexuales.. - Fumó más de su cigarrillo, tras soltar el humo giró la cabeza hacia el rubio, no predijo la distancía que tenían y por eso ahora estaban a punto de darse un beso esquimal con el otro. - Perdona.. - Miró al techo, sus ojos fuego le ponían más nervioso que cualquier cortesana en el mundo.
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SALVADO
FanfictionHabía tocado un día soleado y precioso para quitarse la vida, las cistas y los sonidos del medio ambiente le abrazaban la tristeza dándole más confianza para saltar. Días después, despierta en la casa de un desconocido. ¿Cómo acabó ahí? Con un hombr...